Las imágenes que hoy muestro, pertenecen a un sector del
Jardín Natural Jamchen, que hemos llamado “El rincón oriental”. Se expresan árboles
donde aparecen preponderantes, los rojos otoñales con especies no autóctonas
venidas de Oriente. Sólo en este espacio, nos encontramos con unos 32 tipos de árboles.
Estas especies no autóctonas se encuentran completamente
naturalizadas. Igual que un pájaro traslada las semillas a los diferentes lugares,
los humanos también colaboramos en esta labor de integración y expansión. Según
mi observación, muchos árboles de ecosistemas variados, consiguen adaptarse
perfectamente al medio, independientemente de donde nos encontremos, si gozan
de la diversidad suficiente. Y, lo más importante, una vez naturalizados, árboles
que necesitan de lluvias abundantes, conservan, por sí mismos, en el seno de la
tierra, la humedad de la tierra necesaria para su propia supervivencia, lo que
permite que apenas tengamos que regar, manteniendo, incluso, muchos de los
frutales compañeros también.
Por lógica supina, para realizarnos en la Agricultura
Natural, no necesitamos de tan alta diversidad si no queremos; los
acontecimientos de este lugar, han dependido de motivaciones personales, sin
embargo, podemos estar seguros que, cuanta mayor sea esta biodiversidad, cuanta
más protección daremos a nuestro bosque Natural de alimentos.
En el otoño hay una despedida del sol, que va templando su
fuerza dirigiéndose hacia el invierno frío. Del mismo modo que es tan hermoso
contemplar los rojos atardeceres, que es cuando el sol se despide del día,
podemos sentir ese “hasta pronto” estacional del astro rey, en el inmenso
universo de rojos, naranjas, amarillos y morados, todos ellos, colores calientes.
Que el rojo otoño sea pues, la alegoría que nos recuerda la
vida expresada en toda su inmensidad, a través del ciclo que lleva a esa vida a
la misma muerte, que no es más que el descanso y la regeneración necesarias para un nuevo amanecer,
para una renovada vida nueva que se repite constantemente, una y otra vez. Comprendemos que el preludio a la muerte, expresado en el otoño con toda su intensidad de colores calientes, es el anuncio de la nueva vida que está por venir.
Nos despedimos con estas hermosas imágenes de un bosque
Natural de alimentos ya completado, ensalzando aquellos viejos ensueños que se
muestran ahora en una realidad viva y realizada. Directamente ante nuestros
ojos, con todos los sentidos puestos en ello, los preciosos naranjas de los
kakis fundiéndose entre los verdes intensos de los laureles, los amarillos
soleados del rey abedul, los universos calientes del liquidámbar expresando sus
bellísimas tonalidades frente al verde limpio de los bambúes. Mirtos, enebros
chinos, árbol de Júpiter, poincianas, perales, cerezos, granados, el lindísimo aligustre
de China agazapado entre los pinos limoneros, la dulzura de la tuya esmeralda, …
Celebremos esta gran expresión que la naturaleza nos brinda.
¡Por una vida más Natural y consciente!
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