A la luz de los crisantemos, que nos deleitan los sentidos en su contemplación y los sabores de nuestros platos exquisitos, recogen el abrigo de esas semiluces del abedul, los arces japoneses y otras arboledas, los diferentes frutos que nos dan las hierbas aromáticas. Sublimes recolecciones de esos mirtos olorosos para las tinturas, próximas flores de iris y tulipanes que renacerán en unas cuantas semanas.
Y, peregrinando por esos rincones, mientras vamos comiendo las deliciosas flores de romero, recolectamos las melisas, las saturejas alpinas -poleo montesino-, las hierbas luisas, las mentas y hierbas buenas, las mejoranas y oréganos, los últimos marrubios,...Un sinfín de hermosuras al paladar y al olfato, que nos acompañarán, durante las largas veladas de los tiempos fríos y el recogimiento, frente al apacible fuego de la chimenea. Por una Vida más Natural y Consciente!
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