domingo, 15 de agosto de 2021

El jardín del Edén

 


Andemos un paso adelante y démonos cuenta de que la Agricultura Natural de domesticación, que dio lugar a la civilización humana, en su sentido positivo nació gracias a la cercanía con los grandes ríos. En la cultura de Occidente, el Tigris, el Éufrates y el Nilo, fueron los grandes motores de la abundancia y la pasión por la creación de los jardines ornamentales y alimentarios, que fueron base de la recreación del Edén, del paraíso que nos fue robado.

Desde Mesopotamia y Egipto hasta nuestros días, el ser humano ha aspirado siempre a su propio origen, el bosque donde todo está dado, intentando alcanzar, con sus esfuerzos y a través de su ensoñación, la ilusión de vivir en el paraíso perdido.

La arquitectura y los jardines fueron las articulaciones reales de tales aspiraciones durante milenios, pero hubo un punto de inflexión en el camino que dio lugar a otras aspiraciones inversas. Esto es: la ilusión y el deseo de ser Dios, de creerse “todo poderoso” por encima de su propia Naturaleza misteriosa y otras naturalezas misteriosas, que ya son dadas.  Apenas unos pocos siglos nos separan, dejando de lado todo el recorrido ganado hacia el Edén.

Así decía el escriba Enii, sobre el 1.580 a.C.:

“haz a tu gusto un jardín, rodeado de parterres; además de la tierra de labor, planta en él árboles, que será un abrigo para los alrededores de tu casa; llena tu mirada con todas las flores que tu ojo pueda contemplar, porque no hay que privarse e ninguna de ellas, es motivo de felicidad no dejarlas de lado”.

Los mesopotámicos y los egipcios dejaron ver hermosos jardines para el placer, el rito y la alimentación, y usaron los recursos de su mente, es decir, la técnica -tecnología-, para llevarlo a cabo. Pozos, estanques, canales de distribución del agua, traslado del limo, etc., fueron estimables creaciones de la mente humana para la realización mundana el paraíso en esta tierra. En unos principios, pocas veces se alejaron de los ríos y se adentraron en el desierto con esa pretensión. Y las veces que lo hicieron, el desastre terminó por acabar toda civilización y toda Naturaleza fue destruida; Petra es un ejemplo de ello. Al final, la excesiva explotación sin tener en cuenta a la Naturaleza, dio lugar a la misma suerte, con lo que el artificialismo cobra siempre su moneda de cambio: la autodestrucción.

Toda tecnología, por muy avanzada que esta sea, jamás podrá dominar la misteriosa fuerza de la creación natural. Toda vez que el humano pretenda controlar lo incontrolable con sus artificialismos varios, la Naturaleza irrumpirá sin contemplaciones y destruirá tal intención, incluido todo el tesoro que nos fue dado inicialmente.

Los ríos y bosques que nos han sido dados por su propia naturaleza, aún con el prudente provecho humano, han de ser conservados con toda su pureza, tal cual han sido revelados, y todas las tierras, aires, aguas y bosques modificados y destruidos, han de ser recuperados, para que la Naturaleza pueda, de nuevo, mostrarnos el camino al Edén; de no ser así, Ella nos mostrará el infierno. Es ese el designio de los humanos, por ello, la conservación, la recuperación y la recreación, es el camino de todo ser Natural y Consciente, y la Agricultura Natural pone objetivo primordial en ello, en desarrollo material y espiritual.

En el Tratado de Agricultura Natural quedó revelada la Tierra Filosofal. Aquello que no fue visto aún en los albores de la civilización, por el maestro de maestros, Hermes Trismegisto, con su Tabla Esmeralda, donde reinaba el oro, hoy cobra otra claridad para el devenir humano. Con la Tabla Natural Consciente, lo que reina ahora es el alimento de vida, que es el oro “simbólico” sutil y evolucionado; en contraposición de la transmutación de la piedra en oro -piedra filosofal-, lo que debe ser transmutado es la tierra -que es la piedra más sutil-, en alimento de vida -Tierra Filosofal-.

Averiguad qué significa alimento de vida y habréis encontrado el camino auténtico a la Tierra Filosofal. La sabiduría eclosionará en vuestras mentes, y siendo realizable, material y espiritualmente, por muchos, un nuevo paradigma humano, sin duda alguna, vendrá y nos mostrará el más hermoso de los paraísos en esta misma tierra, tal como fue designado por la providencia.

Que así sea entonces.


viernes, 4 de junio de 2021

Desde adentro hacia afuera

 


Hasta el día de ayer, Jardín Natural Jamchen, que hace unos veinte años era un desierto con algunos almendros, logró abarcar unos 7.000 metros cuadrados de bosque Natural de alimentos (bNa) en estado de climax. Un espacio de naturaleza donde se practica Agricultura natural que, salvo algunas pequeñas zonas aún no acabadas, ofrece una amplia diversidad en todos los estratos posibles, desde el suelo hasta los aires, con más de ciento veinticinco diferentes especies de árboles, silvestres y frutales, y muchísimos más de arbustos pequeños, hortalizas, aromáticas y una vasta gama de leguminosas y otras silvestres de cobertura.

Hasta el día de ayer, Jardín Natural Jamchen, como bNa casi completado, denso y verde que es, daba sobradamente alimento de hortalizas y frutas a una familia, y podía mantener, además, un pequeño suministro a algunos vecinos que podían comprar en un grupo de consumo natural que fue creado desde aquí.  

Pues bien, en el día de hoy, comienza un nuevo reto para este jardín, ya que hemos adquirido una nueva parcela colindante en estado total de abandono. JNJ contendrá ahora una hectárea de terreno, con lo que el nuevo 30 % se integrará al total de nuestra responsabilidad, según lo establecido en el principio de bosque natural de alimentos y los esfuerzos que quedan para lograr de nuevo la completud que perdemos con esta integración, no son pocos.

Con este proyecto, este espacio intentará demostrar que el concepto de bosque Natural de alimentos, según la Agricultura Natural de Vida Natural Consciente, se puede amplificar más allá de nuestras propias fronteras. Esta es la forma que la AN actúa, no crea espacios acotados, aislados y estrechos, de élites o de aparentes desistematizados, sino espacios y lugares de Naturaleza y de práctica de vida rural auténtica, totalmente amplificables y abiertas al mundo. Los bNa, con su fuerza propia, son como centros de vida verde que generan más vida hacia afuera, como corazones que pulsan la sangre, con toda su fuerza de existencia, a todo el cuerpo que representa, hasta la punta de los dedos. Tales cuerpos que se generan, a su vez actúan hacia afuera sin perder, en ningún momento, su identidad, logrando una fuerza poderosa a favor de lo auténticamente natural, que no contempla ningún rasgo de artificialismo y que se encara con dignidad a él.

Si todos los agricultores de este país, y más allá de este país, practicáramos la Agricultura Natural, todo el espacio, desde una punta a la otra, sería un maravilloso vergel de convivencia lleno de pura vida. Algo que nos merecemos y que la Naturaleza fuera de nosotros también merece.  No dejemos nunca de practicar Agricultura Natural, amplifiquémonos en esa fuerza verde. Depende exclusivamente de nosotros agricultores, gentes humildes que vivimos en el campo, para el campo y por el campo.

En la imagen primera que muestro hoy, observamos los altos de la nueva finca que lindan con el bNa, en esta zona cumpliré con un sueño, que será albergar, suficientemente amplia y desde sus más tiernos comienzos, una viña con especies autóctonas, que aspira a estar completamente integrada en el futuro bosque. En la imagen segunda es la parte media, una zona preciosa con ambiente chinescos, donde intentaremos vivificar el aspecto contemplativo, entre arboledas de nogales, avellanos y, seguramente, pinos asiáticos que se alzarán con sus movimientos curvos y sutiles entre las rocas. La tercera imagen, es la parte baja de bancales antiguos, donde, como ya conocemos y es habitual, estarán los frutales más delicados, también integrados con su parte silvestre.  

 


jueves, 20 de mayo de 2021

Confiar en la Naturaleza

 

Masanobu Fukuoka, padre de la Agricultura Natural, habló muchas veces de la “no discriminación” en términos de pensamiento, sin embargo, él uso bastantes recursos de razonamientos, tanto de filosofía como técnico-científicos, para defenderla y promoverla. ¿Qué es lo que quiso el maestro decir con la“no dicriminación” entonces?

Estos temas han sido tratados extensamente en los libros de Vida Natural Consciente, pero conviene repasarlos a menudo, para ir cortando aquellos flecos sueltos que quedan todavía en la mente de algunas personas, sobre todo, en las no afines a la AN.

El ser humano es pensante, no puede jamás dejar de serlo, intentar anular esa parte sería ir en contra de la propia naturaleza humana, lo cuál sería algo innatural. La cuestión entonces es el cómo, el por qué y la cualidad y la cantidad de pensamiento que llevamos en la mochila y que seguimos fabricando. La “no discriminación” fukuokiana no significaba el “no pensamiento”, sino en el pensar correcto, según los términos naturales y conscientes. Este pensar correcto, para Fukuoka, consistía en dejar de lado el análisis científico demoledor, dentro de la acción agricultora, para dar paso a un devenir natural que confiaba en la naturaleza y que permitía su propia expresión. Para las filosofías de VNC, se habla de una templanza de esa parte analítica objetivista de la ciencia, para dar entrada a una analítica sensible, conectada con la Naturaleza y su realización práctica, que compensan la otra parte y que no renuncian del todo a la parte necesaria objetiva; pero, sobre todo, que siguen confiando y respetando también tal devenir natural y su expresión.

El conocimiento humano tiene unos parámetros de lógica para considerar que tales o cuales razonamientos, son válidos o no lo son, y, suelen ser determinantes para designar la realidad que vivimos, pero no son, necesariamente, absolutas. En los casos de algunas disciplinas deterministas extremas, sus cauces son tremendamente alienantes, dentro del ámbito de la ciencia y de sus filosofías, pues tienden a totalizar las determinaciones en forma de ley totalitaria, pretendiendo abarcar términos de veracidad y verdad, dejando el razonamiento lógico correcto y posible, anulado a su propio antojo de ciencia o filosofía, es decir, con un conocimiento absolutista, que no permite lo subjetivo ni lo objetivo flexible, apoyado en lo absolutamente objetivo.  

Lo humanos, tras los excesos totalitarios de la segunda guerra mundial, aprendimos –o debiéramos haber aprendido-, que ningún razonamiento lógico, por muy validos que fuesen, debería considerarse como “verdad”, sino que nos moveríamos en términos de realidad relativa, de razonamientos lógicos correctos flexibles, fuesen estos objetivos o subjetivos, o ninguno o ambos; es decir, que siguen el canon lógico establecido, y que son perfectamente válidos para determinados ámbitos, pero siempre abiertos a ser cambiados, en un devenir natural y evolutivo, teniendo la subjetividad -relatividad- en cuenta, aún con la objetividad necesaria. Esto ha sido defendido, y ampliamente ensayado, desde aquella segunda guerra, por numerosos filósofos estetas, entre los que me encuentro, y lo que se pretende es que ningún razonamiento sea un absoluto que implique términos de verdad, sino que puedan abarcar ámbitos flexibles de comprensión y acción dentro de una continuidad cambiante posible.

Así, por ejemplo, ante una afirmación -determinista y totalitaria- que expresa que “todo lo que existe es Naturaleza”, porque somos naturaleza y por tanto nos incluye con todo el paquete; nosotros, razonamos, en experiencia consciente y de naturaleza, que tal afirmación no es correcta -ni verdad-, en tanto que, siendo así, se justificaría cualquier acción, y sabemos, por comprensión y sentido básico, que no todo vale, que muchas acciones humanas van contra la Naturaleza y la destruyen, por lo que debemos poner límite y templanza a ese aspecto totalitario que piensa que todo lo que existe puede inventarlo el humano y está en la responsabilidad humana, porque sabemos, por experiencia y conocimiento, aparte de los criterios subjetivos comentados, que hay un aspecto de la vida que no depende de nuestra absoluta voluntad. El aspecto misterioso que hace que la vida se produzca por sí misma, sin nuestra obstinada intervención.

En términos de Naturaleza y Consciencia, tales argumentos que se expresan, contienen una única motivación. Que el humano pueda vivir sana y armónicamente, en un ambiente sano y armónico también, respetando los ciclos naturales tanto de una parte como de la otra, intentando siempre meditar cada acción, para que este equilibrio entre naturaleza y humano se produzca y pueda causar una mejora para ambos, aunque a veces pueda implicar cierto detrimento en nuestras comodidades artificiales. El equilibrio llama a la templanza, así que cualquier acción o pensamiento humanos, deben ser de tal cualidad para que pueda cumplirse el esperado equilibrio.

Por todo ello, solo podemos considerarnos válidos y correctos, si aprendemos a confiar en la naturaleza, que somos nosotros también, siempre y cuando respetemos el camino que nos lleva a dejar expresar la naturaleza no humana también, que es el origen de la misma vida. Debemos recordar también, que lo que es tendente a la destrucción de forma absoluta, deja de ser, por lo que no es una cualidad implícita y única en el ser, aunque exista ese rasgo, en condiciones de relatividad, dentro de la naturaleza.

La AN no es una cuestión de fe, es una cuestión de comprensión y confianza en lo que pensamos y realizamos en la practica por nosotros mismos, por eso no tiene nombre, ni pertenece a nadie sino a todos, y está aquí y ahora, con la mirada clara puesta en nuestra propia vida y la vida de nuestro hábitat.


domingo, 16 de mayo de 2021

El compost en la Agricultura Natural

 

El maestro Fukuoka fue muy explícito en esto, el compost elaborado no merece la pena. Mucho hemos expresado sobre este tema, y podemos acudir a todo lo que está escrito si queremos profundizar en este principio fundamental, pero lo más relevante, es reforzarnos en este convencimiento y realizar, por nosotros mismos, sobre todo, por qué afirmamos que no usamos compost elaborado.

Todo el conocimiento científico del mundo sobre los microorganismos de la tierra y demás componentes vivos, con el fin de elaborar artificialmente abonos para nuestras plantas de cultivo, jamás nos darán el gran conocimiento de la vida que hay en ellas cuando dotamos de libertad a la misma naturaleza, con una intervención mínima, para que ella haga el mejor compost que pueda existir, sin nuestra obstinada intervención y manipulación de su crecimiento.

Nuestras plantas de alimento cada vez son más y más débiles, menos y menos nutritivas; la causa principal, aparte de la domesticación tan extrema de plantas y ecosistema, que ha provocado una dependencia casi total de la naturaleza, es el aporte continuado, precisamente, de ese extra alimento llamado compost elaborado u otros fertilizantes vivos, etc. Es por esa razón que en AN ponemos preponderancia en lo contrario, y esto no significa que dejemos de nutrir a nuestra huerta, significa que el esfuerzo de elaborar compost, sencillamente, aparte de ser un trabajo excesivo que no merece la pena, tal como afirmó Fukuoka, es una manipulación extrema que atenta directamente sobre la libertad que nuestras plantas necesitan para ser naturales.

Esta actitud de la AN, que intenta no ajustarse a lo excesivamente elaborado, dota al humano de una cualidad que se llama natural y consciente, y es llamada así, porque tiene en cuenta la naturaleza, dejándola ser a ella misma. Con ello, el humano tampoco deja de ser quien es y de ajustarse a sus necesidades de alimento, porque, de alguna manera, también interviene, es una cuestión de grado y cualidad. Dar la espalda a este hecho, es mantener una actitud tendente a ser artificialista en el ámbito del cultivo, es decir, es mantener una actitud contraria a ser natural y consciente, por eso decimos que la AN, que trabaja a la inversa, pertenece al ámbito de la Vida Natural Consciente.

La cuestión ahora es el cómo hacemos entonces, algo que parece que preocupa mucho a los ecológicos científicos y a algunos otros sectores de la permacultura. En este artículo, intentaré mostrar un pequeño ejemplo de lo que estamos afirmando.   

En la imagen primera, se pueden apreciar unas matas de guisantes silvestres, entre ellas, también hay vezas silvestres y otras plantas valiosas del punto de vista nutritivo de nuestra tierra. Todas ellas crecen copiosamente cada primavera en mi finca. Cuando llegué aquí, hace como unos 20 años, crecían muy pocas de ellas. La razón de ello era que no existía bosque Natural de alimentos (bNa), es decir, no había un equilibrio ecosistemático creado. Según la AN, este equilibrio, o climax, de bNa, se consigue gracias a la incorporación consciente de arboleda silvestre; y es en este camino, donde nacen y se establecen estas clases de plantas de forma natural.

El árbol silvestre es el gran valor dentro de la AN, él es el comienzo de la nutrición, el descompactado y la riqueza de nuestra tierra, él hace que en nuestra tierra se incorporen, por sí sola, las plantas que necesitamos. Es la gran magia de la vida que no podemos manipular, por ello, sin árboles silvestres, no podemos concebir AN alguna, y es también, por esta razón, que hemos incorporado el sexto principio de bNa. En cualquier caso, podemos ayudarla un poco esparciendo este tipo de semillas en nuestro campo -existen un universo amplio de clases de ellas-, si queremos avanzar un poco antes para determinados estados de transición -nuestro principio 8-.

Cada año, estas plantas de cobertura me producen casi una cuarta de alto, por metro cuadrado de base, de materia orgánica, con lo que, por cada 1000 metros cuadrado de mi finca, obtengo mil cuartas, es decir, muchísimos kilos de materia valiosísima -biomasa- para el suelo, es decir, de compost natural elaborado por la naturaleza. Eso sin contar con los millones de hojas caídas cada otoño de los árboles.

Y ahora comparemos. En la segunda imagen, se pueden apreciar dos montones de compost natural de mis desechos de cocina producidos en dos años. No he elaborado nada, sencillamente los he acumulado allí y les he echado paja de mi campo encima para cubrirlos un poco. Esto no es compost elaborado, es sencillamente un “podriero”, como decían los antiguos de mi zona. ¿Merece la pena preocuparse entonces en elaborar compost en tales condiciones ecosistemáticas de producción de biomasa? Si comparamos, por ejemplo, los desechos de cocina producidos por una familia en dos años, es decir, dos montoncitos, que son como unas seis cuartas por metro cuadrado, por los miles de cuartas que tengo cada año en la finca, creo que la lógica es aplastante.

Y ahora, preguntémonos ¿Qué necesita saber más la ciencia moderna sobre ello? Esta ciencia diría que no es suficiente para alimentar a nuestras hortalizas, por ejemplo, y que por ello necesitamos conocer todo un sistema complicadísimo de conocimiento, recoger las materias de los ya pobres y esquilmados bosques de afuera, etc., con todas las implicaciones económicas y sociales que ello contiene. Entonces, la AN contestaría que, además de lo dicho, con un poco de estiércol y plantando las plantas adecuadas -véase Tratado de Agricultura Natural y el sistema de grados de la tierra y las plantas-, dejando, en el mundo de coberturas, silvestres alrededor, también con su segado, es más que suficiente para demostrar que nuestras verduras y frutales crecen excelentes y sanas. La AN no espera milagros artificialistas, se encuentra directamente en la tierra, junto a ella, es muy simple, ¿demasiado simple?

Bienvenidos a la Agricultura Natural real.


sábado, 8 de mayo de 2021

Por una Naturaleza libre en hermandad humana

 


Con un elevado grado de análisis separado de la Naturaleza, es decir, con una expresión “sólo mente”, el artificialismo cuenta con poderosas razones para determinar sus leyes. Unas leyes ajustadas a la conservación de una vida que rechaza el devenir natural y que intenta controlarlo, de tal forma, que éste no se manifieste.

Una mente humana artificialista, se encuentra muy carente de sensibilidad natural -no tiene contacto, ni tiene desarrollado, sus sentidos-, esto hace que pueda llegar a pensar, por ejemplo, que las valiosas plantas silvestres varias, o las dulces y hermosas hojas caídas de un árbol, o los mismos árboles silvestres en sí, que son todos el alimento y la medicina de la Naturaleza, crean suciedad, contienen bichos dañinos de toda clase, con lo que se les suponen que son un peligro para los cultivos y para la vida humana artificialista; y es, por ello, que son perseguidos y exterminados.

El contacto sensible con la Naturaleza es tan rechazado para la mente artificialista, que llega a ser realmente un acontecimiento muy obsesivo. Este hecho hace que sea capaz de intentar controlar, incluso por imposición y totalitarismo, todas las causas sensibles, que son sobrevenidas de los elementos esenciales y naturales de la Naturaleza, como son la energía del sol, del agua, de la tierra y del aire, acotando la manifestación libre que ellas contienen en su relación con los seres libres, impidiendo, con ello, la manifestación libre de toda vida natural.  

El artificialismo cuenta con razones poderosas analíticas sí, pero estas están absolutamente carentes de toda sensibilidad, tanto en mente como en experiencia sensible, con lo que su grado de consciencia es bastante deficiente. Sin Consciencia hay ignorancia -no hay evolución humana-, y la tendencia, en estas condiciones, es la destrucción. En Vida Natural Consciente, libro 2, fue extensamente definida la Consciencia, allí podemos probar, en fuerza analítica sensible -filosófica-, todo lo que aquí ahora estamos expresando.

La Agricultura Natural de hoy, es portadora de esa fuerza analítica sensible, pero también es portadora de fuerza analítica objetiva, tal como se ha mostrado, en grado de conocimiento histórico y de ciencia esencial, en el recién publicado Tratado de Agricultura Natural. La capacidad doble de fuerza analítica, es capacidad consciente, y solo puede ser revelada con la experiencia de vida directa de campo. Es decir, la Naturaleza es una entidad externa a ser observada, es decir, es objetiva y conforma patrón “relativo y flexible” de ley, pero, la Naturaleza lo que es, sobre todo, una entidad interna para ser experimentada -en experiencia directa sensible y en mente sensible-, es decir, es subjetiva y conforma, o no, un patrón individual, sea este también grupal, si así lo quiere.

En definitiva, lo que estamos declarando es que los agricultores naturales ya han dejado de ser, para los ojos artificialistas, unas gentes “palurdas e incultas” fáciles de dominar, entre otras cosas porque nunca lo fueron, en verdad; y, fundamentalmente, porque hoy sí que posee fuerza analítica sobrada y de experiencia sobrada, para defenderse y no estar necesariamente condenados al conocimiento ignorante y a las leyes ignorantes sobrevenidas de ese conocimiento proveniente de la nueva Babilonia; por libertad de natural de expresión, y por libertad natural de vida en experiencia. ¡

Por una Naturaleza libre en hermandad humana

martes, 27 de abril de 2021

La Agricultura Natural y el nuevo Edén del bosque

Ya traspasando los albores del siglo XXI y, en lo profundo que llevamos buceado, observamos que han emergido demasiados acontecimientos relevantes que, sin duda alguna, decantarán espejismos variados y realidades confusas.

Con esta situación, no es difícil intuir que está llegando el momento de plantearnos seriamente la realidad humana que queremos configurar y lanzar con fuerza la alternativa que aboga por el derecho a ser lo que somos, dentro de la naturaleza que una vez nos fue dada.

No nos cabe duda ahora que hace millones de años, por alguna extraña razón, fuimos expulsados del Edén del bosque, allá por los confines de los bosques frescos africanos. Desde entonces, la falta de frutos silvestres de las estepas que surgieron, nos obligó a matar para sobrevivir, y no hemos parado, llevamos luchando, sin cesar, contra natura para lograr una supervivencia en este mundo. Nos hicimos hostiles a la naturaleza y la mente que empezamos a desarrollar nos permitió tales actitudes.[1]

A pesar de la gloria y sus matanzas, la mente humana de hoy ha llegado a su punto máximo de inflexión, y lo que ahora está en juego es si vamos a poder o no, continuar manteniendo esa actitud hostil a la Naturaleza para sobrevivir fuera del bosque, con todo el artificialismo creado. Imaginar un mundo des-naturalizado absoluto, con armonía, salud y felicidad, es algo totalmente imposible, pues no caben tales bondades, dentro de una realidad que fue creada a través de la hostilidad. La Naturaleza nos llama ahora, sin dilación, a la inmediata toma de consciencia para que dejemos esa actitud, y volvamos al sitio que nos corresponde con la mente que tenemos ahora.  

Es este un trabajo de todos, y requiere una reflexión muy importante. Debemos abandonar las armas, dejar de luchar en contra de la naturaleza, y regresar al bosque donde pertenecemos.

Ahora, que ya sabemos que la Agricultura Natural no es sólo un hecho coyuntural de estos últimos tiempos, o un simple conjunto de técnicas de agricultura, que nos lleva al mismísimo origen de la humanidad, podemos tomar consciencia plena de la función primordial que lleva consigo. Y no sólo desde nuestra historia, sino de la mejor realidad posible para nuestro presente y futuro.

En el Tratado de A.N., hemos reivindicado esos orígenes, sintiéndonos parte integrante de ese ancestro, y los patrones antiguos nos van a servir para comprendernos y tomar ciertas prácticas dentro de este mundo retorno que se nos ofrece ahora, lejos de las consideraciones babilónicas artificilistas de hoy. Sin embargo, no perdemos de vista que aquellos mismos patrones, nos llevan también a la parte hostil del origen de lo que somos, ya que fueron también causa directa de esos errores. Es por todo ello, desde la A.N. de hoy, muy conveniente mantener la cautela debida y reforzarnos en los principios de la A.N., pues ellos han sido concebidos para el avance de la cordialidad con la Naturaleza.   

Bienvenidos al nuevo Edén.

 



[1] Ver capítulo 2. Antecedentes históricos de la Agricultura natural. Tratado de Agricultura natural.

viernes, 23 de abril de 2021

El baile de la naturaleza libre


El otro día, charlando en el poblado cercano de donde vivo, un viejo hortelano del lugar me decía que antes de que comenzaran a echar líquidos en el campo -fitosanitarios y fertilizantes industriales-, ninguna enfermedad acechaba a las plantas y que, sin embargo, hoy, no hay ninguna especie que no esté enferma.

Desde las alternativas, debemos ejercer fuerza argumental y reflexionar mucho sobre este tema, porque, sin ninguna duda, los hechos son evidentes, el artificialismo está provocando enfermedad y destruyendo la naturaleza y a nosotros mismos. El control absoluto de hoy, llegando al extremo de acechanza y proscripción por ser naturales, en base a un “supuesto” conocimiento -científico-tecnológico-, que está intentando someter por obligación a toda naturaleza, expresa una dinámica sobre-dominante absolutista (de preponderancia máxima) que crea estados estériles en contra de la misma vida. Y lo que es aún peor, las entidades de vida enferma, quedan así extra-dependientes de los artificios dañinos que lo ansían sostener, sin ninguna capacidad para interrelacionarse con el medio natural, siendo esta su única razón de vida.

La vida está llena y se sostiene gracias a la interacción con el medio, sin un medio interviniendo en su natural circunstancia, sin los elementos de vida en su natural circunstancia, se manifiestan seres vivos carentes de toda defensa natural, con lo que, en cuanto mantienen un contacto mínimo con el medio natural, quedan desvalidos. En otras palabras, el artificialismo crea seres vivos incapaces de vivir en la Naturaleza y dependientes absolutos de los productos artificiales. En un corto plazo, no podemos discernirlo con claridad; en un medio plazo, no sólo podremos verlo con la claridad suficiente, sino que, además, la esterilidad se expresará, sin lugar a dudas, a través de la debilidad y la negación de la inmunidad natural, con la enfermedad consiguiente. La destrucción final sería el largo plazo.

Si no se templa en su acción el artificialismo, la humanidad y el resto de seres vivos de esta tierra, acabarán por enfermarnos de muerte, por su propia preponderancia demasiado extrema.

Por otro lado, no podemos llegar, tampoco, como solución a este problema inminente, al otro extremo de pensar en un abandono total y salvaje de nuestra intervención, y dejarlo todo en manos de la madre Naturaleza, ya que, a pesar de que el misterioso Ayu de la Tierra filosofal (1) se recompone solo -es decir, la conjunción perfecta que expresa la vida y su salud, no depende esencialmente de la intervención del humano, sino de su propia gran fuerza generadora de vida-, la Naturaleza no humana puede llegar a ser también demasiado preponderante si se la deja a ella sola.  El procedimiento es la vía media que fomenta la vida, dejando que se manifieste la Naturaleza también, incluyendo los estados de voluntades libres que tienen la capacidad de elegir su propio designio; en un baile maravilloso que sostiene, de manera Natural y Consciente (2), intervenciones humanas, no dominantes y sí suaves y armónicas, que lo incluye todo, y no renuncia a ser lo que es.                    

En un estado de indeterminabilidad -disculpen la palabreja, pero es necesaria-, ajustamos esa intervención a través de la simple templanza, para que lo preponderante no se haga nunca extremo, y podamos, en un ejercicio pleno y consciente de libertad de voluntades, converger armónicamente con la gran manifestación de la Naturaleza, beneficiando la salud y la vida con ello.

No perdamos la esperanza en la vida -ni en la humanidad ni en la Naturaleza-, y seamos consecuentes y contundentes ante cualquier expresión que vaya contra ella.

Que la naturaleza nos acompañe siempre. Feliz primavera.

 

Imagen marzo 2021 -zanahorias, coles, lechugas, cebollas…-

(1) - Ref.  libro Tratado de Agricultura Natural - Ahó, Cauac editorial nativa-

(2)  -Ref. libros de Vida Natural Consciente -Ahó, Cauac editorial Nativa-

sábado, 17 de abril de 2021

Devenir en presente, pasado y futuro

Jardín Natural Jamchen, es un centro representativo de prácticas e investigación de la Agricultura Natural. Nuestras plantas de alimento crecen en plena integración con el medio ambiente, conservando el ecosistema tal cual fue manifestado en su propio origen. De esta manera, podemos obtener hortalizas dentro del bosque con el máximo respeto, sin tener que labrar, ni desherbar, ni añadir ningún tipo de fertilizante, ni antiplaga elaborados, bastando un poco de estiércol superficial y el acolchado del propio bosque.

La razón de este maravilloso climax de bNa expresado, es debida a la acción en tierra, fuego, agua y aire de los árboles y de todos los vegetales de cobertura conjuntados. El alimento humano proviene del bosque, allí fue donde nacieron las primeras plantas que posteriormente fueron domesticadas para nuestro consumo; es por ello que, devolver a la Naturaleza lo que le es correspondido, es devolvernos a nosotros mismos la máxima cualidad de nuestra existencia.

Casi la totalidad de las hortalizas que cultivamos, las germinamos nosotros cuidadosamente en almácigas naturales o directamente en tierra, dependiendo de la especie. En relación a la imagen que muestro hoy, podemos ver una especie de lechuga que estamos introduciendo que se ha adaptado perfectamente. Este año, estamos cultivando unos seis diferentes tipos de lechugas, dos de las cuales son autóctonas de estas tierras, y las otras provenientes de otros lugares. Las vamos integrando en diversos ambientes, observando los grados de la tierra y las plantas -véase práctica de grados en Tratado de Agricultura Natural-, hasta localizar su fluir y tendencias. Después de la experiencia, sacamos conclusiones y nos quedaremos con las que mejor se hayan adaptado. 

Continuamos con el gran devenir de la Agricultura Natural, que es la máxima de este presente evocador que nos lleva al mayor logro posible y a la mejor posible humanidad.

Justo acababa de escribir este artículo, y la abundancia de la recolección de cada día entraba en casa, en devenir pasado y futuro, esta vez, dos hermosos repollos, uno de ellos pesaba un kilo. Elaboraremos un rico y saludable chucrut.

Felices devenires primaverales.

jueves, 8 de abril de 2021

El bosque Natural como origen y destino de la fertilidad

 

“LA Agricultura Natural intenta rescatar el derecho de vida de la Naturaleza, del mismo modo que el derecho de vida del propio Humano, por eso, redimimos el origen de la fertilidad natural, que es el bosque, que es el principio también de los tiempos, muchísimo tiempo antes que comenzara el cultivo de la tierra. Allá donde hubo bosques de forma Natural, el humano tiene la obligación de devolver ese estado original —es bien conocido aquello que dicen los botánicos de que la península Ibérica tiene vocación forestal, no debemos perder este punto dentro de nuestro marco de acción en el Mediterráneo—.”

Tratado de Agricultura Natural, pag. 57 volumen I

Por causalidad irrefutable, el principio 6 de la Agricultura Natural, habla del bosque Natural de alimentos (b.N.a.), como una adaptación completa e integrada del humano en la Naturaleza. Esto es así, tal como hemos repetido tantas veces, porque la Naturaleza no humana debe existir en la misma proporción que existe el humano, en una coexistencia equilibrada, por una pura supervivencia de ambas especies de seres.

Las formas manifiestas del bNa son múltiples y diversas, no podemos establecer unas normas matematizadas concretas y exactas, pero sí podemos rescatar algunos de los patrones que se repiten, y que nos dan elevado conocimiento sobre cuáles deben ser nuestras maneras naturales de actuar en nuestro medio, de tal forma que impliquen la gran integración y climax entre el humano y el resto de la Naturaleza. En el Tratado de AN, podemos encontrar buena parte importante de esos patrones que han sido considerados según las grandes experiencias de nuestros ancestros, desde el mismo origen de la humanidad, así como las nuestras propias de hoy, de la A.N. actual y la posible futura.

En la imagen de hoy, podemos apreciar un rincón abancalado con hortalizas dentro de un bosque Natural de alimentos. En este caso, no nos estorban las sombras del alcornoque, del arce japonés o del kaki que le rodea, porque estas lechugas, criadas desde semillas antiguas y naturales, están acostumbradas a estas condiciones maravillosas del bosque, que es donde se encuentra el origen de la fertilidad, para este presente y nuestro futuro. La foto la hice hace un par de semanas, hoy tienen el tamaño de una cuarta hacia arriba. La naturaleza muestra siempre todo su potencial.

Abrazos naturales y conscientes!  

sábado, 27 de marzo de 2021

Sobre nuestra práctica Natural

 

El maestro Fukuoka habló, profusamente, de la “no discriminación”, refiriéndose a la necesidad imperiosa del ser humano, de templar nuestra actitud analítica. La capacidad que tengamos nosotros de llevar esa templanza, será la misma medida de integración con nuestro medio natural.

No debemos dejar de pensar y volver a ser ancestrales salvajes, ¡ni mucho menos!; es este el mismo error que considerar que el “no hacer”, nuestro 5 principio, es la absoluta no acción. Mantengamos claro que los humanos hemos nacido con la capacidad para pensar y de actuar, con lo que es, totalmente, imposible que pudiésemos dejar algo que está implícito en nuestra naturaleza.

Pero no por ser lo que somos y realizarnos en ello, pensando y haciendo, debemos afianzarnos en el instinto de auto-supervivencia que destruye lo que nos toca desde fuera, por temor a perder nuestra integridad. Este miedo, ciertamente sí ancestral, nos lleva a querer estar por encima de cualquier otra manifestación de la naturaleza, con un sentir acomplejado que quiere controlarlo todo con nuestra mente y nuestra acción consecuente. Esto denota claramente un complejo de superioridad, que no es más, en realidad, que un sentimiento de inferioridad, una terrible falta de consciencia y respeto. Y esto nos crea muchos sufrimientos, a la vez que nos destruye.

Nuestra naturaleza verdadera, que es consciente, no puede ir jamás dirigida allí, ya que la consciencia se mide gracias a la conjunción de aquellas cualidades -hacer-pensar- con la cualidad también de la sensibilidad, que son los sentidos naturales propios que nos conectan directamente con todo lo que nos rodea, es decir, los naturales.  

Por todo lo dicho, a sabiendas de que pensar y actuar son las dos vertientes que se alejan de la Sensibilidad natural -5 sentidos­­-, tales son los cánones artificialistas, no nos queda más remedio, si queremos salvarnos a nosotros y al resto de las manifestaciones naturales, que disminuir la fuerza de esa parte pensante y de acción. Y esto significa, y en esto nos basamos en la Agricultura Natural, una fuerza hacia la “no discriminación” y el “no hacer”, para dejar el espacio necesario para aumentar la fuerza hacia la Sensibilidad natural, en un “sí tocar, sí oler, sí ver, sí saborear, sí respirar, tal cual se manifiestan las cosas; sí, en definitiva, conectar físicamente con el medio.

Lo más grande es que, una vez recuperada la sensibilidad natural y realizada ella, el pensante y el hacer consecuentes son altamente sensibles también, con lo que pensamiento (discriminación) y acción, se unifican en una misma cosa. Y es eso lo que exactamente significa la Consciencia. No hay más misterio. Todo ello fue tratado en los 2 libros de Vida Natural Consciente, ahora, en el Tratado de Agricultura Natural, recién publicado, vemos explícitamente las consideraciones prácticas, en toda su extensión, bajo los prismas de nuestra acción consciente -pensante-sensible- (de cultivo, de alimento, de medicina, etc.), con la Naturaleza. Recordamos que la Naturaleza somos nosotros también, por lo que esas prácticas también relatan las acciones hacia nosotros (en cultivo interior, en alimento, en medicina, etc.)

Qué mayor alegoría para el día de hoy, que la mesa de trabajo junto las almácigas de nuestras semillas que fueron plantadas hace un mes y que ya crecen lozanas...

¡Feliz primavera agrohabitantes del mundo, pues la fuerza de la Agricultura Natural ya es una Agrohabitura para todos los habitantes del campo; y ya está en marcha! ¡Celebrémoslo!


lunes, 1 de marzo de 2021

Un pacto con nuestros ancestros

Aunque ya tengo parras adultas dando fruta dentro de mi bosque Natural de alimentos, que usamos para comer y elaborar pasas, este año he decidido incluir una viña de uvas tintas para hacer mi propio vino.

Los sarmientos seleccionados son de dos tipos fundamentalmente. Por un lado, una clase tinta única, llamada Rome, muy peculiar y rica, que es autóctona de esta zona de montaña encrespada, y de la que ya existen muchas avanzadillas para la denominación de origen. Y, por otro lado, una uva tinta, de procedencia riojana, que está ya muy bien adaptada a estos terrenos.  

Las viñas, en Agricultura Natural, no se labran, el trabajo consiste en crearles un ecosistema de bosque combinado, con coberturas variadas y acolchado, para que tengan el sol que les hace falta y las tierras mullidas y nutridas. La vid es una planta muy especial, con una raíz muy profunda, el labrado en zonas secas como esta, se ha practicado, desde hace cientos de años, con la única intención de recoger el agua de la lluvia, para que no caiga toda por los balates hacia las cañadas.

Llevo años practicando y diseñando, en diferentes fincas de agricultores alternativos, formas más naturales de actuar en la viña, muy eficientes, sin necesidad de dañar la tierra. Fundamentalmente, aparte de la siempre arboleda, consisten en recoger el agua a través de pendientes inversas en la misma viña, con muretes de piedra y caminos de acceso que hacen de balsa natural. Estas maneras, que he aprendido de mi propia experiencia, no sólo tiene esa ventaja mencionada, sino que, además, entre otras muchas cosas, el trabajo de preparación y la recolección, en las fuertes pendientes, se hace muy cómodo.

Los muretes de piedra para abancalar, es un conocimiento milenario, que llevo trabajando durante veinte años, observando cómo lo hacían los antiguos, en un pacto con nuestros ancestros, y también innovando nuevos posibles recursos. Funcionan de maravilla, y sirven, no sólo para las viñas, sino para todo tipo de cultivos; duran toda la vida si se saben hacer bien, son técnicas naturales realmente asombrosas.

En la imagen de hoy, podéis apreciar el primer trabajo de esta viña. Junto a la recién acabada tarima circular de meditación, elaborada en madera con 4 metros de diámetro, llamada "Clara luz", he aprovechado las pendientes entre los bancales de cereal y otros cultivos. La viña nunca va sola, en este caso, tenemos arboleda, recién incorporada de granados, un arce japonés, almeces, alguna leguminosa, olivos, un almendro salvaje que voy a injertar en ciruelo del terreno y diversas aromáticas.

Para todos los que queráis profundizar un poco más en este tema, podéis acudir a la página 178 y siguientes del libro, parte I, de Vida Natural Consciente, la AN.

Feliz entrada de marzo!

domingo, 21 de febrero de 2021

El perfecto orden natural


 

Las maravillosas bellezas que diseña la naturaleza, configuran formas aparentemente asimétricas, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Con miradas superficiales, o con aquellas que quieren controlarlo todo por una imagen mental-abstracta matematizada, se ven solo imperfecciones allá donde hay magníficas revelaciones perfectas. Nuestro ojo, con esta actitud, es bastante inacertado, y nos revela numerosos engaños que no tienen, absolutamente, nada que ver con la realidad que se nos presenta.

Tal es la ignorancia humana natural de estos tiempos, que esas miradas, veladas y obtusas, queriendo mantenerlo todo bajo control, solo saben construir más y más desorden en el mundo, creyendo que sus acciones son la perfección, no dándose cuenta que la única voluntad humana que existe, es poder actuar en beneficio de la vida. Una vida que se produce sola, por sí misma, a través de nosotros y con tales acciones sobrevenidas del dejar hacer, pero sin nuestra insolente intervención que intenta destruirla, no permitiendo que ella -la Vida- se manifieste; tal como ya ha sido revelado en la Tierra filosofal de la Tabla Natural Consciente.

La Naturaleza construye todo en una auténtica perfección y orden, nada hay que modificar ahí, no hay nada que tocar. Todos los organismos vivos del planeta tierra, están vivos precisamente por la gran capacidad innata que tienen de vivir en su libertad de ser vivo, con su propio movimiento e interacción constante de los otros seres vivos, también con su propio movimiento. No hay enemigos, no hay nada que temer que haya sido creado por el gran y misterioso orden del Universo. A lo que sí hay que temer, y que debemos afrontar con valentía, es esas miradas ignorantes humanas que construyen mundos de fantasías amenazantes, coaccionantes -contra la voluntad esencial- y destructivas, de esa vida en libertad de movimiento. Es ese el gran peligro de la humanidad.

Es por ello, que la Agricultura Natural, de vida Natural Consciente, que implica la interacción del cultivo completo, espiritual -inmaterial- y de la naturaleza material, pone su mirada en ese dejar hacer, en esa libertad que lleva implícita la vida misma, por sí misma, que queda salvaguardado en el principio n 5 de la A.N.

En la imagen que presento hoy, podemos apreciar, someramente, el increíble orden natural creado en conjunción armónica por los lupinos, las coles, y las habas, entre otras maravillas vegetales comestibles y silvestres, devenidas por su propia naturaleza y la naturaleza de un humano en acción respetuosa.

Feliz luna creciente de febrero.  


miércoles, 10 de febrero de 2021

El mundo natural de las habas y los lupinos


En los climas mediterráneos templados, el otoño es el tiempo ideal para plantar las habas y los lupinos dulces. En el cultivo natural, aprovechamos cualquier rincón para esparcir sus semillas. 

En el caso del lupino, sólo tenemos que esparcir el primer año, porque luego ellos se asilvestran solos, por sí mismos, eligiendo los lugares más idóneos. En la imagen primera, podemos observar un campo de lupinos. Estas masas verdes preciosas, no las he plantado yo. Este vegetal, con un esparcido primero hace más de media década, lleva viajando por estos bancales, eligiendo, en voz propia, sus lugares cada año. El único trabajo que tenemos que hacer es, después de cosechar y dejar algunas semillas a su libre albedrío, segar en verano y, en la primavera siguiente, recolectar de nuevo. 

Las semillas de lupinos son muy nutritivos y deliciosos y la planta, puedo aseverar que es la reina de la A.N., pues, además de estas virtudes mencionadas, desplazan la hierba molesta, al ser leguminosa, nutren la tierra y la preparan para cualquier cultivo que queramos poner. Los antiguos decían que, plantando lupinos, no hacía falta poner estiércol. 

Las habas, por su lado, también tienen un cultivo muy silvestre y adaptable para el cultivo natural, parecido a los altramuces; aunque es un poco más delicado, en el sentido de que hay que estar un poco más pendiente a la hora de esparcir las semillas -quizás enterrarlas un poco también-, y cuidar que el terreno se mantenga acolchado y flexible  y que no le den fuertes vientos, que le afectan un poco más.

En la imagen segunda, podemos apreciar estas plantas hermosas conviviendo con otras hortalizas y bajo dos jóvenes nectarinas y un paraguayo. En una próxima publicación, pondré detalles de estos cultivos. 

Feliz Febrero agricultores naturales. 

 

 

lunes, 1 de febrero de 2021

Épocas de almácigas

El comienzo del cultivo natural, puede venir dado por esparcimiento directo en tierra de las semillas o mediante el cuidadoso germinar que nos dan las almácigas. Las almácigas son pequeños espacios de tierra dedicados a los semilleros, y es la costumbre popular desde tiempos inmemoriales. Diversas técnicas de germinación se han desarrollado a lo largo del último centenio, sin embargo, no hay mejor forma natural de hacerlo que a través de las almácigas tradicionales.

Para este año, he decidido hacer unos macetones de piedra, ladrillo cocido compacto, cal y arena, cercanos a la vivienda y cubiertos de los fríos y los vientos, para que esta labor sea más cómoda; pero se puede hacer, perfectamente, en cuadrantes de la huerta, como he hecho tantas veces, y sigo haciendo, para determinadas hortalizas. Esas almácigas naturales de la huerta, tienen la ventaja de que producen plantas durante mucho tiempo, y, cuando maduran, se quedan como huerto propio, con vegetaciones muy adaptadas al medio, que nos permite, incluso, coger semillas de ellas.

Pese a lo dicho, algunas hortalizas necesitan de cuidados más esmerados, la razón es porque genéticamente, a través de los años, se han ido condicionando a un ciclo anual, no siendo anuales en su origen. Por ello, debemos atender, muy cautelosamente, su germinar. Estamos hablando de las solanáceas y algunos tipos de coles. Así tenemos, pimientos y tomates, por ejemplo, que necesitan estar en tierras, más o menos calientes, ya desde el mes de febrero hasta principios de marzo, lo más tardar.

Lo propio de los antiguos era usar estiércol abundante y esteras encima de las almácigas, para calentar las semillas. ¡Ya veremos cómo apañamos los nuevos viveritos de febrero!, ¿quizás con unos soportes fabricados con cañitas flexibles de bambú del terreno?…

Abrazos naturales y conscientes


 

jueves, 28 de enero de 2021

Sobre la evolución Natural Consciente

Nos han dicho que somos demasiados habitantes humanos en este planeta, y que la única manera para proveer de alimento a tantos miles de millones de personas, es a través de los sistemas extensivos de cultivo actuales, la manipulación genética y el uso de fitosanitarios y fertilizantes; y, por ende, una necesaria macro-global organización que lo controle y lo distribuya, sin que suponga un caos económico en los países ricos. Nos han dicho, del mismo modo, que esta organización, no sólo se la supone necesaria en relación al alimento, sino también para todas las demás producciones posibles.

Para poder abarcar esta responsabilidad de mantenernos, estas organizaciones buscan modelos propicios de “sostenibilidad humana”, que se encuentran basados en la tecnología, que es el supuesto conocimiento, “dios y salvador”, que nos lleva y nos llevará a un alto grado de evolución. De lo simple a lo complejo, de la especialización, tal como fue dicho sobre la evolución.

Con todos estos argumentos, el artificialismo gobierna al mundo, con una coartada perfecta. Y justifica con ello, todo tipo de acciones, en aras a la evolución, que, aun atentando a nuestras libertades y a la salud de la Naturaleza y el humano, están siendo aceptadas con resignación por la población del mundo, con un fuerte sentimiento de convencimiento y solidaridad. Pero, ¿dónde está el fallo, si es que lo hay?

El rasgo humano distintivo, respecto a animales plantas y demás seres de la Naturaleza, era lo racional, por lo que, cuanto más de razón, más complejo y especializado, es, y, en definitiva, más evolutivo. Sin embargo, si ha de ser la razón la que nos lleve, ¿de qué tipo de razón hablamos, de la razón cuantitativa o de la razón cualitativa?

En relación a este asunto, una de las cuestiones más relevantes que han sido reivindicadas por la Agricultura Natural y Vida Natural Consciente, es el conocimiento sensible necesario para poder ubicar la sostenibilidad Natural conjunta con la sostenibilidad humana, y no sólo esta última. Esto conlleva un cambio profundo de paradigma de conocimiento, que no viene medido por la cantidad racional desnaturalizada, en el sentido de especialización puramente analítica y separada de la Naturaleza, sino por la cualidad racional que implica un alto grado de especialización sensible-analítica-natural, que nos lleva a una evolución real de Conciencia, tal como ya se ha demostrado en los trabajos expuestos de V.N.C.

Ya hemos advertido varias veces, que las propuestas de la Agricultura Natural, así como de la misma Vida Natural Consciente, no pueden ser medidas como modelos productivos para alimentar una evolución tecnológica, con sus altas categorías separadas de lo sensible y lo natural. Lo Natural y Consciente no está separado de la Naturaleza, y el análisis consecuente no puede sostener, no es sostenible, para una sociedad de humanos artificialista, pues entraría en contradicción con su propia esencia.  

La Naturaleza, y con ello, la A.N., no puede ser responsable de los excesos humanos, tal cosa sería de alta irresponsabilidad para con la Naturaleza y la Consciencia humana, y es aquí donde el acto de solidaridad coge su mayor poder ético para tomar sus posturas de sostenibilidad de la Naturaleza y del ser humano conjuntamente.

Los modelos que pueden contener estas propuestas alternativas, contienen a su vez, múltiples formas, digamos que no existe un modelo en concreto, definido y señalado, de Agricultura Natural, sino muchos patrones posibles, dentro de un rango común que los distingue a todos y que marcan el patrón general de la tendencia y de ahí, la importancia del principio de las transiciones -principio 8º de la A.N-.

Miles de millones de hectáreas destruidas en el mundo para alimentar al humano, miles de millones de seres sensibles matados para alimentar al humano, miles de millones de toneladas de comida, tirados a la basura para alimentar al humano, miles de millones de plásticos y energía construidos y tirados a la basura para alimentar al humano… No nos quepa duda que, ni el alimento artificial, ni el producto de consumo artificial sustitutivo, nos salvará, la tecnología absolutista no podrá salvarnos jamás de esto. He visto y comprobado, con mis propios ojos y experiencia, la fragilidad y debilidad natural de una planta modificada genéticamente, hasta tal punto, de no poder ser nunca más retornada a la Naturaleza. Si el Ser humano se separa de la Naturaleza en el mismo grado, a imagen y semejanza de cómo es tratada la Naturaleza, tal como estamos viendo hoy, no podrá retornar a Ella fácilmente, y esto significaría la destrucción de la humanidad, pues somos pura Naturaleza, aunque tengamos uso de razón, con el uso de la razón.

Pensemos muy bien, y sobre todo, sintámoslo, qué mundo estamos dejando a nuestros hijos, nosotros elegimos qué queremos darles, nosotros elegimos. Pensemos muy bien, sintámoslo, quienes son los verdaderos insolidarios y qué es lo que queremos apoyar y donde queremos poner nuestros esfuerzos. Pensémoslo muy bien, sintámoslo muy bien, porque de nosotros depende el tipo de evolución que queremos para este mundo.

Por una Vida más natural y consciente. Un fuerte abrazo.

domingo, 24 de enero de 2021

Sobre la domesticación natural

El principio básico de toda domesticación vegetal, es la selección, el aislamiento relativo y conjuntado de plantas con las mismas características. ¿Qué quiere esto decir? Pues que, sin tales condiciones, el humano no podría haber obtenido los frutos que hoy día tenemos desde aquellos tiempos lejanos de la desglaciación, hace más de 12.000 años, que fue cuando comenzamos a domesticar las plantas.

Decimos que es aislamiento, en tanto que se intenta que no se mezclen con otras especies similares que no nos interesa, y relativo y conjuntado, porque, sin una cierta interacción con el medio, no se produce la natural transformación y, sin un conjuntado, no damos preponderancia a las características que buscamos. Sin embargo, pese a que estas fueron las bases para una primera domesticación, desde unos pocos años a esta parte, la domesticación racionalizada ha tocado sesgos absolutistas de máximo control, donde tanto la selección, como el aislamiento, ha provocado una total desnaturalización de las plantas. 

Esta domesticación, que llamamos artificialista, con transformaciones genéticas extremas, nos deja plantas absolutamente dependientes de fertilizantes y fitosanitarios industriales, pues sin ellos, y las condiciones de aislamiento y formas de cultivos que destruyen el medio, no prosperarían. Esto es un problema muy grave, con consecuencias impredecibles y que afecta a todos los humanos y, en particular, por supuesto, a los agricultores naturales. Es por esta razón, que la AN se enfoca, de manera muy concreta y fundamental, en la profunda comprensión y en la práctica directa de la domesticación natural.

En los libros de Vida Natural Consciente, fueron presentados los primeros acercamientos a la domesticación Natural. En el próximo Tratado de Agricultura Natural, se verán extensamente, tanto desde el punto de vista histórico, como desde el punto de vista actual, las maneras que la AN plantea las soluciones al respecto.

En estos momentos, con lo que nos quedamos es que, sin una adecuada naturalización de nuestras semillas, es absolutamente imposible cultivar de forma natural. Mi experiencia me informa que, en demasiadas ocasiones, incluso semillas llamadas “ecológicas”, no se adaptan tampoco a nuestra clase de cultivo, por lo que es un gran reto para los agricultores naturales, conseguir y conservar, las semillas de las plantas más antiguas y autóctonas que sea posible, y adaptarlas a nuestro medio y nuestras formas de cultivo.

Es tiempo de ir atesorando todas estas semillas y generar realidades directas para la AN. Animo a todos los agricultores, de cualquier índole ecológica, a cultivar, en la medida que sea posible, con sus propias semillas, año tras año, y que las intercambien con otros agricultores, ya que es esta una de las claves más importantes para poder generar un futuro mejor y más saludable, tanto para la Naturaleza, como para nosotros mismos, pues somos imagen y semejanza de nuestro medio. 

 

miércoles, 20 de enero de 2021

Ideología-realidad y la Agricultura Natural


No pocas veces nos hemos encontrado con las grandes contradicciones que se producen cuando intentamos interconectar la “idea” y la “realidad”. Sin embargo, este hecho no debería corromper esa ideología que nos une. Razones múltiples nos apoyan para no caer en la tentación de la desazón.

Por argüir algunas de esas razones, podemos pensar, por ejemplo, que el mundo real que hemos creado los humanos, dependió, originariamente, de un conjunto acumulado de “ideas” previas, que más tarde confluyeron sobre “conceptos” prácticos, que dieron lugar después, a expresiones concretas perceptibles en la realidad. Si fuimos capaces de crear este mundo que percibimos ahora en la realidad, podemos ser capaces de crear otros mundos posibles que podemos percibir en otras realidades.

Sólo con este razonamiento, ya podemos afirmar que la realidad también depende de nuestras ideas, y es, por ello, la gran importancia de configurar ideologías posibles. La cuestión es que éstas sean positivas o prósperas -tanto para el humano como para la Naturaleza- y no negativas o destructivas.

Durante muchos años, llevo observando que esas contradicciones, de las que hablé al principio y que tantos fracasos han conllevado dentro del mundo alternativo -y siguen conllevando hoy-, no se deben a la falta de ganas, o capacidad, o ideas, para llevar a cabo realidades -son muchas las personas entusiastas que se esfuerzan en ello-. La principal razón que he podido observar en esas tentativas fracasadas, es la falta total de ideología. Debemos entender que cuando hablamos de ideología, hablamos de un mundo organizado de ideas consensuadas por un grupo de individuos, y no de un mundo des-organizado de ideas consensuadas, -a veces también des-consensuadas-, por un grupo de individuos.  

En otras palabras, el fracaso viene porque las diferentes tentativas, supuestamente apoyadas por una ideología, están carente de una “verdadera” ideología, ya que dejan demasiados flecos abiertos y demasiadas, y fundamentales, preguntas sin responder, con lo que terminan por venirse abajo finalmente, por su propio peso.  

Múltiples veces he hablado de indeterminabilidad, y muchas personas la han interpretado como una opción ideológica que lo relativizad todo, un relativismo absoluto sobre la realidad. Nada más lejos de la realidad. Para los que la conocen de cerca, y leyeron con acierto los libros de Vida Natural Consciente, que son, hasta el día de hoy, las referencias prácticas de la mismísima indeterminabilidad, ya saben que la Agricultura Natural de hoy, mantiene su posición en el mundo real, gracias, precisamente a ese apoyo filosófico -que sostiene estructura ideológica-. Tal filosofía, con esa conexión esencial con la práctica, no se queda perdida en el mundo de las ideas imposibles, ya que conllevan, por su propia inercia básica, diversos mundos ideológicos posibles y ciertos, sostenidos, y devenidos, en, y por, la mismísima realidad.

Evoquemos la gran manifestación natural de la indeterminabilidad, expresada en toda su realidad, con esta imagen-ejemplo que hoy os muestro, a través de estas maravillosas plantas de cultivo natural -coles chinas, repollos, cebollas y  lechugas de roble-, que se encuentran embutidas en un mundo de pequeñas plantas silvestres, como son las ortigas y las malvas, entre otras hierbas.

Prestemos atención al hecho de que, la templanza sobrevenida entre ellas, fue debida al ejercicio maravilloso de la templanza entre el ser humano -del mismo humano consigo mismo-, y la Naturaleza -ayudada por el humano-. Conjunción que sólo fue “posible”, gracias a un proceso profundo de “ideación”, en una forma ideológica, a priori, organizada y accionada en la realidad.

Ahondemos aún más, y comprobemos, por nosotros mismos, que todo agricultor natural, se establece, conscientemente, en un estado indeterminable que, aún interviniendo en la naturaleza, deja ser a la naturaleza, sin ahogar su expresión y sin renunciar a su propia esencia de pensamiento y/o de acción. Y este simple hecho, que denota una realidad certera, no revela, en ningún momento, ningún tipo de determinación, como tal. Y he aquí la gran diferencia.

 

martes, 19 de enero de 2021

El invierno templado


Para los habitantes naturales conscientes del mundo, el invierno es un tiempo templado en actividad física. Como ya hemos repetido algunas veces, nos regocijamos, una y otra vez, en tal escenario (...) "a la luz de la chimenea, con el calor apacible del fuego, tomamos el reposo adecuado en la elaboración de las tinturas, aceites y otros preparados simples y la preparación de las semillas, que muy pronto irán a la tierra de nuestras almácigas y el esparcido directo. Son tiempos también para el trabajo casero o intelectual, para las reuniones entrañables, las lecturas apacibles, las charlas interminables, la meditación, el yoga físico y el estado contemplativo interior".

Pero no todo es reposado, en los días más templados, aprovechamos la tregua para cortar leña, regar cuando no hay lluvia, podar las ramas secas de los árboles frutales, repasar las huertas de invierno, hacer pequeñas construcciones y, ¿cómo no?, para otras actividades lúdicas, como pasear por las montañas, los bosques y las llanuras.   

La huerta de invierno se suma a esa menor actividad, sin embargo, al igual que nosotros, los humanos, tampoco cesa del todo, sobre todo en los climas suaves mediterráneos. Las hortalizas crecen lentas y sosegadas, vibrantes de vida y nunca dejan de dar alimento para nosotros, agradecidas de nuestra mirada y cuidado conjuntados.

En la imagen de hoy, podemos apreciar las remolachas de la pasada primavera; algunas aún están en tierra, continúan alimentándonos, más poco a poco, con un ritmo suave y a la espera de la llegada de la primavera. Allí mostrarán sus flores y nos darán después las semillas de próxima temporada. Las kales que las acompañan, son plantas de frío con un cultivo natural muy parecido a las berzas; son fuertes y agradecidas, ofreciéndonos un alimento continuado de exquisito sabor y excelentes cualidades nutritivas.

Feliz invierno agricultores Naturales!  

viernes, 11 de diciembre de 2020

Los cuatro tiempos de la Vida Natural Consciente


Para poder observar lo que sucede en la Naturaleza y poder actuar en el camino integrado, necesitamos espacio, tiempo y silencio. Si nos encontramos accionando y pensando cada instante de nuestras vidas, sin permitir ese espacio y ese silencio, no permitimos que la Naturaleza actúe en su libre disposición y no podemos, por ello, tomar la correcta acción armoniosa con Ella. Nos encontramos en el ámbito del “no hacer”, quinto principio de la Agricultura Natural.

Los cuatro tiempos de la Vida Natural Consciente, se expresan a través de las cuatro estaciones; caminan lentas, espaciosas y múltiples, pero se reducen y perciben como si fueran sólo cuatro días al año para un agrohabitante, al contrario que para los habitantes artificialistas, que viven 365 días demasiado rápidos. Para un agrohabitante, el invierno es la estación del año, ese día unificado, que implica mayor preponderancia en el descanso físico, el recogimiento, la lectura, las meditaciones analíticas y de contemplación, la preparación de las conservas, las tinturas y otros preparados naturales de importante uso, las reuniones íntimas alrededor de la chimenea, etc. Pero también, sobre todo, para lo que es el ámbito del cultivo natural, es el tiempo de organización de las semillas y otras reproducciones, como podrían ser las estacas de ciertos árboles.

En la segunda imagen que hoy muestro, podemos ver la zona ya organizada, donde se conservan las semillas de este año y la de otros que aún son útiles y que se han ido acumulando a través de muchas estaciones. En una primera imagen, tenemos el escenario que podemos percibir desde la ventana de este estudio, en un día precioso de lluvia y frío de finales del otoño montañés del sur peninsular.

Deseo aprovechar este escrito para también recordar, un tema de suma relevancia relativo al sexto principio de la A.N. del bosque Natural de alimentos (b.N.a.), sobre las formas de accionar y pensar que hemos llamado el “desde adentro hacia afuera”, basadas en la filosofía de la indeterminabilidad de V.N.C. Cuando lo que percibimos de la naturaleza externa, sucede en una forma llamada "de fuera hacia adentro" y reaccionamos en consecuencia a ello, en completa subyugación de esa realidad externa, nos encontramos frente a un sistema cerrado, determinado y coaccionado que marca una realidad invariable, sufriente, condicionada y completamente subyugada por la ignorancia. Sin embargo, cuando hemos podido aceptar y entender que no podemos cambiar nada, en este mismo momento, de lo que sucede externamente ahora, y hemos podido también encontrar ese espacio y silencio interior que permite contemplar lo que sucede allá afuera, sin intervenir en ello -“no hacer”-, entonces, solo entonces, es cuando podemos actuar dentro de una acción correcta y positiva -para la naturaleza y para el humano-. Esa acción nace desde “adentro hacia afuera”, en un entorno de absoluta pureza e integración con el mundo auténtico de vida. La gran magia es un espacio de vida que, una vez realizada en experiencia, permite transformar toda la realidad eterna acontecida, desde este presente; y  da cuenta de que todo, absolutamente todo, lo que sucede fuera de uno mismo, es la maravillosa creación de nuestra mente. 

La alquimia Natural Consciente trabaja, desde la Agricultura Natural, ese ámbito de realización que desarrolla el alimento de vida, y lo hace sabiendo sobre un presente y futuro creciente y evolutivo para la humanidad y la Naturaleza. Así, y como ya nos advertiría el maestro, la A.N. no es solo el cultivo de las plantas, sino también el cultivo espiritual de los humanos.

¡Abracemos -y abracémonos- con el gran conocimiento, alquimistas naturales y conscientes! Comencemos el viaje hacia afuera para que la Agrohabitura recorra cada rincón rural del mundo. 

Nota: El concepto de Agrohabitura,, se encuentra ampliamente concebido en el Tratado de Agricultura Natural de próxima y pronta publicación. Esperemos que podamos hablar de ello profundamente en tiempos cercanos. Que así sea.

jueves, 3 de diciembre de 2020

La autosuficiencia en la Agricultura Natural


Rescatamos algunos extractos del libro segundo de Vida Natural Consciente, para recordarnos temas muy importantes sobre la autosuficiencia dentro de nuestro ámbito de la Agricultura Natural.

“La autosuficiencia absoluta no existe, esto debemos repetirlo y tenerlo muy claro. No vivimos solos en este mundo, estamos en permanente interconexión con el resto de los Humanos y de nuestro medio, por eso hablar de Autosuficiencia, en sentido estricto, no tiene sentido alguno.” Pág. 264

autosuficiencia colectiva, relativa o polisuficiente significa vivir en el camino de la Autosuficiencia pero contando con la ayuda de los demás y con la ayuda que nosotros podamos prestar a los demás.” Pág. 265

 

La esencia de un bosque Natural de alimentos (b.N.a.) es la interrelación, la comunidad, el intercambio. Todo depende de todo, nada permanece saludable, y, por tanto, vivo, en una urna solitaria. Una hortaliza sobrevive porque vive en permanente comunicación con las otras plantas y con el medio, el agua, el aire, la tierra, el fuego, los otros seres vivos. Eso es lo que permite que la vida siga creciendo y evolucionando. La autosuficiencia, cuando tiende a ser absoluta, es el camino a la muerte.  

Por todo ello, decimos también que los humanos, como las plantas, si vamos hacia la vida, no somos entidades solitarias, sino comunales, y, por tanto, la autosuficiencia es relativa en tanto que dependemos, en una dependencia relativa, claro está, de todo el medio y otros seres cercanos de nuestra misma especie, y es por eso, que también es colectiva. Cuando decimos autosuficiencia, estamos diciendo que no somos absolutamente dependientes, sino que nos conformamos también en una dirección propia que nos marca la soledad necesaria, la interacción justa que no se encuentra invadida por una dependencia de un sistema de ciudad global, atroz y destructivo.

La autosuficiencia es polisuficiente porque tal convivencia depende de un grupo de humanos, siendo estos autosuficientes en el entorno del grupo que es cercano. Si fuese lejano, ya no estaríamos hablando de autosuficiencia sino de una polisuficiencia global, que implica una dependencia absoluta, con lo que estaríamos en el otro extremo. La ciudad -poli-, en su sentido -macro o -global, es totalmente contraria a la aspiración de la Vida Natural Consciente y la Agricultura natural, que es vida en el campo, desde el campo, en un sentido -micro o -pequeño. Lo pequeño interaccionado, es lo que permite la autosuficiencia polisuficiente, relativa o colectiva.

En jardín Natural Jamchen, somos autosuficientes en verduras, con lo que no necesitamos proveernos, si no queremos, de este tipo de alimento, en ninguna época del año; sin embargo, hay otros alimentos y enseres, que debemos mantener en interacción externa. Si esa interacción fuese local, una aspiración aún no realizada en nuestro contexto, podríamos ser completamente realizados en la autosuficiencia colectiva, sin duda alguna, en todos los aspectos posibles, no sólo alimentarios.  Ojalá que, en un futuro cercano, seamos más y más agrohabitantes, dentro de esa autosuficiencia relativa, que así sea.  

En las fotos que hoy se muestran y en los albores del mes de diciembre, observamos los últimos tomates y pimientos de la huerta, están acompañados de remolachas, que sobrevivirán y nos alimentarán todo el invierno, así como lo harán también los kales, las coles chinas, las lombardas, las lechugas achicorias y los repollos, entre otras hortalizas.  

Feliz final del otoño.  

Por una Vida más Natural y Consciente.