Para poder observar lo que sucede en la Naturaleza y poder actuar en el camino integrado, necesitamos espacio, tiempo y silencio. Si nos encontramos accionando y pensando cada instante de nuestras vidas, sin permitir ese espacio y ese silencio, no permitimos que la Naturaleza actúe en su libre disposición y no podemos, por ello, tomar la correcta acción armoniosa con Ella. Nos encontramos en el ámbito del “no hacer”, quinto principio de la Agricultura Natural.
Los cuatro tiempos de la Vida Natural Consciente, se
expresan a través de las cuatro estaciones; caminan lentas, espaciosas y
múltiples, pero se reducen y perciben como si fueran sólo cuatro días al año
para un agrohabitante, al contrario que para los habitantes
artificialistas, que viven 365 días demasiado rápidos. Para un agrohabitante, el
invierno es la estación del año, ese día unificado, que implica mayor
preponderancia en el descanso físico, el recogimiento, la lectura, las
meditaciones analíticas y de contemplación, la preparación de las conservas, las
tinturas y otros preparados naturales de importante uso, las reuniones íntimas
alrededor de la chimenea, etc. Pero también, sobre todo, para lo que es el
ámbito del cultivo natural, es el tiempo de organización de las semillas y
otras reproducciones, como podrían ser las estacas de ciertos árboles.
En la segunda imagen que hoy muestro, podemos ver la zona ya
organizada, donde se conservan las semillas de este año y la de otros que aún
son útiles y que se han ido acumulando a través de muchas estaciones. En una
primera imagen, tenemos el escenario que podemos percibir desde la ventana de
este estudio, en un día precioso de lluvia y frío de finales del otoño montañés
del sur peninsular.
Deseo aprovechar este escrito para también recordar, un
tema de suma relevancia relativo al sexto principio de la A.N. del bosque
Natural de alimentos (b.N.a.), sobre las formas de accionar y pensar que hemos
llamado el “desde adentro hacia afuera”, basadas en la filosofía de la
indeterminabilidad de V.N.C. Cuando lo que percibimos de la naturaleza externa,
sucede en una forma llamada "de fuera hacia adentro" y reaccionamos en consecuencia a ello, en completa subyugación de esa realidad externa, nos encontramos
frente a un sistema cerrado, determinado y coaccionado que marca una realidad
invariable, sufriente, condicionada y completamente subyugada por la ignorancia.
Sin embargo, cuando hemos podido aceptar y entender que no podemos cambiar nada, en este mismo momento, de lo que sucede externamente ahora, y hemos podido también encontrar
ese espacio y silencio interior que permite contemplar lo que sucede allá
afuera, sin intervenir en ello -“no hacer”-, entonces, solo entonces, es cuando
podemos actuar dentro de una acción correcta y positiva -para la naturaleza y para el
humano-. Esa acción nace desde “adentro hacia afuera”, en un entorno de absoluta
pureza e integración con el mundo auténtico de vida. La gran magia es un espacio de vida que,
una vez realizada en experiencia, permite transformar toda la realidad eterna acontecida, desde este presente; y da cuenta de que todo, absolutamente todo, lo que sucede fuera de uno
mismo, es la maravillosa creación de nuestra mente.
La alquimia Natural Consciente trabaja, desde la Agricultura
Natural, ese ámbito de realización que desarrolla el alimento de vida, y lo hace sabiendo sobre
un presente y futuro creciente y evolutivo para la humanidad y la Naturaleza. Así, y como
ya nos advertiría el maestro, la A.N. no es solo el cultivo de las plantas,
sino también el cultivo espiritual de los humanos.
¡Abracemos -y abracémonos- con el gran conocimiento, alquimistas naturales y conscientes! Comencemos el viaje hacia afuera para que la Agrohabitura recorra cada rincón rural del mundo.
Nota: El concepto de Agrohabitura,, se encuentra ampliamente concebido en el Tratado de Agricultura Natural de próxima y pronta publicación. Esperemos que podamos hablar de ello profundamente en tiempos cercanos. Que así sea.