jueves, 28 de enero de 2021

Sobre la evolución Natural Consciente

Nos han dicho que somos demasiados habitantes humanos en este planeta, y que la única manera para proveer de alimento a tantos miles de millones de personas, es a través de los sistemas extensivos de cultivo actuales, la manipulación genética y el uso de fitosanitarios y fertilizantes; y, por ende, una necesaria macro-global organización que lo controle y lo distribuya, sin que suponga un caos económico en los países ricos. Nos han dicho, del mismo modo, que esta organización, no sólo se la supone necesaria en relación al alimento, sino también para todas las demás producciones posibles.

Para poder abarcar esta responsabilidad de mantenernos, estas organizaciones buscan modelos propicios de “sostenibilidad humana”, que se encuentran basados en la tecnología, que es el supuesto conocimiento, “dios y salvador”, que nos lleva y nos llevará a un alto grado de evolución. De lo simple a lo complejo, de la especialización, tal como fue dicho sobre la evolución.

Con todos estos argumentos, el artificialismo gobierna al mundo, con una coartada perfecta. Y justifica con ello, todo tipo de acciones, en aras a la evolución, que, aun atentando a nuestras libertades y a la salud de la Naturaleza y el humano, están siendo aceptadas con resignación por la población del mundo, con un fuerte sentimiento de convencimiento y solidaridad. Pero, ¿dónde está el fallo, si es que lo hay?

El rasgo humano distintivo, respecto a animales plantas y demás seres de la Naturaleza, era lo racional, por lo que, cuanto más de razón, más complejo y especializado, es, y, en definitiva, más evolutivo. Sin embargo, si ha de ser la razón la que nos lleve, ¿de qué tipo de razón hablamos, de la razón cuantitativa o de la razón cualitativa?

En relación a este asunto, una de las cuestiones más relevantes que han sido reivindicadas por la Agricultura Natural y Vida Natural Consciente, es el conocimiento sensible necesario para poder ubicar la sostenibilidad Natural conjunta con la sostenibilidad humana, y no sólo esta última. Esto conlleva un cambio profundo de paradigma de conocimiento, que no viene medido por la cantidad racional desnaturalizada, en el sentido de especialización puramente analítica y separada de la Naturaleza, sino por la cualidad racional que implica un alto grado de especialización sensible-analítica-natural, que nos lleva a una evolución real de Conciencia, tal como ya se ha demostrado en los trabajos expuestos de V.N.C.

Ya hemos advertido varias veces, que las propuestas de la Agricultura Natural, así como de la misma Vida Natural Consciente, no pueden ser medidas como modelos productivos para alimentar una evolución tecnológica, con sus altas categorías separadas de lo sensible y lo natural. Lo Natural y Consciente no está separado de la Naturaleza, y el análisis consecuente no puede sostener, no es sostenible, para una sociedad de humanos artificialista, pues entraría en contradicción con su propia esencia.  

La Naturaleza, y con ello, la A.N., no puede ser responsable de los excesos humanos, tal cosa sería de alta irresponsabilidad para con la Naturaleza y la Consciencia humana, y es aquí donde el acto de solidaridad coge su mayor poder ético para tomar sus posturas de sostenibilidad de la Naturaleza y del ser humano conjuntamente.

Los modelos que pueden contener estas propuestas alternativas, contienen a su vez, múltiples formas, digamos que no existe un modelo en concreto, definido y señalado, de Agricultura Natural, sino muchos patrones posibles, dentro de un rango común que los distingue a todos y que marcan el patrón general de la tendencia y de ahí, la importancia del principio de las transiciones -principio 8º de la A.N-.

Miles de millones de hectáreas destruidas en el mundo para alimentar al humano, miles de millones de seres sensibles matados para alimentar al humano, miles de millones de toneladas de comida, tirados a la basura para alimentar al humano, miles de millones de plásticos y energía construidos y tirados a la basura para alimentar al humano… No nos quepa duda que, ni el alimento artificial, ni el producto de consumo artificial sustitutivo, nos salvará, la tecnología absolutista no podrá salvarnos jamás de esto. He visto y comprobado, con mis propios ojos y experiencia, la fragilidad y debilidad natural de una planta modificada genéticamente, hasta tal punto, de no poder ser nunca más retornada a la Naturaleza. Si el Ser humano se separa de la Naturaleza en el mismo grado, a imagen y semejanza de cómo es tratada la Naturaleza, tal como estamos viendo hoy, no podrá retornar a Ella fácilmente, y esto significaría la destrucción de la humanidad, pues somos pura Naturaleza, aunque tengamos uso de razón, con el uso de la razón.

Pensemos muy bien, y sobre todo, sintámoslo, qué mundo estamos dejando a nuestros hijos, nosotros elegimos qué queremos darles, nosotros elegimos. Pensemos muy bien, sintámoslo, quienes son los verdaderos insolidarios y qué es lo que queremos apoyar y donde queremos poner nuestros esfuerzos. Pensémoslo muy bien, sintámoslo muy bien, porque de nosotros depende el tipo de evolución que queremos para este mundo.

Por una Vida más natural y consciente. Un fuerte abrazo.

domingo, 24 de enero de 2021

Sobre la domesticación natural

El principio básico de toda domesticación vegetal, es la selección, el aislamiento relativo y conjuntado de plantas con las mismas características. ¿Qué quiere esto decir? Pues que, sin tales condiciones, el humano no podría haber obtenido los frutos que hoy día tenemos desde aquellos tiempos lejanos de la desglaciación, hace más de 12.000 años, que fue cuando comenzamos a domesticar las plantas.

Decimos que es aislamiento, en tanto que se intenta que no se mezclen con otras especies similares que no nos interesa, y relativo y conjuntado, porque, sin una cierta interacción con el medio, no se produce la natural transformación y, sin un conjuntado, no damos preponderancia a las características que buscamos. Sin embargo, pese a que estas fueron las bases para una primera domesticación, desde unos pocos años a esta parte, la domesticación racionalizada ha tocado sesgos absolutistas de máximo control, donde tanto la selección, como el aislamiento, ha provocado una total desnaturalización de las plantas. 

Esta domesticación, que llamamos artificialista, con transformaciones genéticas extremas, nos deja plantas absolutamente dependientes de fertilizantes y fitosanitarios industriales, pues sin ellos, y las condiciones de aislamiento y formas de cultivos que destruyen el medio, no prosperarían. Esto es un problema muy grave, con consecuencias impredecibles y que afecta a todos los humanos y, en particular, por supuesto, a los agricultores naturales. Es por esta razón, que la AN se enfoca, de manera muy concreta y fundamental, en la profunda comprensión y en la práctica directa de la domesticación natural.

En los libros de Vida Natural Consciente, fueron presentados los primeros acercamientos a la domesticación Natural. En el próximo Tratado de Agricultura Natural, se verán extensamente, tanto desde el punto de vista histórico, como desde el punto de vista actual, las maneras que la AN plantea las soluciones al respecto.

En estos momentos, con lo que nos quedamos es que, sin una adecuada naturalización de nuestras semillas, es absolutamente imposible cultivar de forma natural. Mi experiencia me informa que, en demasiadas ocasiones, incluso semillas llamadas “ecológicas”, no se adaptan tampoco a nuestra clase de cultivo, por lo que es un gran reto para los agricultores naturales, conseguir y conservar, las semillas de las plantas más antiguas y autóctonas que sea posible, y adaptarlas a nuestro medio y nuestras formas de cultivo.

Es tiempo de ir atesorando todas estas semillas y generar realidades directas para la AN. Animo a todos los agricultores, de cualquier índole ecológica, a cultivar, en la medida que sea posible, con sus propias semillas, año tras año, y que las intercambien con otros agricultores, ya que es esta una de las claves más importantes para poder generar un futuro mejor y más saludable, tanto para la Naturaleza, como para nosotros mismos, pues somos imagen y semejanza de nuestro medio. 

 

miércoles, 20 de enero de 2021

Ideología-realidad y la Agricultura Natural


No pocas veces nos hemos encontrado con las grandes contradicciones que se producen cuando intentamos interconectar la “idea” y la “realidad”. Sin embargo, este hecho no debería corromper esa ideología que nos une. Razones múltiples nos apoyan para no caer en la tentación de la desazón.

Por argüir algunas de esas razones, podemos pensar, por ejemplo, que el mundo real que hemos creado los humanos, dependió, originariamente, de un conjunto acumulado de “ideas” previas, que más tarde confluyeron sobre “conceptos” prácticos, que dieron lugar después, a expresiones concretas perceptibles en la realidad. Si fuimos capaces de crear este mundo que percibimos ahora en la realidad, podemos ser capaces de crear otros mundos posibles que podemos percibir en otras realidades.

Sólo con este razonamiento, ya podemos afirmar que la realidad también depende de nuestras ideas, y es, por ello, la gran importancia de configurar ideologías posibles. La cuestión es que éstas sean positivas o prósperas -tanto para el humano como para la Naturaleza- y no negativas o destructivas.

Durante muchos años, llevo observando que esas contradicciones, de las que hablé al principio y que tantos fracasos han conllevado dentro del mundo alternativo -y siguen conllevando hoy-, no se deben a la falta de ganas, o capacidad, o ideas, para llevar a cabo realidades -son muchas las personas entusiastas que se esfuerzan en ello-. La principal razón que he podido observar en esas tentativas fracasadas, es la falta total de ideología. Debemos entender que cuando hablamos de ideología, hablamos de un mundo organizado de ideas consensuadas por un grupo de individuos, y no de un mundo des-organizado de ideas consensuadas, -a veces también des-consensuadas-, por un grupo de individuos.  

En otras palabras, el fracaso viene porque las diferentes tentativas, supuestamente apoyadas por una ideología, están carente de una “verdadera” ideología, ya que dejan demasiados flecos abiertos y demasiadas, y fundamentales, preguntas sin responder, con lo que terminan por venirse abajo finalmente, por su propio peso.  

Múltiples veces he hablado de indeterminabilidad, y muchas personas la han interpretado como una opción ideológica que lo relativizad todo, un relativismo absoluto sobre la realidad. Nada más lejos de la realidad. Para los que la conocen de cerca, y leyeron con acierto los libros de Vida Natural Consciente, que son, hasta el día de hoy, las referencias prácticas de la mismísima indeterminabilidad, ya saben que la Agricultura Natural de hoy, mantiene su posición en el mundo real, gracias, precisamente a ese apoyo filosófico -que sostiene estructura ideológica-. Tal filosofía, con esa conexión esencial con la práctica, no se queda perdida en el mundo de las ideas imposibles, ya que conllevan, por su propia inercia básica, diversos mundos ideológicos posibles y ciertos, sostenidos, y devenidos, en, y por, la mismísima realidad.

Evoquemos la gran manifestación natural de la indeterminabilidad, expresada en toda su realidad, con esta imagen-ejemplo que hoy os muestro, a través de estas maravillosas plantas de cultivo natural -coles chinas, repollos, cebollas y  lechugas de roble-, que se encuentran embutidas en un mundo de pequeñas plantas silvestres, como son las ortigas y las malvas, entre otras hierbas.

Prestemos atención al hecho de que, la templanza sobrevenida entre ellas, fue debida al ejercicio maravilloso de la templanza entre el ser humano -del mismo humano consigo mismo-, y la Naturaleza -ayudada por el humano-. Conjunción que sólo fue “posible”, gracias a un proceso profundo de “ideación”, en una forma ideológica, a priori, organizada y accionada en la realidad.

Ahondemos aún más, y comprobemos, por nosotros mismos, que todo agricultor natural, se establece, conscientemente, en un estado indeterminable que, aún interviniendo en la naturaleza, deja ser a la naturaleza, sin ahogar su expresión y sin renunciar a su propia esencia de pensamiento y/o de acción. Y este simple hecho, que denota una realidad certera, no revela, en ningún momento, ningún tipo de determinación, como tal. Y he aquí la gran diferencia.

 

martes, 19 de enero de 2021

El invierno templado


Para los habitantes naturales conscientes del mundo, el invierno es un tiempo templado en actividad física. Como ya hemos repetido algunas veces, nos regocijamos, una y otra vez, en tal escenario (...) "a la luz de la chimenea, con el calor apacible del fuego, tomamos el reposo adecuado en la elaboración de las tinturas, aceites y otros preparados simples y la preparación de las semillas, que muy pronto irán a la tierra de nuestras almácigas y el esparcido directo. Son tiempos también para el trabajo casero o intelectual, para las reuniones entrañables, las lecturas apacibles, las charlas interminables, la meditación, el yoga físico y el estado contemplativo interior".

Pero no todo es reposado, en los días más templados, aprovechamos la tregua para cortar leña, regar cuando no hay lluvia, podar las ramas secas de los árboles frutales, repasar las huertas de invierno, hacer pequeñas construcciones y, ¿cómo no?, para otras actividades lúdicas, como pasear por las montañas, los bosques y las llanuras.   

La huerta de invierno se suma a esa menor actividad, sin embargo, al igual que nosotros, los humanos, tampoco cesa del todo, sobre todo en los climas suaves mediterráneos. Las hortalizas crecen lentas y sosegadas, vibrantes de vida y nunca dejan de dar alimento para nosotros, agradecidas de nuestra mirada y cuidado conjuntados.

En la imagen de hoy, podemos apreciar las remolachas de la pasada primavera; algunas aún están en tierra, continúan alimentándonos, más poco a poco, con un ritmo suave y a la espera de la llegada de la primavera. Allí mostrarán sus flores y nos darán después las semillas de próxima temporada. Las kales que las acompañan, son plantas de frío con un cultivo natural muy parecido a las berzas; son fuertes y agradecidas, ofreciéndonos un alimento continuado de exquisito sabor y excelentes cualidades nutritivas.

Feliz invierno agricultores Naturales!