lunes, 19 de junio de 2023

LA IMPORTANCIA DE LA TRIBU EN UNA VIDA NATURAL CONSCIENTE Y LA VERDADERA COLECTIVIDAD

 


Y crecimos y nos multiplicamos y, tan bien lo hicimos, que llegamos a ser muchos; tal cual fue es nuestra naturaleza, al igual que todo ser vivo, que tiene la misma naturaleza de crecer y multiplicarse. 

Guste a algunos o no, ir contra corriente a nuestra naturaleza, es ir hacia la destrucción de lo que somos, y lo que somos es algo demasiado bello para ser destruido, o sustituido


Desde hace millones de años, los humanos hemos vivido en las tribus. Fuesen en las condiciones que fuesen, allí, entre los hermanos, nos hemos cuidado y defendido de los enemigos de nuestra existencia, la tribus son el germen de nuestra identidad y lo que ha hecho posible que podamos ser como somos ahora, una inmensa sociedad de humanos. Cada miembro cumplía una función y todos y cada uno de ellos era importante y por eso siempre cuidamos especialmente de los más débiles y vulnerables -ancianos, niños y enfermos-, y, con la infinita compasión que los seres sintieses tenemos, lloramos y bendecimos cada pérdida inevitable que siempre nos traía, y nos sigue trayendo, la muerte, y, con ello, aceptando todo sufrimiento, veneramos la liberación y nos arrodillamos ante las fuerzas misteriosas de la vida. La supervivencia y la defensa de la tribu y su medio, era y es un valor insoslayable y la fuerza de la vida hace que la defendamos con uñas y dientes. 


Muy pocos dudaron del valor que contenía la tribu, por eso, todos cumplieron con honorabilidad sus diferentes funciones, los fuertes y jóvenes unieron sus fuerzas para defender a la tribu y los territorios en los que vivían, todos trabajaron duro para obtener alimento, los ancianos comunicaron su experiencia y sabiduría, los niños aprendieron con avidez de sus mayores, las mamás y los papás sostuvieron, con una valentía incalculable, los momentos más vulnerables de sus hijos, algunos de los jóvenes se mudaron a otras tribus y se intercambiaron, con la idea de que la especie fuese aún más fuerte y no creara debilidades genéticas… En definitiva, a pesar de las múltiples dificultades de contenía la vida, con sus terribles guerras y sus diferentes sufrimientos, las tribus, que fueron las primeras colectividades, salían adelante gracias al respeto que existía por ella, y la humanidad pudo crecer y multiplicarse. 


Las técnicas se desarrollaron y aquellas primeras tribus se reunieron en poblados. A pesar de que poco a poco y con el paso de los milenios, los poblados crecieron y se convirtieron en ciudades, nunca se perdería del todo el sentido profundo de la tribu, y se pudo conseguir gracias al establecimiento de las familias dentro de esa enorme colectividad que, de alguna manera, aún representaban las tribus del pasado. De hecho, seguimos haciéndolo, pero hubo un problema grave en el camino, y es que el desarrollo exponencial de la técnica otorgó gran poder a unos pocos y nos otorgó al pueblo la posibilidad de ser independiente. Y tanto creció el poder de los pocos y la independencia nuestra, que los seres humanos, de forma generalizada, dejamos de sentirnos vinculados con los otros seres hasta que empezamos a rechazarlo radicalmente, comenzamos a no creer en nuestros semejantes, es decir, dejamos de confiar en el ser humano de siempre, había que inventar otros dioses y otros seres humanos diferentes, la tecnología y su ciencia enlazada, vino a darnos la solución. Aparentemente, se cree que sucedió de forma voluntaria por parte nuestra, pero no fue así realmente, en verdad fue, y sigue siendo, algo planificado. 


Hoy, la humanidad vive una triste existencia individual fuera de cualquier compromiso de cuidar y defender sus tribus, porque ya no tienen el espíritu tribal, ya no aman ni cuidan a sus semejantes, no creen en la humanidad natural. Para este ser humano deprimido y sin fuerza para la vida, toda humanidad y su entorno es un desastre total, algo por lo que temer, por ello se aferran a otra alternativa de ser humano y, sin embargo, sí creen al poder supremo que los maneja y que dicen que “todo lo que él dice es por el bien común”


Habría que preguntarse qué significa eso de común, en una masa de gente que vive tristemente en una sociedad des-naturalizada, sin apenas contacto físico directo con sus seres queridos y cercanos, incluso, en algunos casos, obligados a ser independientes casi absolutos, como recientemente ha sucedido. Así, es imposible que se pueda confiar en ninguna colectividad, pues no existe tal colectividad en realidad, sino falsos cuidadores que se tomaron la libertad indebida de una supuesta colectividad para mal-cuidarnos y robarnos nuestra libertad. La colectividad es absolutamente virtual porque la manejan seres muy poderosos que no conocemos, estamos perdidos en una soledad profunda que vive manejada por individuos desconocidos que, en realidad, nos les importa nada nuestros sufrimientos ni nuestros valores de vida directos; para ellos, los innumerables humanos, somos solo un número para disminuir y gestionar y, desde ahí, nacen las nuevas (pseudo)éticas inhumanas, que lo único que hacen es aumentar más y más la individualidad. La prioridad ahora, desde esa supuesta colectividad, que es ahora muy poderosa y depende de unas pocas manos privadas, es que cada uno de los individuos se consideren más ultra-independientes de la colectiva real, que estén más orgullosos de ello y que, por otro lado, sean cada vez más creyentes de una falsa colectividad que ensalza la tecnología y la ciencia positiva des-sensibilizada.


En los últimos tiempos se habla de decrecimiento, con todas sus razones, pero hay que saber qué clase de decrecimiento estamos hablando. Desde el punto de vista de la colectividad, lo mejor que podríamos hacer es hacer decrecer, de forma urgente, esa supuesta colectividad que está en manos privadas, quitándoles el poder que se han otorgado sin nuestro permiso y crecer, como es debido, en la verdadera colectividad.   


La verdadera colectividad nace de individuos libres, con lo que, antes de proponer, como hacen algunas tendencias totalitarias, crecer en derechos sociales, que lo que hace es darles aún más poder a la pseudo colectividad y a la ultra-independencia de los individuos dependientes y esclavizados, lo primero que hay que hacer es no crecer más en derechos sociales y mantener y defender con fuerza, desde la verdadera colectividad, los derechos humanos individuales (que contienen también los derechos colectivos) ya expresados en la Declaración Universal.  


La defensa de los derechos humanos no es una cuestión que ningún Estado pueda intervenir en tanto que vincularse en ellos de forma particularizada. El Estado, con verdadera colectividad, no puede apoyar o desapoyar unas determinadas tendencias que son de libre elección. Si un determinado colectivo decide adorar a una virgen, es perfectamente libre de hacerlo, si otro determinado colectivo decide adorar una bandera multicolor, es libre de hacerlo, pero ninguna de las dos tendencias deberían ser jamás cuestiones de estado si es verdadera colectividad, porque en el momento que lo sea, vendría el totalitarismo, así que imponer una determinada ideología a todos, y basarla en una cuestión social, significa no respetar los derechos humanos y el Estado está para hacer respetar esos derechos humanos, si no, no merece ser un Estado democrático.    


La verdadera colectividad nace desde un individuo libre que se une voluntariamente con otro individuo libre, y después, esos individuos se unen voluntariamente con otros, compartiendo intereses comunes, economías, etc., y así, sucesivamente. Eso crea unidades colectivas y eso es el comienzo de la creación de las tribus. Una unidad básica de convivencia que asegura una tribu y su supervivencia se llama familia y, en principio, está formada por una mamá, un papá y un hijo. Las circunstancias diversas, dentro de la diversidad humana de individuos libres, puede configurar diversos tipos de familias e inter-relaciones, pero eso no significa que deban imponerse algunos tipos concretos por encima de la unidad básica. Por tanto, retornar a la verdadera colectividad significa retornar a la familia básica, que es la que asegura la tribu que nos dio la posibilidad de sobrevivir y ser lo que somos.   


Con todo ello, un Estado que defiende la verdadera colectividad de un determinado lugar que comparte intereses globales conjuntos, es una entidad de pleno derecho para defender y albergar todas las clases de tribus en nombre de la colectividad, que somos todos, pero no puede, si desea ser democrático, defender y albergar un determinado tipo de tribu y no otro. Entonces es un Estado justo y democrático. Y tal Estado no puede, bajo ningún concepto, robar la responsabilidad exclusiva de unos padres para con sus hijos, siendo estas las unidades básicas que aseguran la supervivencia y la verdadera colectividad, por ejemplo, así como tampoco puede, en base a ninguna circunstancia, o ciencia, o conocimiento, o ideal humano, obligar, o presionar, o coaccionar, a que la colectividad de individuos asuma decisiones que afectan a la voluntariedad y que debe ejercer cada individuo desde su libertad por un supuesto bien social, cuando ese social no es verdadero social y no puede jamás existir sin individuos libres


El ser humano es un ser sensible, al mismo nivel que lo es pensante, es esa su naturaleza y ahí es donde comienza la Consciencia. Cuando defendemos la naturaleza, estamos defendiendo ese tipo de humano dentro de ella. No podemos admitir, bajo una defensa de naturaleza, un humano des-sensibilizado, del mismo modo que no podemos admitir un humano des-racionalizado. La unificación armónica de estas dos parcelas configura un ser humano natural y consciente y esto implica que, dada nuestra racionalidad desmadrada y des-sensibilizada, debemos decrecer en esta última para la recuperación y el retorno de nuestra sensibilidad. Nuestros oídos, nuestro tacto, nuestra vista, nuestro sabor, nuestro sabor y nuestras emociones, se encuentran íntimamente enlazados a la naturaleza externa, y solo encuentra defensa posible de ella si tenemos una naturaleza no contaminada de estas seis sensibilidades con todos sus elementos también descontaminados, y ello se conforma con el contacto directo y cercano tal y como somos, sin ningún artificialismo agregado, desde las familias, desde las tribus más grandes, unas con otras, desde todas; albergando las alegrías innatas por la vida, en las tierras, en las aguas, en los aires, en los fuegos limpios, individuos libres en un medio ambiente libre, relacionándose sin fin desde su sensibilidad, con una razón sensible y consciente, … Eso es lo que conforma la verdadera colectividad y eso es lo que defiende, desde hace años, la Agricultura Natural con su Vida Natural Consciente. 


El camino se hace caminando hacia él, al lado de nuestras familias, nuestras tribus, conectando con el mundo alrededor cercano, siendo amistoso e integrador con el mundo externo, lleno de naturalezas infinitas y hermosas, así embellecemos el mundo, así crecemos interiormente, desde un dentro hacia afuera, como este cedro, que crece largamente hacia el cielo y nos cobija en su sombra deliciosa. 

viernes, 2 de junio de 2023

Oro cultivo


Fue el cultivo del cereal el que, desde hace muchos miles de años, cambió el rumbo de la historia. Desde entonces, se convirtió en uno de los principales alimentos humanos y millones de hectáreas en todo el planeta, donde antes había bosque, quedaron reducidas a campos dorados sin vida. Oro cultivo fue la panacea del alimento y generó mucha riqueza y poder. 

En la búsqueda de la productividad y la riqueza de unos pocos, la domesticación de los cereales terminó siendo un viaje de crecimiento sin fin hasta tal punto, que nos dejó casi sin retorno según sus estipulaciones, sobre todo en el último siglo, con la intervención de los laboratorios químicos y las manipulaciones genéticas artificiales. 


Los cereales que la mayor parte de la gente del mundo consumen hoy día, provienen de semillas peligrosamente modificadas y provenientes de cultivos destructivos completamente dependientes de los productos químicos fertilizantes y anti-plagas, además con un contenido supra-elevado de gluten que causa estragos en nuestros organismos. Siendo el cereal el alimento básico humano, estos hechos expresados se deben tomar con suma atención y consciencia, las graves consecuencias para la salud de la tierra y la de los seres vivos que la consumen, es lo suficientemente trascendental como para poner los medios con la intención de frenarlos lo antes posible.


La destrucción generalizada de los ecosistemas, junto a la utilización de semillas modificadas, las malas prácticas de cultivo y el uso de químicos, unida a la insalubridad de este mal llamado alimento, no solo está destruyendo la capacidad natural del planeta con su clima y sus otras idiosincrasias maravillosas, sino que también está enfermando a millones de personas en todo el mundo. El artificialismo y la alta tecnología, con total ignorancia y ante esta situación de enfermedad generalizada provocada directamente por ella misma, alberga sus soluciones demoledoras aún más graves, fabricando más y más químicos y otras manipulaciones para aplicar a la tierra y a las personas, constituyendo un círculo cerrado de autodestrucción que puede ponernos en una situación de muy difícil retorno en un corto y medio plazo si no lo frenamos.


Lo que podríamos esperar desde las “macroeconomías” es que pongan los remedios inmediatamente para abandonar las altas tecnologías, dejando de usar los químicos, en casi todas sus vertientes, así como esas semillas artificiales y retornen a aquellas originales de antaño, fomentando la restauración de los ecosistemas y promoviendo el retorno a las condiciones naturales, los cultivos respetuosos y el consumo consciente por parte de la gente. Desde las “microeconomías”, que somos todos y cada uno de nosotros, lo que podríamos esperar es que, desde nuestras voluntades libres, retornemos a esas prácticas naturales y conscientes de cultivo y de consumo, dejando de apoyar a esas “macro” destructivas.


En esta casa comemos pan solo una vez al día en el desayuno con una masa madre naturalmente preparada que mantenemos desde hace años. Haciendo chapatis en vez del pan clásico, gastamos muy poca energía en la elaboración y con una pequeña bola de masa, que cabe sobrada en una mano, tenemos para todos. Siempre nos aseguramos que la harina que consumimos sea integral, provenga de semillas de cereales ancestrales, sin químicos y de cultivos respetuosos y apenas gastamos los 10 kilos para tres o cuatro meses. De vez en cuando nos pegamos un lujo y hacemos una barra de pan en el horno con su bellísimo dorado, como se puede apreciar en la imagen de hoy, pero es excepcional. 


Entre todos, sólo con el consumo, ya podemos hacer mucho si queremos.