Las maravillosas bellezas que diseña la naturaleza, configuran
formas aparentemente asimétricas, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Con
miradas superficiales, o con aquellas que quieren controlarlo todo por una
imagen mental-abstracta matematizada, se ven solo imperfecciones allá donde hay
magníficas revelaciones perfectas. Nuestro ojo, con esta actitud, es bastante inacertado,
y nos revela numerosos engaños que no tienen, absolutamente, nada que ver con
la realidad que se nos presenta.
Tal es la ignorancia humana natural de estos tiempos, que
esas miradas, veladas y obtusas, queriendo mantenerlo todo bajo control, solo saben
construir más y más desorden en el mundo, creyendo que sus acciones son la
perfección, no dándose cuenta que la única voluntad humana que existe, es poder
actuar en beneficio de la vida. Una vida que se produce sola, por sí misma, a
través de nosotros y con tales acciones sobrevenidas del dejar hacer, pero sin
nuestra insolente intervención que intenta destruirla, no permitiendo que ella -la
Vida- se manifieste; tal como ya ha sido revelado en la Tierra filosofal
de la Tabla Natural Consciente.
La Naturaleza construye todo en una auténtica perfección y orden,
nada hay que modificar ahí, no hay nada que tocar. Todos los organismos vivos
del planeta tierra, están vivos precisamente por la gran capacidad innata que
tienen de vivir en su libertad de ser vivo, con su propio movimiento e interacción constante de los otros seres vivos, también con su propio movimiento. No hay
enemigos, no hay nada que temer que haya sido creado por el gran y misterioso
orden del Universo. A lo que sí hay que temer, y que debemos afrontar con
valentía, es esas miradas ignorantes humanas que construyen mundos de fantasías
amenazantes, coaccionantes -contra la voluntad esencial- y destructivas, de esa
vida en libertad de movimiento. Es ese el gran peligro de la humanidad.
Es por ello, que la Agricultura Natural, de vida Natural
Consciente, que implica la interacción del cultivo completo, espiritual -inmaterial-
y de la naturaleza material, pone su mirada en ese dejar hacer, en esa libertad
que lleva implícita la vida misma, por sí misma, que queda salvaguardado en el
principio n 5 de la A.N.
En la imagen que presento hoy, podemos apreciar,
someramente, el increíble orden natural creado en conjunción armónica por los
lupinos, las coles, y las habas, entre otras maravillas vegetales comestibles y
silvestres, devenidas por su propia naturaleza y la naturaleza de un humano en
acción respetuosa.
Feliz luna creciente de febrero.