Existe un mito muy extendido, desde tiempos inmemoriales, sobre el desherbado en la agricultura, que debemos entender y profundizar dentro
de nuestro ámbito de Agricultura Natural. Las plantas fueron domesticadas,
desde hace miles de años, gracias a la selección, su aislamiento con otras
especies de plantas y su conjunción dentro de las mismas especies. Esto provocó
el cambio genético necesario para que fuese más favorable y comestible para el
humano.
En libros ya publicados y el próximo por venir, hemos
tratado y trataremos sobre la domesticación natural, como aquel espacio vital
donde el humano interviene relativamente, conservando la especie a la vez que
permitimos que la naturaleza también intervenga, manteniendo lo que llamamos la
hermandad entre especies. La unión que provoca que nazca la vida. Se trata de un camino medio que no tiene nada que ver
con la absoluta intervención ni con el absoluto silvestre. Algo que, en la
práctica, ya se ha comprobado su gran amplitud.
Desherbar para plantar nosotros (al igual que hablar de desarbolar, que es lo mismo), es destruir lo que la
naturaleza ha creado, no permitiendo que la hermandad necesaria saludable se produzca entre las
plantas, manteniendo, además, distancias de seguridad entre las plantas de
cultivo, para que cada una se mantenga como un soldado, en un aislamiento casi
total. Estas plantas están tristes, enferman muy fácilmente, crecen artificialmente más de lo
que es normal, necesitan de químicos para sobrevivir, etc. Esta actitud lo debilita
todo, un camino que acaba en la destrucción, el desierto artificial absoluto.
En la foto podemos apreciar un conjunto de remolachas,
pepinos, tomates, pimientos, entre otros, que conviven con malvas, una silvestre
comestible y muy nutritiva, que vino sola y que se hermana al conjunto,
permitiendo la interacción necesaria de convivencia del camino medio.
Hagamos analogía de la falta de hermandad en cada uno de los
seres vivos de esta tierra y entenderemos la profundidad de una parte de la esencia de la
Agricultura Natural, de la alquimia natural consciente.