martes, 24 de septiembre de 2019

El principio n.1 de Vida Natural Consciente



El principio ético n. 1 de Vida Natural Consciente (V.N.C.) declara intención y dirección puesta que no obliga, sino que llama a la comprensión, al entendimiento y la propuesta, teniendo siempre en cuenta la opción personal y libre de cada cual. Es conveniente recordar que ningún principio ético filosófico indeterminable contiene una moral concreta, ya que de esto se encargan las propias tendencias deterministas, y es esa su labor. A continuación paso algunos extractos del libro 2 de V.N. C., en relación al mencionado principio:

1.- Intentar no dañar, restaurar y preservar la vida y la salud de
todos los seres vivos de la tierra.
-Seres vivos Conscientes: Humanos, animales y plantas.
-Seres vivos no Conscientes: Toda materia de la Tierra contenida en
los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego –montañas, llanuras,
ríos, lagos, mares,…–).37
Obtener el alimento Humano básico conservando este principio
se encuentra, principalmente, en la profunda comprensión de la
Agricultura Natural. Obtener los materiales básicos que el Humano
necesita para su vida, respetando este principio, se encuentra,
principalmente, en la profunda comprensión de la Permacultura
Natural Consciente.”
“El cultivo Natural de las plantas nos lleva al cultivo interior de
Consciencia, porque causamos cada vez menos daño a la Naturaleza.
Cuando el Ser humano pueda desarrollar la agricultura Natural en
perfecta armonía, donde intenta de corazón perjudicar mínimamente
al suelo, a los animales y a todos los seres que viven en ella,
entonces, la Naturaleza devolverá con creces esa gracia que le hemos
incorporado y podremos vivir en paz con Ella. Quizás entonces ya no
necesitemos comer si quiera, quien lo sabe.”

"Cuando nos volcamos en la intención de dejar, con el proceso
paulatino que necesitamos y de ahí la transición, de domesticar y de
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matar animales39 y plantas para comer, segando en vez de desherbar,
dejando, cuando sea posible, a nuestra hortaliza que muera de forma
Natural en su ciclo, no arando masivamente, creando un ecosistema de
árboles y de bosque Natural de alimentos que transforma en riqueza
la tierra, viviendo, en definitiva, buscando la armonía con todo lo que
nos rodea, estamos haciendo un daño mínimo a los vegetales, a nuestra
tierra y a todos los seres que viven en ella, y eso es, invariablemente,
la evolución verdadera de Naturaleza y Consciencia y el mayor reto
Humano que pueda existir. Entonces, con la mirada puesta en ello,
a sabiendas de donde nos encontramos ahora, vivimos cada día sin
dudar sobre este primer principio. Este convencimiento va creciendo
más y más y lo engloba todo, porque esta actitud ya lleva implícita el
respeto por todo ser viviente de esta tierra, incluido nosotros mismos,
que es el segundo principio de Vida Natural Consciente y que nos
permite continuar con todo el resto de nuestras prácticas.”

martes, 17 de septiembre de 2019

El producto llamado “ciencia” y el pulmón vegetal del planeta tierra.



Por todos es sabido que el conocimiento humano está gobernado por la Academia. En todas las universidades del mundo, las investigaciones científicas se encuentran directamente tuteladas por los cauces academicistas, y no son consideradas aquellas que no pasan por su consentimiento explícito, según sus primados cientifistas e intereses particulares o generales del sistema de capitales. Lo que esto quiere decir es que la “Ciencia” piensa que es la dueña y señora del conocimiento humano. Las investigaciones  de la ciencia dependen de la financiación de las empresas y los gobiernos. Y ambos dependen del mercado de capitales, con lo que, todo conocimiento producido desde la Academia, y es el único conocimiento admitido, es un producto más del mercado de capitales.
La ciencia tiene sus maneras particulares de ser y de medirse. Y estas maneras proceden de una suerte de herencias racionalistas, desde tiempos aristotélicos, marcadas por la llamada teoría del conocimiento. Y esta a su vez por las lógicas matemáticas.
Para cualquier profano en la materia, no es difícil argüir que un argumento lógico es aquel que es consecuente con la realidad percibida y puede ser medido. Todo aquello que no es consecuente ni puede ser medido, por tanto, con la realidad percibida, carece de toda lógica. Si carece de lógica, esto es, de realidad, entonces no es ciencia. La ciencia se separa coyunturalmente, de esta manera, del mundo de las “ideas” y crea para todo conocimiento una cosa llamada “concepto”. El concepto es determinado, y esto significa que es fijo. Lo que es fijado partió, evidentemente, de una idea, que es trabajado por el ámbito filosófico también. Dependiendo de la observación y la experiencia empírica de lo que fue percibido y tras pruebas de ensayo y error, quedó entonces determinado en pacto filosófico-científico. Una vez queda algo determinado, comienza su gobierno hasta que un nuevo concepto demuestre algo distinto. Así, por ejemplo, si la ciencia, después de sus circunstancias demostrables,  afirma que “los bosques maduros no producen oxígeno neto”, quedará así fijado hasta nuevo concepto.  Tenemos dos preguntas que hacernos ante eso.  La primera de ellas es si, realmente todo aquello que es determinado, está realmente dentro de los cauces de la lógica matemática, es decir, es consecuente con la realidad y puede ser medido; y la segunda es que si, estando dentro de la lógica matemática, además podemos abarcar el espectro completo de esa realidad percibida y de lo que puede ser medido. Esta segunda parte queda en manos de la filosofía, que se encarga de abarcar todos los espectros y posibilidades dentro del mundo de las ideas, también llamadas ideas conceptos en sus ámbitos pragmático-deterministas, y solo ideas, en sus ámbitos no deterministas.
Dijimos que la ciencia depende del mercado de capitales. Esto significa que todas las determinaciones de la ciencia, debido a su dependencia, no permiten el paso necesario, o la conversación y el entendimiento de la filosofía a la ciencia, si no acontecen desde sus intereses. Con ello, nos encontramos con una pérdida desastrosa de conocimiento, que no abarca todo el espectro de la realidad, dando lugar a falsas especulaciones y creencias. Y lo que es peor, generando realidades nuevas absolutamente dependientes de racionalismos lineales y artificialistas que no contienen aspectos fundamentales. De este modo y volviendo al ejemplo, si la ciencia admitiese, por especulación lineal de razonamiento y sin datos medidos, “los bosques maduros no producen oxígeno neto”, no sólo está fallándose a sí misma por no contener la lógica matemática, está colaborando también a crear realidades artificialistas que no corresponden a la realidad ni a lo medido, dando pie a que el humano intervenga para crear artificialmente bosques jóvenes, por ejemplo, pensando que así está generando más oxígeno, sin tener en cuenta el amplio espectro de lo que significa un bosque maduro y la importancia vital de su conservación. El amplio abanico de las ideas posibles, que también son realidad y pueden ser medidas, si se quiere, deben estar en constante movimiento, articulando un sistema indeterminable que permite la interacción y la evolución de los estados estancados de la pura determinación. La ciencia, si quiere ser partícipe del conocimiento, debe amplificarse a los espectros, ser fiel a sí misma, conversar con la filosofía también, abrir sus fronteras y dejar de ser un producto llamado ciencia para pasar a ser una ciencia llamada conocimiento, que es su origen verdadero y tal como fue concebida desde los inicios de los tiempos.
Así habla la filosofía indeterminable que desea conversar con la ciencia: Un pulmón es un órgano que respira y da vida a un ser. Un pulmón vegetal es un órgano que respira y da vida a todos los seres. Las selvas por ejemplo, y todos los bosque primigenios del mundo,  son el gran pulmón del planeta. Ellos respiran –inspiran y espiran-, están vivos y generan la vida y el oxígeno necesario a través de la transpiración de sus hojas, a través de la descomposición de sus materias orgánicas, a través de la generación de nuevas vidas vegetales; sus hijos y sus nietos, dependen de su cuidado, los mismos humanos dependemos también de su cuidado y protección.  Además,  los bosques maduros, no sólo contienen la memoria histórica, vital para la supervivencia de todos los vegetales en la tierra, de las praderas y desiertos,  también restablecen de forma constante el  equilibrio de la atmósfera, de los climas, de las energías vitales de todos los seres.  
Los bosques primigenios son el pulmón vegetal del planeta, que respira por nosotros  y para nosotros. Esto pertenece a un conocimiento universal ¿Quiere la ciencia conversar y ser conocimiento universal también?

La alelopatía absoluta no existe



Una zona de mi huerta se encuentra bajo un buen ejemplar de pino piñonero que yo mismo planté hace unos 15 años. Después de haber madurado y de unos años de abonos verdes, la tierra de alrededor se ha transformado, desde una tierra muy alcalina y blanca, en una más esponjosa y nutrida. Se dice que la acidez de las acículas de los pinos no permite la germinación de las semillas y de ahí su alelopatía. Esto es cierto de manera científico-matemático, sin embargo, en un ambiente relativo, donde no sólo hay pinos, no se produce. Podemos apreciar en la foto 2 cómo germinan rábanos blancos sobre un manto de acículas de pino.
Por otro lado, siempre podemos también aprovechar la acidez de los pinos para poner plantas adecuadas, como son por ejemplo las fresas -su acolchado con acículas de pino es perfecto-. Junto a las fresas, hemos cultivado cebollas, ya en plena cosecha. Crecen también pimientos, mejoranas, oréganos, puerros y cenizos nacidos espontáneamente, lo cuál es una señal de una tierra en muy buen estado.

El "no hacer" y la indeterminabilidad


 https://es.wikipedia.org/wiki/Indeterminabilidad?fbclid=IwAR1cfZEvQ9skfTiEoIdNgAnkD4b4i6obhUb3WXxZtqaJeXNw4tpweTU2ZQA
La indeterminabilidad es aquella actitud del pensamiento, la sensibilidad y la acción humana que se unifica armónicamente consigo misma y con la Naturaleza. Unificarse armónicamente consigo mismo y con la Naturaleza significa dejar espacio a la intervención de Ella, templando nuestra propia necesidad de control sobre lo acontecido y lo que es creado por nosotros. Del mismo modo, es templada la propia acción de la Naturaleza no humana, permitiéndonos nuestro espacio también.
El principio n.5 de la Agricultura Natural (AN) de Vida Natural Consciente (VNC) habla del "no hacer", junto con el gran conocimiento del Tao, la indeterminabilidad es la base filosófica donde se sustenta tal principio. Los agricultores naturales no necesitamos ser filósofos para sostenernos en nuestra práctica agricultora, pero sí abrimos una puerta a su mínima y necesaria comprensión, de lo que esto significa e implica, tanto para la Naturaleza como para nuestro ejercicio agricultor, como para nuestra propia vida.
Esta masa de alfalfa contiene en su regazo brécoles, romanescos, salvias y otras hortícolas, que ya nos dieron de comer. A simple vista lo que allí sucede es indeterminable, no puede verse con claridad, no sabemos qué ha sucedido en su interior, y por ello tiende a la indeterminación, sin embargo, es un proceso que nunca llega a indeterminarse del todo, de momento, ganamos conocimiento dejando hacer a la Naturaleza. En el verano, las alfalfas nutrieron la tierra, cubrieron con sus sombras las acciones del sol; ahora, en el otoño, podemos asegurarnos nuestra acción templada y armonizada, segaremos con sumo cuidado y acolcharemos con la materia sobrante. Es el tiempo para ir incorporando hortalizas nuevas y, de nuevo, dejar a la Naturaleza su trabajo. La indeterminabilidad, aunque tiende a ello, no es indeterminación, tampoco es determinación. Que tiende a lo indeterminado significa que es un proceso intermedio que respeta y no impone u obliga, pero sin llegar nunca a serlo del todo, ya que nos permite, además, ubicarnos en la parte que necesitamos determinar -actuar, pensar y sentir en consecuencia-,, por nuestra condición relativa sujeta a la causa y el efecto