El maestro Fukuoka habló, profusamente, de la “no
discriminación”, refiriéndose a la necesidad imperiosa del ser humano, de templar
nuestra actitud analítica. La capacidad que tengamos nosotros de llevar esa
templanza, será la misma medida de integración con nuestro medio natural.
No debemos dejar de pensar y volver a ser ancestrales
salvajes, ¡ni mucho menos!; es este el mismo error que considerar que el “no
hacer”, nuestro 5 principio, es la absoluta no acción. Mantengamos claro que
los humanos hemos nacido con la capacidad para pensar y de actuar, con lo que
es, totalmente, imposible que pudiésemos dejar algo que está implícito en
nuestra naturaleza.
Pero no por ser lo que somos y realizarnos en ello, pensando
y haciendo, debemos afianzarnos en el instinto de auto-supervivencia que
destruye lo que nos toca desde fuera, por temor a perder nuestra integridad. Este
miedo, ciertamente sí ancestral, nos lleva a querer estar por encima de
cualquier otra manifestación de la naturaleza, con un sentir acomplejado que
quiere controlarlo todo con nuestra mente y nuestra acción consecuente. Esto
denota claramente un complejo de superioridad, que no es más, en realidad, que
un sentimiento de inferioridad, una terrible falta de consciencia y respeto. Y
esto nos crea muchos sufrimientos, a la vez que nos destruye.
Nuestra naturaleza verdadera, que es consciente, no puede ir
jamás dirigida allí, ya que la consciencia se mide gracias a la conjunción de
aquellas cualidades -hacer-pensar- con la cualidad también de la sensibilidad,
que son los sentidos naturales propios que nos conectan directamente con todo
lo que nos rodea, es decir, los naturales.
Por todo lo dicho, a sabiendas de que pensar y actuar son
las dos vertientes que se alejan de la Sensibilidad natural -5 sentidos-,
tales son los cánones artificialistas, no nos queda más remedio, si queremos
salvarnos a nosotros y al resto de las manifestaciones naturales, que disminuir
la fuerza de esa parte pensante y de acción. Y esto significa, y en esto nos
basamos en la Agricultura Natural, una fuerza hacia la “no discriminación” y el
“no hacer”, para dejar el espacio necesario para aumentar la fuerza hacia la
Sensibilidad natural, en un “sí tocar, sí oler, sí ver, sí saborear, sí
respirar, tal cual se manifiestan las cosas; sí, en definitiva, conectar
físicamente con el medio.
Lo más grande es que, una vez recuperada la sensibilidad
natural y realizada ella, el pensante y el hacer consecuentes son altamente
sensibles también, con lo que pensamiento (discriminación) y acción, se unifican
en una misma cosa. Y es eso lo que exactamente significa la Consciencia. No hay
más misterio. Todo ello fue tratado en los 2 libros de Vida Natural Consciente,
ahora, en el Tratado de Agricultura Natural, recién publicado, vemos explícitamente
las consideraciones prácticas, en toda su extensión, bajo los prismas de
nuestra acción consciente -pensante-sensible- (de cultivo, de alimento, de
medicina, etc.), con la Naturaleza. Recordamos que la Naturaleza somos nosotros
también, por lo que esas prácticas también relatan las acciones hacia nosotros (en
cultivo interior, en alimento, en medicina, etc.)
Qué mayor alegoría para el día de hoy, que la mesa de trabajo
junto las almácigas de nuestras semillas que fueron plantadas hace un mes y que
ya crecen lozanas...
¡Feliz primavera agrohabitantes del mundo,
pues la fuerza de la Agricultura Natural ya es una Agrohabitura para todos
los habitantes del campo; y ya está en marcha! ¡Celebrémoslo!