miércoles, 23 de noviembre de 2022

Un triste vaso de agua

 

Frentes y más frentes que arrasan la península con fuertes lluvias y fríos polares, que si lenguas de frío y no sé qué de suertes rarezas providenciales. Vale, esas son las noticias oficiales de las últimas tres semanas, sin embargo, la realidad es otra. Aquí, en el sur de España, en las montañas de la provincia de Málaga, a pesar de la abundante lluvia que venía, incluso con sus ya acostumbradas falsas previsiones, no han caído apenas un litro y pico por metro cuadrado, es decir, un triste vaso de agua dentro de un cubo con una boca de 25 cms. Las preguntas son: ¿Dónde están esos frentes que nos los vemos? ¿Cuál es la razón de tal engaño en relación a ese clima lluvioso imaginario que no existe y que debería existir según la idiosincrasia natural del lugar? 


Es bastante curioso que en el verano pasado, un “infierno inventado” nos atacara tan fuerte, con mapas vestidos de negro ceniza y rojos intensos inhumanos y, en realidad, quitando los fuegos, a buen seguro, casi todos provocados, fue un verano, más o menos, como siempre, solo que, eso sí, extremadamente largo; y ahora, cuando al fin entra el otoño, nos pinten iguales imágenes, pero tan optimistas e irreales, en su lado contrario. Lo que observo es que nos están escenificando una realidad inexistente, es decir, nos quieren pintar unos veranos extremadamente calurosos y unos inviernos extremadamente fríos y lluviosos. Y, la realidad, es que no es ni una cosa ni la otra, es mucho más grave que todo eso, se trata de un escenario no natural que está absolutamente planificado y que lleva un objetivo muy concreto. 



Nos encontramos a finales de noviembre del año de 2022, para esta época ya deberían haber caído, más o menos, la mayor parte de todas las lluvias otoñales. La media anual de lluvia en el lugar donde vivo es de 670 litros por m2. Si, hasta hoy, desde la primavera, no supera 1 litro por m2, y, aunque no tengo los datos, en primavera, no creo que llegara ni a los 30 litros por m2, no es muy difícil ver el parangón sobre la media. Terminando el año de 2022, estamos enfrentando unos 30 litros anuales, que es aún menos que la media del Sahara occidental, que es clima totalmente desértico donde ronda los 45 litros anuales, frente a los 670 litros, que sería lo normal, y que es lo que permite que este lugar siga siendo clima mediterráneo. No estamos hablando de una sequía, que es coyuntural, estamos hablando de un cambio absoluto de clima, como un fenómeno climático extremo sucedido, repentinamente, en lugares concretos, en un breve espacio de tiempo, que no es lo mismo que decir “cambio climático” relativo y evidente del planeta Tierra, provocados por las emisiones de carbono y otras contaminaciones humanas , que genera gran cantidad de fenómenos climáticos relativos en lugares concretos y que dan lugar, en un medio o largo plazo, a cambios substanciales climáticos que jamas son absolutos, salvo que termine por generarse debido a algún tipo de catástrofe natural, como grandes terremotos, o grandes deshielos, caídas de meteoritos, etc.


En definitiva, del punto de vista científico, es absolutamente imposible que existan cambios absolutos de clima como fenómenos climáticos extremos sucedidos en lugares concretos, debido a nuestra acción inconsciente general de contaminaciones para la obtención de nuestros recursos. Sin haber catástrofe natural como los mencionados, que no la hay, para que algo así suceda, es decir, para que un clima mediterráneo sea considerado peor que desértico, es decir de menos de 45 litros anual por metro cuadrado, en un plazo tan cortísimo de tiempo, es necesario que haya sido manipulado, consciente y directamente, por el humano, que es, en realidad, lo que está sucediendo. 


Hoy, cielo azul despejado, apenas han cruzado unos pocos aviones en el cielo, con cero posibilidad de lluvias y ninguno con estelas raras. Esto sucede siempre que no hay posibilidad de lluvias. Hablemos claro: Nos dicen oficialmente que todas las estelas son producidas por el vapor de agua de los aviones comerciales, entonces, ¿porqué se empeñan en cruzar nuestros cielos de cientos de aviones con sus estelas terroríficas, justo los días previos a cuando existe alguna probabilidad de lluvia? ¿Por qué, después de cruzarnos los cielos con estas estelas, desaparecen, como por arte de magia, las lluvias probables, a veces, tan evidentes? 


Sepamos que es perfectamente legal manipular las lluvias, sepamos que lo llevan haciendo desde hace años, sepamos que, en el último año, tras la fuerte propaganda de “cambio climático” y la dichosa agenda, han intensificado estas manipulaciones, pero sobre todo, sepamos que tales acciones están provocando cambios muy importantes y graves en la naturaleza y en nuestras vidas cotidianas. Es difícil entender por qué tanta propaganda sobre el cambio climático por nuestras emisiones de CO2, por qué tanta devoción a lo ecológico, cuando están, bajo cuerda, provocando situaciones más radicales debido a sus artificialismos descarados.  Hay una explicación para ello, pero esto merece otro artículo. En este nos quedamos diciendo que es imposible vivir natural y conscientemente, reforestar y trabajar en la naturaleza, en el mediterráneo malagueño con sólo un triste vaso de agua, sin embargo, cada día veo hermosos coches descapotables conducidos por sonrientes noreuropeos con gafas de sol, cruzando las pequeñas carreteras de estas montañas. Es hermoso que sea tan fácil en Europa tomar unas vacaciones en el desierto. Ellos necesitan más de un triste vaso de agua, pero ese agua no viene de aquí.


Atentos a las noticias, vendrán terribles frentes lluviosos, así que: Felices virtuales lluvias de diciembre.