lunes, 27 de diciembre de 2021

El alma en su jardín

 

Para los antiguos egipcios, de hace más de 3.500 años, en el más allá, el jardín del difunto permanece con él. Así reza en las paredes de las tumbas:

“Entrar y salir de mi tumba, refrescarme a su sombra, beber el agua de mi estanque cada día, que sean firmes todos mis miembros, que el agua del Nilo me dé el alimento de mis ofrendas, verduras, según las estaciones, que me pasee por los vergeles de mi estanque cada día indefinidamente, que se pose mi alma sobre el follaje de los árboles que he plantado, que me refresque bajo mis árboles, que coma el pan que dan”

Que nos sirva de inspiración, a los agricultores naturales de hoy, estas bellas palabras, sabiendo que nuestro hacer en la Naturaleza, es un acto de amor hacia ella y hacia nosotros mismos. Por ley inmutable de causa y resultado, lo que damos en esta tierra, para ella misma y todos los seres vivos que hay en ella, nuestros esfuerzos por embellecerla y llenarla de vida, es lo que ella tendrá y lo que tendremos nosotros.

Lo que importa no es el esfuerzo que hacemos en la Naturaleza, o las dificultades con las que nos encontramos, pues es un trabajo que nos colma de alegría y virtud, sino lo que dejamos como legado, presente y futuro. Cada vez que un agricultor natural posa sus manos y todo su espíritu en la tierra, el universo se satisface infinitamente y nos lo hace llegar, multiplicado por millones de veces, a través del gran tesoro de su alimento espiritual y material. Es a este acontecimiento al que debemos acogernos, sintiendo el mayor regocijo que existe en este mundo; de esta manera, compensamos las fuerzas externas que destruyen la vida, que trabajan, con ignorancia supina, para la no vida.  

La “gran madre”, así llamé a este ejemplar de roble andaluz -Quercus canariensis-, que planté hace como unos dieciocho años. Entonces, no superaba un dedo de grosor y apenas una palma de mi mano. Hoy, abrazo ampliamente su tronco con mis dos brazos que pronto no podré alcanzar su circunferencia y su tamaño de ancho y alto supera los ocho metros. Este lugar se ha convertido para mi y los que viven conmigo, en un lugar sagrado. Su energía es muy poderosa para todo el que se acerca a ella, tal como son sus raíces en la tierra que tocan y sus hojas en los aires que alcanza.

A la sombra y luz de la “gran madre”, conviven diversas especies de plantas, algunas introducidas y otras venidas por la magia naturaleza. Por mencionar algunas de las plantas de coberturas, encontramos la enredadera vinca pervinca, berzas, dientes de león, lavandas y romeros, aloes, etc. Y en las arboledas que este roble madre toca directamente en los aires, contemplamos un níspero, varios almendros, un olmo de Siberia, un arce pseudoplátano, un cornejo, un durillo, varios pitosporum, dos alcornoques, un arce negundo, varios madroños, dos perales, …; ¡Oh!, que apenas nos alejamos de su centro, internándonos en el resto del bosque, y casi olvidamos que es su centro de vida, la causa origen expansiva de todo aquello que este árbol parece no tocar… Todo está tan conectado en este bosque Natural de alimentos, mismo jardín del Edén, que incluso, en sus rincones más alejados, la “gran madre” convive, ama y protege.

Que no se nos olvide nunca, nuestro paso por esta vida solo tiene un sentido: obrar en virtud de vida para la Naturaleza y para todos los seres que contiene. Nuestras acciones en Ella, son la misma realidad que dejamos aquí y que encontraremos allí, tanto para los demás como para nosotros mismos.

¡Felices años y mundos nuevos!


jueves, 23 de diciembre de 2021

Alimentemos la vida y la salud

 

Cuando plantamos una semilla en la tierra y le damos sus condiciones necesarias de agua, de calor, de aire y de nuestra energía propia, el universo entero conspira para que la fuerza de la vida se manifieste por sí misma. Nosotros, como vida que somos, tenemos la voluntad para generar tales condiciones, pero, en realidad, únicamente somos un elemento más.

La Tabla Natural Consciente de la Tierra Filosofal, nos dice que la auténtica quinta esencia se encuentra en alimentar la vida; y, alimentarla para que esta se manifieste impecable, con todo su impulso, requiere de un sencillo acto de agradecimiento y confianza.  Sin agradecimiento, no podemos entregar nuestra fuerza amorosa que cuida el acto de sembrar vida, y eso, nos dota de una confianza plena en la vida.

Todos los seres vivos tenemos una responsabilidad con nuestro vivir y con el vivir de todo lo que nos rodea. Como promotores de vida que somos, debemos, si queremos seguir alimentándola, que actuar en consecuencia con ella. Veámoslo con un ejemplo: Si yo padre miedoso de la enfermedad y la muerte, tengo hijos sanos sin miedo que rebrotan vida, y sin sentir agradecimiento por lo que ya tienen y expresan, los persigo continuamente para comprobar su temperatura, les pongo máscaras que le impiden respirar, para que no se contagien de los gérmenes naturales, les inoculo diversos medicamentos tóxicos innecesarios, cambiándoles, incluso, hasta su estructura genética imaginando una gran variedad de malas suertes, etc., y no les permito, en definitiva, vivir en paz y libertad, ¿qué estoy provocando en ellos? Pues estoy provocando que esos maravillosos seres, padezcan diferentes tipos de enfermedad, tanto mentales como físicas; enfermedades, que, por su propia naturaleza y circunstancia, no tienen; con lo que les estoy acercando a la muerte y no a la vida, en un acto total de absoluta irresponsabilidad.  Alimentar la vida es cuidar, es agradecer en un sentimiento de compensación, se trata del más puro acto de amor. Y eso implica que el que recibe tales bondades, siente lo mismo y es por eso que se genera en vida, para más vida compartida. La vida es felicidad, es libertad, es alegría, …, conjunta todas las virtudes posibles, y jamás podrá venir de la mano de la amenaza, del miedo, de la presión, de…, pues estas son las fuentes de la enfermedad y la muerte.

Con las plantas sucede lo mismo, si yo actúo obsesivamente con mis recién nacidas plantitas protegiéndolas en exceso del viento y el frío, dejándoles sin apenas aire, inoculándole toda suerte de químicos fertilizantes y antiplagas, etc., no permitiéndolas que se desarrollen en su natural circunstancia, lo que estoy haciendo es acercándolas a la muerte, estoy impidiendo que vivan sanamente; con lo que, finalmente, me encontraré con plantas enfermas, dependientes de mi control absoluto.

Lo que es natural, en su más amplio espectro de multitud de posibilidades positivas y evolutivas, alimenta la vida, pues respeta y cuida lo que es dado por su propia naturaleza. Si observamos el término artificial, vemos que, en sus primeras instancias, no tiene porqué oponerse a natural, en tanto que artificio es aquello creado por el humano y este podría ser adecuado para la Naturaleza, es por eso que, dentro de la A.N. de Vida Natural Consciente, hablamos de la posibilidad de natural artificialidad. La cuestión relevante radica en saber que lo artificial en grado preponderante -como podría pasar como cualquier otro elemento, exceso de agua, por ejemplo, o de fuego, o de aire-, crea enfermedad de naturaleza, pues la enfermedad, que es la no salud, se genera precisamente por eso. Esta enfermedad de la que hablamos ahora, se llama artificialismo, por exceso de preponderancia artificial. Si deseamos curarnos de tal enfermedad, para no llegar a separarnos de la Naturaleza a tal nivel que dejemos de ser Naturaleza, y, con ello, dejemos de ser, sencillamente, debemos disminuir la fuerza de tal preponderancia. Recordemos que es conocimiento ancestral y esencial de ciencia médica y universal, que toda enfermedad, siendo tendencia a la muerte, para evitarla, o al menos no fomentarla, es necesario templar la fuerza de su preponderancia, tal como ya se explica profusamente en la Tabla Natural Consciente.

Estimados lectores, pongamos fuerza a un mundo más natural y consciente. Un presente y futuro cercano evolutivo, está en nuestras manos con una simple decisión ¡Alimentemos la vida y la salud!

Felices fiestas.


miércoles, 22 de diciembre de 2021

Ser o no ser Naturaleza está en nuestras manos

 Es de conocimiento universal insoslayable, que todos los seres vivos de esta tierra, nos hacemos a imagen y semejanza de nuestro medio. Tanto las naturales circunstancias, como las artificiales circunstancias del medio al que estamos expuestos, provocan cambios naturales en nuestra manera de ser que nos permite estar adaptados a esas nuevas condiciones y así nos transformarnos con la misma idiosincrasia. Esta es la gran capacidad de la vida, que, por sí misma, tiene la fuerza propia para provocar las mutaciones necesarias, dentro de todo ser vivo, para que siga siendo vivo. Esa capacidad se encuentra en nuestro impulso natural inmunológico, que posee su potencial adaptador, presente y hacia el futuro, con todo el historial de nuestra información genética pasada. Eso es lo que ha permitido que, a través de millones de años, aún estemos aquí, eso es el concepto de evolución, desde el punto de vista biológico.  

Dicho esto, y considerando que nuestras acciones son causa directa de cambios en nuestra información genética y en nuestras condiciones presentes y futuras, la pregunta que nos vamos a hacer hoy es: ¿qué clase de evolución queremos para la humanidad y cómo nos afecta, o podría afectar, tal o cual clase de evolución?

Antes de comenzar esta reflexión, debemos expresar con mucha claridad, que todo cambio esencial que la humanidad haga sobre sí misma, debería estar previamente dialogada y consensuada desde todos y cada uno de los ámbitos del conocimiento, y no solo impuesta, tal como estamos viviendo y sean las causas que sean, desde la ciencia tecnológica artificialista, que está mostrando ser pseudociencia con tal comportamiento.  Cambios esenciales, sobre todo si hablamos del ámbito genético, así como el social, el de naturaleza, etc., tocan los pilares de la ética humana, por ello, todas las ciencias -filosofía, medicinas naturales, biologías y otras ciencias de la naturaleza, antropología, sociología, espiritualidad, entre otras muchas-, deben alzar su voz con fuerza y provocar un diálogo importante antes de que sea demasiado tarde. Desde mi humilde posición, que el presente artículo, sirva de llamamiento para alcen voz, todas aquellas personas responsables y capaces de todas las ciencias existentes.  

 

Una planta es un ser vivo biológicamente igual que nosotros, como cualquier otro ser vivo. Llevo investigando muchos años, en teoría y en práctica, el comportamiento de las plantas en el medio y he concluido resultados muy trascendentes para el tema que estamos tocando. Una de mis investigaciones, ha sido intentar adaptar plantas hortícolas, con modificaciones genéticas artificiales, a condiciones naturales, para ver si son o no reversibles. Es decir, lo que he intentado es cultivar plantas que fueron creadas artificialmente, en condiciones de medio natural y dotadas de ayuda con el acompañamiento e hibridación natural de otras no modificadas, para ver si las primeras podían revertir sus condiciones artificiales y podrían adaptarse a un medio natural. Debemos advertir que la mayor parte del alimento vegetal que comemos hoy día, viene de esas plantas modificadas artificialmente, con lo que, ya sólo con eso, indirectamente, ya estamos produciendo un cambio genético en los cuerpos humanos.

Después de años en tal investigación, he tomado la conclusión final de que para los casos de domesticación artificialista extrema, necesitaríamos quizás, de ser posible y con mucho empeño, cientos de años para que una planta de esas características, pudiese revertir sus condiciones artificiales. Esto quiere decir que las modificaciones artificiales genéticas en las plantas, y aun peor, la transgenia, las hace tan débiles ante las condiciones naturales, que enferman gravemente y no sobreviven, salvo que les administremos permanentemente modificaciones y productos sintéticos; y lo más preocupante, dichas plantas, a corto y medio plazo, están completamente incapacitadas para volver a ser lo que eran de forma natural.  En definitiva, las plantas con modificación genética artificial, son absolutamente dependientes de los antiplagas y de los abonos químicos, así como de modificaciones posteriores permanentes y no son capaces de vivir, por sí mismas, en un medio natural.

Mi experiencia es la Agricultura Natural, y puedo afirmar, con bastante certeza y muchos compañeros podrían hacer lo mismo, que tales modificaciones en las plantas, provocan ya un cambio indirecto suficientemente sustancial en los seres humanos y en el medio que le rodea -alimento, aire, aguas, etc,..-, que se hace cada día realmente más difícil el retorno al medio natural. El problema es que sin naturaleza nada somos, pues la vida se conforma por sí misma, y ningún ordenador, ni inteligencia artificial, o laboratorio, jamás podrá tomar esa mano. Se trata de un atentado contra la vida, se trata, ni más ni menos, que de destruir la vida. Si queremos que nuestras plantas sigan siendo naturaleza, para ellas y para nosotros, tal cual son, según la fuerza propia de la vida y nuestra natural y consciente intervención, la conservación de semillas no modificadas genéticamente de forma artificial y su cultivo natural que respeta profundamente el medio desde todos los lados, se hace primordial e importantísimo.

Debo repetir, como tantas veces ya hemos visto en nuestros ámbitos, que una planta naturalmente conformada, o como resultado de un cultivo natural y su consecuente domesticación natural, es muchísimo más resistente a cualquier enfermedad devenida, no hay plaga que pueda suceder, salvo la natural, que conlleve algún desastre general irreparable. No ocurre esto, sin embargo, con plantaciones artificiales, ante las plagas naturales devenidas, que pueden llegar a destruirlas todas. Esto quiere decir que lo naturalmente creado, que todo lo que nos rodea con su propia idiosincrasia, solo puede suponer un peligro para situaciones artificiales extremas, peligro en tanto que falto de vida natural, lo cual produce las paradoja de doble destrucción.

Y ahora, después de todas estas argumentaciones probadas en experiencia, siendo ello de la más pura ciencia, consideremos la modificación genética generalizada de humanos, indirecta, a través de la artificialización extrema del medio, con agentes artificiales creados que conviven con todos los seres vivos, o a través de la introducción directa, también generalizada, de genética artificial. Esta pescadilla que se muerde la cola, donde se provoca una artificialización de los seres vivos a tal nivel que no los hace naturalmente inmunes, sino artificialmente inmunes, y con ello, absolutamente dependientes, es perfectamente comparable con lo que sucede con las plantas. Mantengamos atención a un solo detalle, que no se nos escape, el aislamiento de plantas, para mantener la homogeneización genética, es la base de toda domesticación, si una planta con modificación leve genética, aún siendo artificial, toma contacto con un medio natural, su genética cambiaría inmediatamente en positivo a la Naturaleza y volvería a tener todo su potencial inmunológico intacto con muy poco esfuerzo, sin embargo, si la modificación es continua, dependiente y grave, es altamente probable que no podría sobrevivir en tales condiciones ambientales, por lo que el aislamiento total de medio, sería la única posible salida, que es lo que está sucediendo actualmente con los cultivos artificialistas, extensivos e intensivos. Observemos bien esta analogía y no perdamos de vista, en ningún momento, que, aunque con características propias, somos biológicamente iguales que las plantas. 

Insistimos en que todo este asunto nos afecta a todos por igual, y debemos hacer una reflexión muy elevada y fomentar el máximo diálogo en torno a ello desde todas las ciencias posibles, para tomar consciencia real de qué clase de ser humano queremos construir. Aún estamos a tiempo de retornar a la naturaleza y de volver a ser quienes somos en verdad dentro de una evolución natural, o bien aceptar dejar de serlo para convertirnos en seres artificiales absolutos, totalmente alejados de la naturaleza original, y con ello, provocar una clara destrucción futura de nosotros mismos pues somos pura naturaleza y sin ella no somos nada. La dirección que tomemos depende exclusivamente de nosotros. Pensemos, sintamos y actuemos con consciencia.

Nota: En la imagen de hoy podemos observar una almáciga con mostaza japonesa. Se puede apreciar agujeritos de animalillos que la han comido. Sería un problema si las mantengo aisladas, sin embargo, no siendo así, ningún problema, pasado unas semanas, cuando las lluvias hagan aparecer las mostazas silvestres y otras, desaparecerán por si solas. Eso es lo que llamamos la fuerza de la inmunidad natural colectiva. 

jueves, 16 de diciembre de 2021

Permitid que nos contagiemos de salud

 

El sistema político y todos los medios de comunicación oficiales, amparados en las sentencias y previsiones de las autoridades sanitarias, nos dicen que las poblaciones de personas -que no necesitan tratamiento alguno por el Covid-19 debido que poseen una buena capacidad natural inmunológica y, por ellos mismos, no corren apenas riesgo alguno con dicha enfermedad-, estas son: niños, adolescentes, la gran parte de los jóvenes y muchos mayores, sanos todos ellos, son un problema a solventar, según palabras del ECDC.

Con estos precedentes, argumentan ­-a un nivel sin precedentes de persecución, denigración y discriminación-, que tales personas sanas deben medicarse, es decir, que, aun contando con una salud impecable y sin peligro natural alguno para ellos, se les considera una amenaza para los que están más débiles, porque, tal como ellos esgrimen: son un “reservorio de virus” peligrosos para las poblaciones débiles.

Agudicemos el sentido común más elemental, ¿es esto cierto de que las “autoridades” sanitarias, nos fuerzan a poner en riesgo peligroso y evidente a esas poblaciones sanas -se conocen sobradamente los potenciales efectos secundarios peligrosos de esta llamada medicina, génica y química, del mismo modo, se conoce que las personas sanas no contagian nada salvo salud-, para, supuestamente, salvar a los más débiles? ¿de verdad que es esto cierto, o es un espantoso sueño?

No sé, pero a mi me parece que esto viola la ética más básica. Yo, hombre “débil” ya mayor, jamás pondré voluntariamente en peligro a un hijo mío para, quizás –, salvar mi propia vida.

Con todo ello, de la parte que me corresponde como ser humano, desde la Agricultura Natural de Vida Natural Consciente, sólo puedo expresar mi negativa y rechazo a supuesta “medicina” química transgénica, aplicada a toda Naturaleza viva sana expresada: aguas, tierras, fuegos y aires, plantas, animales y humanos fuertes. Creo y confío en la vida, creo y confío en la Naturaleza, nadie jamás podrá destruirla mientras haya un solo ser vivo en este mundo que crea y confíe en ella. Los seres de la Naturaleza no somos ordenadores que fallan, no necesitamos crear ningún antivirus químico-génico para que nuestra vida sea saludable.

Permitidme que me contagie de salud, que abrace a mis hijos y mis seres queridos, permitidme sentir el contagio libre del aire sano y de cada uno de los demás elementos -del sol y las aguas puras-, permitidnos que nos contagiemos de la salud de los seres de esta tierra, permitid que nos contagiemos de esa paz implícita de la salud natural, que nos contagiemos de naturaleza viva, que nos contagiemos de fortaleza para nuestros cuerpos, en el trabajo de las tierras, al contacto pleno de nuestros seres queridos. Permitidnos que nuestras sonrisas y felicidades corran por cada poro de nuestro cuerpo y nos contagiemos todos de ello, sin amenazas ni miedos, permitidnos, a mí a mis hijos y a todos los padres e hijos, ser contagiados de libertad, expresarnos tal como queremos vivir, que nadie, con una ética natural consciente, puede hacer un daño esencial a nadie, sino el más profundo bien. Permitidnos a los más débiles, aun con el sufrimiento y la dureza que eso conlleva, que aceptemos la enfermedad y la muerte naturales, como un proceso insoslayable natural de la vida. Salud para todos y todo, es ese nuestro único deseo y motivación.  

lunes, 6 de diciembre de 2021

La inalienable fuerza Natural de la vida

 

Tal como ya fue mostrado en el Tratado de Agricultura Natural, la Agricultura Natural (A.N.) tuvo origen en los mismos inicios de la humanidad; y distinguimos tres clases a lo largo de toda nuestra historia: la A.N. de cultivo, A.N. de precultivo y la A.N. de sola recolección. Aunque nunca estuvieron separadas del todo, con la aparición de la agricultura artificial, las de precultivo y sóla recolección quedaron casi en el olvido. Hoy, la A.N. moderna integra a las tres, intentando rescatar los grandes conocimientos olvidados y adaptándolos a las condiciones actuales.

Allá por el neolítico incipiente, y con los cambios climáticos más favorables, se comenzaron las primeras incursiones de la Agricultura Natural de precultivo. La Naturaleza, con su misteriosa fuerza de vida, empezó a mostrar plantas que daban alimento rico y fácil, como el trigo, la cebada, el garbanzo, entre otras muchas; y aquel acontecimiento fue aprovechado por los humanos, para irlos precultivando con la intención de facilitar su recolección y ganar alimento con la conservación.

De entre aquellos alimentos-frutos, procedentes de árboles, más antiguos consumidos en Oriente medio, fueron las bellotas dulces de los Quercus, así como también lo fueron los pistachos y los almendros. Para nuestra mente de hoy, pensar en precultivos tan arcaicos de estos últimos frutales, nos resulta un poco asombroso, a sabiendas de la dificultad que contienen los necesarios injertos para obtener frutos dulces.

Lo cierto es que, en unos principios, aquellos primeros árboles de frutos dulces, vinieron desde la más absoluta voluntad natural. Gracias a esa fuerza misteriosa devenida, que el humano jamás podrá dominar con sus medios artificiales -por mucho que se empeñe-, la almendra amarga, por ejemplo, se transformó en frutos dulces en algunos pocos ejemplares silvestres. Sin embargo, a pesar de tal bondad, aquellas semillas dulces, al ser plantadas volvían a su amargor original generalizado, con lo que el humano, dado el tesoro que contenían los dulces, decidió poner toda su mente para poder conservarlos sin tener que esforzarse en ir probando los amargos. Y así, con todo el mimo y el conocimiento intuitivo original, fue como nació la domesticación primera y, con ello, el injerto.  

En la imagen que os muestro en esta publicación, podemos apreciar un almendro silvestre dulce nacido de la maravillosa y poderosa genética inalienable de la Naturaleza. La gran causalidad, hizo que una almendra cayera al suelo y, por sí mismo, naciera un arbolito en el borde de un bosquete de cedro y cipreses, entre otros, que sí fue plantado con mis manos.

No dejamos de recordarnos que, aunque no podamos abandonarnos de forma absoluta a la fuerza misteriosa, porque de esta manera, no podríamos sobrevivir como humanos, sí que podemos integrarnos profundamente con ella y comprender el gran misterio que contiene de manera desarrollada, incluyendo nuestros aspectos más propios. Es este el designio de la A.N., pero hemos también de saber que, para que eso ocurra, debemos respetar adecuada y naturalmente, con consciencia sensible-analítica, la voluntad de la fuerza misteriosa sin nuestra impecinada intervención que aspira inútilmente a controlarlo todo. La fuerza natural de la vida, con todas sus incidencias en este mundo, jamás podrá ser controlada, y toda intención osada de querer controlarla con artificialismos devenidos, incluso a la fuerza, en base a un engañoso "beneficio común" de la humanidad, solo traerá destrucción e impulso contrario a la propia vida.  Ella es inalienable e incontrolable, es absolutamente misteriosa y sólo puede ser realizada, aceptando su voluntad, confiando en ella y fomentándola bajo el respeto más profundo de su propio ser.

martes, 7 de septiembre de 2021

De lo inmutable en la Agricultura Natural -la trascendencia de la patata-

 

Hay muchas personas que piensan que la Naturaleza es todo aquello que es salvaje, o silvestre, sin el humano incluido y cuando piensan en agricultura, están imaginando a un humano destrozando – o laboreando a su antojo- esa naturaleza silvestre o salvaje. Con esa bipartición, nos encontramos dos partes bien definidas: lo humano, por un lado -artificial-, y lo natural por otro.

Esta forma de pensar, es lo que nos ha partido en dos y lo que nos está dando numerosos quebraderos de cabeza, puesto que somos tan naturales como cualquier otro ser vivo de la Naturaleza. Como al humano le cuesta concebirse así, debido al libre albedrío que tiene, que le da la capacidad para modificar sustancial y cualitativamente su entorno, y junto a razones históricas ya argüidas, sobre la rivalidad de las personas con su entorno, sigue manteniendo su bipartición a toda costa, dirigiéndose a mantenerse no natural, pro-artificial-, con el consecuente artificialismo.

Con la nueva concepción de Naturaleza, sobrevenida de la misma Agricultura Natural, que contiene humano y contiene naturaleza, dejamos muy claro que no existe tal bipartición de manera esencial, pero sí existe, sin embargo, la posibilidad de que los humanos dejen de ser naturaleza debido al mal uso de su libre albedrío, dando lugar a que el artificialismo se enfrente a su propia cualidad innata de naturaleza y, con ello, se condene a su propia destrucción.

Por todo ello, una vez posicionados en lo natural, que incluye todo lo que está por la naturaleza con humano, la AN, que aspira a tal integración, no puede ser considerada como una simple técnica, así como tampoco puede ser una, ni única, ni abarcar lo absoluto al antojo personal, pues contiene infinitas formas, en función de cada naturaleza, con lo que depende mucho de cada persona y sus experiencias personales.

 

Si agudizamos más, y afianzados en lo pro-natural, podemos darnos cuenta de que lo que llama a muchos en tanto que trascendencia de la AN, como posible reveladora técnica del vacío o de otras aspiraciones espirituales, no es más que una cualidad más, sin ser esta únicamente así. Para empezar, el vacío no es la "nada", pues ésta no existe en el ámbito de la vida; por ello, el vacío, en tanto que existente, también lo contiene todo, y esto le da una cualidad que va más allá de la apariencia relativa y, a su vez, está dentro de esa apariencia relativa. Por otro lado, toda particular aspiración espiritual no es el "todo", porque éste no puede estar contenido en una tendencia, y, mucho menos en una verdad.


En el ámbito puramente mental, el conocimiento es lo que es, y del mismo modo que existe el conocimiento del vacío, también existe el conocimiento del mundo relativo, y ambos son sublimes, si están conectados el uno con el otro. Es, por esta otra sencilla razón, de que la AN, que es mental -inmaterial- y es material, jamás puede llegar a ser únicamente técnica, pues, siendo así, solo sería partícipe del mundo relativo de la más pura materia. La naturaleza se mueve entre esos dos mundos, y nosotros, siendo partícipes directos de lo material y lo inmaterial conjuntamente, no podemos decir que la AN es solo material, ni siquiera un medio material de trascendencia, pues la misma trascendencia, que viene a través de la mente, está contenida en lo material y lo inmaterial. Por estas razones, vistas muy someramente, podemos afirmar que la AN es natural y es consciente, es decir, es trascendente también. Y esto, ni más ni menos, contiene lo espiritual. Decimos que lo espiritual es lo inmaterial, y esto puede estar dirigido al conocimiento y la experiencia del vacío, o puede contener otras formas de trascendencia.

Desde aquí, cada cual elije lo que desea caminar, pero la AN, aunque diversa, es inmutable en sus sentidos profundos, no puede, por condiciones particulares, dejar de contener las dos partes de su condición, esto es: natural y consciente, porque entonces, dejaría de ser natural inmediatamente y sería, sencillamente, agricultura dentro de la bipartición. ¿podemos decir entonces que cultivar de forma natural patatas tiene alguna trascendencia?

 


domingo, 15 de agosto de 2021

El jardín del Edén

 


Andemos un paso adelante y démonos cuenta de que la Agricultura Natural de domesticación, que dio lugar a la civilización humana, en su sentido positivo nació gracias a la cercanía con los grandes ríos. En la cultura de Occidente, el Tigris, el Éufrates y el Nilo, fueron los grandes motores de la abundancia y la pasión por la creación de los jardines ornamentales y alimentarios, que fueron base de la recreación del Edén, del paraíso que nos fue robado.

Desde Mesopotamia y Egipto hasta nuestros días, el ser humano ha aspirado siempre a su propio origen, el bosque donde todo está dado, intentando alcanzar, con sus esfuerzos y a través de su ensoñación, la ilusión de vivir en el paraíso perdido.

La arquitectura y los jardines fueron las articulaciones reales de tales aspiraciones durante milenios, pero hubo un punto de inflexión en el camino que dio lugar a otras aspiraciones inversas. Esto es: la ilusión y el deseo de ser Dios, de creerse “todo poderoso” por encima de su propia Naturaleza misteriosa y otras naturalezas misteriosas, que ya son dadas.  Apenas unos pocos siglos nos separan, dejando de lado todo el recorrido ganado hacia el Edén.

Así decía el escriba Enii, sobre el 1.580 a.C.:

“haz a tu gusto un jardín, rodeado de parterres; además de la tierra de labor, planta en él árboles, que será un abrigo para los alrededores de tu casa; llena tu mirada con todas las flores que tu ojo pueda contemplar, porque no hay que privarse e ninguna de ellas, es motivo de felicidad no dejarlas de lado”.

Los mesopotámicos y los egipcios dejaron ver hermosos jardines para el placer, el rito y la alimentación, y usaron los recursos de su mente, es decir, la técnica -tecnología-, para llevarlo a cabo. Pozos, estanques, canales de distribución del agua, traslado del limo, etc., fueron estimables creaciones de la mente humana para la realización mundana el paraíso en esta tierra. En unos principios, pocas veces se alejaron de los ríos y se adentraron en el desierto con esa pretensión. Y las veces que lo hicieron, el desastre terminó por acabar toda civilización y toda Naturaleza fue destruida; Petra es un ejemplo de ello. Al final, la excesiva explotación sin tener en cuenta a la Naturaleza, dio lugar a la misma suerte, con lo que el artificialismo cobra siempre su moneda de cambio: la autodestrucción.

Toda tecnología, por muy avanzada que esta sea, jamás podrá dominar la misteriosa fuerza de la creación natural. Toda vez que el humano pretenda controlar lo incontrolable con sus artificialismos varios, la Naturaleza irrumpirá sin contemplaciones y destruirá tal intención, incluido todo el tesoro que nos fue dado inicialmente.

Los ríos y bosques que nos han sido dados por su propia naturaleza, aún con el prudente provecho humano, han de ser conservados con toda su pureza, tal cual han sido revelados, y todas las tierras, aires, aguas y bosques modificados y destruidos, han de ser recuperados, para que la Naturaleza pueda, de nuevo, mostrarnos el camino al Edén; de no ser así, Ella nos mostrará el infierno. Es ese el designio de los humanos, por ello, la conservación, la recuperación y la recreación, es el camino de todo ser Natural y Consciente, y la Agricultura Natural pone objetivo primordial en ello, en desarrollo material y espiritual.

En el Tratado de Agricultura Natural quedó revelada la Tierra Filosofal. Aquello que no fue visto aún en los albores de la civilización, por el maestro de maestros, Hermes Trismegisto, con su Tabla Esmeralda, donde reinaba el oro, hoy cobra otra claridad para el devenir humano. Con la Tabla Natural Consciente, lo que reina ahora es el alimento de vida, que es el oro “simbólico” sutil y evolucionado; en contraposición de la transmutación de la piedra en oro -piedra filosofal-, lo que debe ser transmutado es la tierra -que es la piedra más sutil-, en alimento de vida -Tierra Filosofal-.

Averiguad qué significa alimento de vida y habréis encontrado el camino auténtico a la Tierra Filosofal. La sabiduría eclosionará en vuestras mentes, y siendo realizable, material y espiritualmente, por muchos, un nuevo paradigma humano, sin duda alguna, vendrá y nos mostrará el más hermoso de los paraísos en esta misma tierra, tal como fue designado por la providencia.

Que así sea entonces.


viernes, 4 de junio de 2021

Desde adentro hacia afuera

 


Hasta el día de ayer, Jardín Natural Jamchen, que hace unos veinte años era un desierto con algunos almendros, logró abarcar unos 7.000 metros cuadrados de bosque Natural de alimentos (bNa) en estado de climax. Un espacio de naturaleza donde se practica Agricultura natural que, salvo algunas pequeñas zonas aún no acabadas, ofrece una amplia diversidad en todos los estratos posibles, desde el suelo hasta los aires, con más de ciento veinticinco diferentes especies de árboles, silvestres y frutales, y muchísimos más de arbustos pequeños, hortalizas, aromáticas y una vasta gama de leguminosas y otras silvestres de cobertura.

Hasta el día de ayer, Jardín Natural Jamchen, como bNa casi completado, denso y verde que es, daba sobradamente alimento de hortalizas y frutas a una familia, y podía mantener, además, un pequeño suministro a algunos vecinos que podían comprar en un grupo de consumo natural que fue creado desde aquí.  

Pues bien, en el día de hoy, comienza un nuevo reto para este jardín, ya que hemos adquirido una nueva parcela colindante en estado total de abandono. JNJ contendrá ahora una hectárea de terreno, con lo que el nuevo 30 % se integrará al total de nuestra responsabilidad, según lo establecido en el principio de bosque natural de alimentos y los esfuerzos que quedan para lograr de nuevo la completud que perdemos con esta integración, no son pocos.

Con este proyecto, este espacio intentará demostrar que el concepto de bosque Natural de alimentos, según la Agricultura Natural de Vida Natural Consciente, se puede amplificar más allá de nuestras propias fronteras. Esta es la forma que la AN actúa, no crea espacios acotados, aislados y estrechos, de élites o de aparentes desistematizados, sino espacios y lugares de Naturaleza y de práctica de vida rural auténtica, totalmente amplificables y abiertas al mundo. Los bNa, con su fuerza propia, son como centros de vida verde que generan más vida hacia afuera, como corazones que pulsan la sangre, con toda su fuerza de existencia, a todo el cuerpo que representa, hasta la punta de los dedos. Tales cuerpos que se generan, a su vez actúan hacia afuera sin perder, en ningún momento, su identidad, logrando una fuerza poderosa a favor de lo auténticamente natural, que no contempla ningún rasgo de artificialismo y que se encara con dignidad a él.

Si todos los agricultores de este país, y más allá de este país, practicáramos la Agricultura Natural, todo el espacio, desde una punta a la otra, sería un maravilloso vergel de convivencia lleno de pura vida. Algo que nos merecemos y que la Naturaleza fuera de nosotros también merece.  No dejemos nunca de practicar Agricultura Natural, amplifiquémonos en esa fuerza verde. Depende exclusivamente de nosotros agricultores, gentes humildes que vivimos en el campo, para el campo y por el campo.

En la imagen primera que muestro hoy, observamos los altos de la nueva finca que lindan con el bNa, en esta zona cumpliré con un sueño, que será albergar, suficientemente amplia y desde sus más tiernos comienzos, una viña con especies autóctonas, que aspira a estar completamente integrada en el futuro bosque. En la imagen segunda es la parte media, una zona preciosa con ambiente chinescos, donde intentaremos vivificar el aspecto contemplativo, entre arboledas de nogales, avellanos y, seguramente, pinos asiáticos que se alzarán con sus movimientos curvos y sutiles entre las rocas. La tercera imagen, es la parte baja de bancales antiguos, donde, como ya conocemos y es habitual, estarán los frutales más delicados, también integrados con su parte silvestre.  

 


jueves, 20 de mayo de 2021

Confiar en la Naturaleza

 

Masanobu Fukuoka, padre de la Agricultura Natural, habló muchas veces de la “no discriminación” en términos de pensamiento, sin embargo, él uso bastantes recursos de razonamientos, tanto de filosofía como técnico-científicos, para defenderla y promoverla. ¿Qué es lo que quiso el maestro decir con la“no dicriminación” entonces?

Estos temas han sido tratados extensamente en los libros de Vida Natural Consciente, pero conviene repasarlos a menudo, para ir cortando aquellos flecos sueltos que quedan todavía en la mente de algunas personas, sobre todo, en las no afines a la AN.

El ser humano es pensante, no puede jamás dejar de serlo, intentar anular esa parte sería ir en contra de la propia naturaleza humana, lo cuál sería algo innatural. La cuestión entonces es el cómo, el por qué y la cualidad y la cantidad de pensamiento que llevamos en la mochila y que seguimos fabricando. La “no discriminación” fukuokiana no significaba el “no pensamiento”, sino en el pensar correcto, según los términos naturales y conscientes. Este pensar correcto, para Fukuoka, consistía en dejar de lado el análisis científico demoledor, dentro de la acción agricultora, para dar paso a un devenir natural que confiaba en la naturaleza y que permitía su propia expresión. Para las filosofías de VNC, se habla de una templanza de esa parte analítica objetivista de la ciencia, para dar entrada a una analítica sensible, conectada con la Naturaleza y su realización práctica, que compensan la otra parte y que no renuncian del todo a la parte necesaria objetiva; pero, sobre todo, que siguen confiando y respetando también tal devenir natural y su expresión.

El conocimiento humano tiene unos parámetros de lógica para considerar que tales o cuales razonamientos, son válidos o no lo son, y, suelen ser determinantes para designar la realidad que vivimos, pero no son, necesariamente, absolutas. En los casos de algunas disciplinas deterministas extremas, sus cauces son tremendamente alienantes, dentro del ámbito de la ciencia y de sus filosofías, pues tienden a totalizar las determinaciones en forma de ley totalitaria, pretendiendo abarcar términos de veracidad y verdad, dejando el razonamiento lógico correcto y posible, anulado a su propio antojo de ciencia o filosofía, es decir, con un conocimiento absolutista, que no permite lo subjetivo ni lo objetivo flexible, apoyado en lo absolutamente objetivo.  

Lo humanos, tras los excesos totalitarios de la segunda guerra mundial, aprendimos –o debiéramos haber aprendido-, que ningún razonamiento lógico, por muy validos que fuesen, debería considerarse como “verdad”, sino que nos moveríamos en términos de realidad relativa, de razonamientos lógicos correctos flexibles, fuesen estos objetivos o subjetivos, o ninguno o ambos; es decir, que siguen el canon lógico establecido, y que son perfectamente válidos para determinados ámbitos, pero siempre abiertos a ser cambiados, en un devenir natural y evolutivo, teniendo la subjetividad -relatividad- en cuenta, aún con la objetividad necesaria. Esto ha sido defendido, y ampliamente ensayado, desde aquella segunda guerra, por numerosos filósofos estetas, entre los que me encuentro, y lo que se pretende es que ningún razonamiento sea un absoluto que implique términos de verdad, sino que puedan abarcar ámbitos flexibles de comprensión y acción dentro de una continuidad cambiante posible.

Así, por ejemplo, ante una afirmación -determinista y totalitaria- que expresa que “todo lo que existe es Naturaleza”, porque somos naturaleza y por tanto nos incluye con todo el paquete; nosotros, razonamos, en experiencia consciente y de naturaleza, que tal afirmación no es correcta -ni verdad-, en tanto que, siendo así, se justificaría cualquier acción, y sabemos, por comprensión y sentido básico, que no todo vale, que muchas acciones humanas van contra la Naturaleza y la destruyen, por lo que debemos poner límite y templanza a ese aspecto totalitario que piensa que todo lo que existe puede inventarlo el humano y está en la responsabilidad humana, porque sabemos, por experiencia y conocimiento, aparte de los criterios subjetivos comentados, que hay un aspecto de la vida que no depende de nuestra absoluta voluntad. El aspecto misterioso que hace que la vida se produzca por sí misma, sin nuestra obstinada intervención.

En términos de Naturaleza y Consciencia, tales argumentos que se expresan, contienen una única motivación. Que el humano pueda vivir sana y armónicamente, en un ambiente sano y armónico también, respetando los ciclos naturales tanto de una parte como de la otra, intentando siempre meditar cada acción, para que este equilibrio entre naturaleza y humano se produzca y pueda causar una mejora para ambos, aunque a veces pueda implicar cierto detrimento en nuestras comodidades artificiales. El equilibrio llama a la templanza, así que cualquier acción o pensamiento humanos, deben ser de tal cualidad para que pueda cumplirse el esperado equilibrio.

Por todo ello, solo podemos considerarnos válidos y correctos, si aprendemos a confiar en la naturaleza, que somos nosotros también, siempre y cuando respetemos el camino que nos lleva a dejar expresar la naturaleza no humana también, que es el origen de la misma vida. Debemos recordar también, que lo que es tendente a la destrucción de forma absoluta, deja de ser, por lo que no es una cualidad implícita y única en el ser, aunque exista ese rasgo, en condiciones de relatividad, dentro de la naturaleza.

La AN no es una cuestión de fe, es una cuestión de comprensión y confianza en lo que pensamos y realizamos en la practica por nosotros mismos, por eso no tiene nombre, ni pertenece a nadie sino a todos, y está aquí y ahora, con la mirada clara puesta en nuestra propia vida y la vida de nuestro hábitat.


domingo, 16 de mayo de 2021

El compost en la Agricultura Natural

 

El maestro Fukuoka fue muy explícito en esto, el compost elaborado no merece la pena. Mucho hemos expresado sobre este tema, y podemos acudir a todo lo que está escrito si queremos profundizar en este principio fundamental, pero lo más relevante, es reforzarnos en este convencimiento y realizar, por nosotros mismos, sobre todo, por qué afirmamos que no usamos compost elaborado.

Todo el conocimiento científico del mundo sobre los microorganismos de la tierra y demás componentes vivos, con el fin de elaborar artificialmente abonos para nuestras plantas de cultivo, jamás nos darán el gran conocimiento de la vida que hay en ellas cuando dotamos de libertad a la misma naturaleza, con una intervención mínima, para que ella haga el mejor compost que pueda existir, sin nuestra obstinada intervención y manipulación de su crecimiento.

Nuestras plantas de alimento cada vez son más y más débiles, menos y menos nutritivas; la causa principal, aparte de la domesticación tan extrema de plantas y ecosistema, que ha provocado una dependencia casi total de la naturaleza, es el aporte continuado, precisamente, de ese extra alimento llamado compost elaborado u otros fertilizantes vivos, etc. Es por esa razón que en AN ponemos preponderancia en lo contrario, y esto no significa que dejemos de nutrir a nuestra huerta, significa que el esfuerzo de elaborar compost, sencillamente, aparte de ser un trabajo excesivo que no merece la pena, tal como afirmó Fukuoka, es una manipulación extrema que atenta directamente sobre la libertad que nuestras plantas necesitan para ser naturales.

Esta actitud de la AN, que intenta no ajustarse a lo excesivamente elaborado, dota al humano de una cualidad que se llama natural y consciente, y es llamada así, porque tiene en cuenta la naturaleza, dejándola ser a ella misma. Con ello, el humano tampoco deja de ser quien es y de ajustarse a sus necesidades de alimento, porque, de alguna manera, también interviene, es una cuestión de grado y cualidad. Dar la espalda a este hecho, es mantener una actitud tendente a ser artificialista en el ámbito del cultivo, es decir, es mantener una actitud contraria a ser natural y consciente, por eso decimos que la AN, que trabaja a la inversa, pertenece al ámbito de la Vida Natural Consciente.

La cuestión ahora es el cómo hacemos entonces, algo que parece que preocupa mucho a los ecológicos científicos y a algunos otros sectores de la permacultura. En este artículo, intentaré mostrar un pequeño ejemplo de lo que estamos afirmando.   

En la imagen primera, se pueden apreciar unas matas de guisantes silvestres, entre ellas, también hay vezas silvestres y otras plantas valiosas del punto de vista nutritivo de nuestra tierra. Todas ellas crecen copiosamente cada primavera en mi finca. Cuando llegué aquí, hace como unos 20 años, crecían muy pocas de ellas. La razón de ello era que no existía bosque Natural de alimentos (bNa), es decir, no había un equilibrio ecosistemático creado. Según la AN, este equilibrio, o climax, de bNa, se consigue gracias a la incorporación consciente de arboleda silvestre; y es en este camino, donde nacen y se establecen estas clases de plantas de forma natural.

El árbol silvestre es el gran valor dentro de la AN, él es el comienzo de la nutrición, el descompactado y la riqueza de nuestra tierra, él hace que en nuestra tierra se incorporen, por sí sola, las plantas que necesitamos. Es la gran magia de la vida que no podemos manipular, por ello, sin árboles silvestres, no podemos concebir AN alguna, y es también, por esta razón, que hemos incorporado el sexto principio de bNa. En cualquier caso, podemos ayudarla un poco esparciendo este tipo de semillas en nuestro campo -existen un universo amplio de clases de ellas-, si queremos avanzar un poco antes para determinados estados de transición -nuestro principio 8-.

Cada año, estas plantas de cobertura me producen casi una cuarta de alto, por metro cuadrado de base, de materia orgánica, con lo que, por cada 1000 metros cuadrado de mi finca, obtengo mil cuartas, es decir, muchísimos kilos de materia valiosísima -biomasa- para el suelo, es decir, de compost natural elaborado por la naturaleza. Eso sin contar con los millones de hojas caídas cada otoño de los árboles.

Y ahora comparemos. En la segunda imagen, se pueden apreciar dos montones de compost natural de mis desechos de cocina producidos en dos años. No he elaborado nada, sencillamente los he acumulado allí y les he echado paja de mi campo encima para cubrirlos un poco. Esto no es compost elaborado, es sencillamente un “podriero”, como decían los antiguos de mi zona. ¿Merece la pena preocuparse entonces en elaborar compost en tales condiciones ecosistemáticas de producción de biomasa? Si comparamos, por ejemplo, los desechos de cocina producidos por una familia en dos años, es decir, dos montoncitos, que son como unas seis cuartas por metro cuadrado, por los miles de cuartas que tengo cada año en la finca, creo que la lógica es aplastante.

Y ahora, preguntémonos ¿Qué necesita saber más la ciencia moderna sobre ello? Esta ciencia diría que no es suficiente para alimentar a nuestras hortalizas, por ejemplo, y que por ello necesitamos conocer todo un sistema complicadísimo de conocimiento, recoger las materias de los ya pobres y esquilmados bosques de afuera, etc., con todas las implicaciones económicas y sociales que ello contiene. Entonces, la AN contestaría que, además de lo dicho, con un poco de estiércol y plantando las plantas adecuadas -véase Tratado de Agricultura Natural y el sistema de grados de la tierra y las plantas-, dejando, en el mundo de coberturas, silvestres alrededor, también con su segado, es más que suficiente para demostrar que nuestras verduras y frutales crecen excelentes y sanas. La AN no espera milagros artificialistas, se encuentra directamente en la tierra, junto a ella, es muy simple, ¿demasiado simple?

Bienvenidos a la Agricultura Natural real.


sábado, 8 de mayo de 2021

Por una Naturaleza libre en hermandad humana

 


Con un elevado grado de análisis separado de la Naturaleza, es decir, con una expresión “sólo mente”, el artificialismo cuenta con poderosas razones para determinar sus leyes. Unas leyes ajustadas a la conservación de una vida que rechaza el devenir natural y que intenta controlarlo, de tal forma, que éste no se manifieste.

Una mente humana artificialista, se encuentra muy carente de sensibilidad natural -no tiene contacto, ni tiene desarrollado, sus sentidos-, esto hace que pueda llegar a pensar, por ejemplo, que las valiosas plantas silvestres varias, o las dulces y hermosas hojas caídas de un árbol, o los mismos árboles silvestres en sí, que son todos el alimento y la medicina de la Naturaleza, crean suciedad, contienen bichos dañinos de toda clase, con lo que se les suponen que son un peligro para los cultivos y para la vida humana artificialista; y es, por ello, que son perseguidos y exterminados.

El contacto sensible con la Naturaleza es tan rechazado para la mente artificialista, que llega a ser realmente un acontecimiento muy obsesivo. Este hecho hace que sea capaz de intentar controlar, incluso por imposición y totalitarismo, todas las causas sensibles, que son sobrevenidas de los elementos esenciales y naturales de la Naturaleza, como son la energía del sol, del agua, de la tierra y del aire, acotando la manifestación libre que ellas contienen en su relación con los seres libres, impidiendo, con ello, la manifestación libre de toda vida natural.  

El artificialismo cuenta con razones poderosas analíticas sí, pero estas están absolutamente carentes de toda sensibilidad, tanto en mente como en experiencia sensible, con lo que su grado de consciencia es bastante deficiente. Sin Consciencia hay ignorancia -no hay evolución humana-, y la tendencia, en estas condiciones, es la destrucción. En Vida Natural Consciente, libro 2, fue extensamente definida la Consciencia, allí podemos probar, en fuerza analítica sensible -filosófica-, todo lo que aquí ahora estamos expresando.

La Agricultura Natural de hoy, es portadora de esa fuerza analítica sensible, pero también es portadora de fuerza analítica objetiva, tal como se ha mostrado, en grado de conocimiento histórico y de ciencia esencial, en el recién publicado Tratado de Agricultura Natural. La capacidad doble de fuerza analítica, es capacidad consciente, y solo puede ser revelada con la experiencia de vida directa de campo. Es decir, la Naturaleza es una entidad externa a ser observada, es decir, es objetiva y conforma patrón “relativo y flexible” de ley, pero, la Naturaleza lo que es, sobre todo, una entidad interna para ser experimentada -en experiencia directa sensible y en mente sensible-, es decir, es subjetiva y conforma, o no, un patrón individual, sea este también grupal, si así lo quiere.

En definitiva, lo que estamos declarando es que los agricultores naturales ya han dejado de ser, para los ojos artificialistas, unas gentes “palurdas e incultas” fáciles de dominar, entre otras cosas porque nunca lo fueron, en verdad; y, fundamentalmente, porque hoy sí que posee fuerza analítica sobrada y de experiencia sobrada, para defenderse y no estar necesariamente condenados al conocimiento ignorante y a las leyes ignorantes sobrevenidas de ese conocimiento proveniente de la nueva Babilonia; por libertad de natural de expresión, y por libertad natural de vida en experiencia. ¡

Por una Naturaleza libre en hermandad humana

martes, 27 de abril de 2021

La Agricultura Natural y el nuevo Edén del bosque

Ya traspasando los albores del siglo XXI y, en lo profundo que llevamos buceado, observamos que han emergido demasiados acontecimientos relevantes que, sin duda alguna, decantarán espejismos variados y realidades confusas.

Con esta situación, no es difícil intuir que está llegando el momento de plantearnos seriamente la realidad humana que queremos configurar y lanzar con fuerza la alternativa que aboga por el derecho a ser lo que somos, dentro de la naturaleza que una vez nos fue dada.

No nos cabe duda ahora que hace millones de años, por alguna extraña razón, fuimos expulsados del Edén del bosque, allá por los confines de los bosques frescos africanos. Desde entonces, la falta de frutos silvestres de las estepas que surgieron, nos obligó a matar para sobrevivir, y no hemos parado, llevamos luchando, sin cesar, contra natura para lograr una supervivencia en este mundo. Nos hicimos hostiles a la naturaleza y la mente que empezamos a desarrollar nos permitió tales actitudes.[1]

A pesar de la gloria y sus matanzas, la mente humana de hoy ha llegado a su punto máximo de inflexión, y lo que ahora está en juego es si vamos a poder o no, continuar manteniendo esa actitud hostil a la Naturaleza para sobrevivir fuera del bosque, con todo el artificialismo creado. Imaginar un mundo des-naturalizado absoluto, con armonía, salud y felicidad, es algo totalmente imposible, pues no caben tales bondades, dentro de una realidad que fue creada a través de la hostilidad. La Naturaleza nos llama ahora, sin dilación, a la inmediata toma de consciencia para que dejemos esa actitud, y volvamos al sitio que nos corresponde con la mente que tenemos ahora.  

Es este un trabajo de todos, y requiere una reflexión muy importante. Debemos abandonar las armas, dejar de luchar en contra de la naturaleza, y regresar al bosque donde pertenecemos.

Ahora, que ya sabemos que la Agricultura Natural no es sólo un hecho coyuntural de estos últimos tiempos, o un simple conjunto de técnicas de agricultura, que nos lleva al mismísimo origen de la humanidad, podemos tomar consciencia plena de la función primordial que lleva consigo. Y no sólo desde nuestra historia, sino de la mejor realidad posible para nuestro presente y futuro.

En el Tratado de A.N., hemos reivindicado esos orígenes, sintiéndonos parte integrante de ese ancestro, y los patrones antiguos nos van a servir para comprendernos y tomar ciertas prácticas dentro de este mundo retorno que se nos ofrece ahora, lejos de las consideraciones babilónicas artificilistas de hoy. Sin embargo, no perdemos de vista que aquellos mismos patrones, nos llevan también a la parte hostil del origen de lo que somos, ya que fueron también causa directa de esos errores. Es por todo ello, desde la A.N. de hoy, muy conveniente mantener la cautela debida y reforzarnos en los principios de la A.N., pues ellos han sido concebidos para el avance de la cordialidad con la Naturaleza.   

Bienvenidos al nuevo Edén.

 



[1] Ver capítulo 2. Antecedentes históricos de la Agricultura natural. Tratado de Agricultura natural.

viernes, 23 de abril de 2021

El baile de la naturaleza libre


El otro día, charlando en el poblado cercano de donde vivo, un viejo hortelano del lugar me decía que antes de que comenzaran a echar líquidos en el campo -fitosanitarios y fertilizantes industriales-, ninguna enfermedad acechaba a las plantas y que, sin embargo, hoy, no hay ninguna especie que no esté enferma.

Desde las alternativas, debemos ejercer fuerza argumental y reflexionar mucho sobre este tema, porque, sin ninguna duda, los hechos son evidentes, el artificialismo está provocando enfermedad y destruyendo la naturaleza y a nosotros mismos. El control absoluto de hoy, llegando al extremo de acechanza y proscripción por ser naturales, en base a un “supuesto” conocimiento -científico-tecnológico-, que está intentando someter por obligación a toda naturaleza, expresa una dinámica sobre-dominante absolutista (de preponderancia máxima) que crea estados estériles en contra de la misma vida. Y lo que es aún peor, las entidades de vida enferma, quedan así extra-dependientes de los artificios dañinos que lo ansían sostener, sin ninguna capacidad para interrelacionarse con el medio natural, siendo esta su única razón de vida.

La vida está llena y se sostiene gracias a la interacción con el medio, sin un medio interviniendo en su natural circunstancia, sin los elementos de vida en su natural circunstancia, se manifiestan seres vivos carentes de toda defensa natural, con lo que, en cuanto mantienen un contacto mínimo con el medio natural, quedan desvalidos. En otras palabras, el artificialismo crea seres vivos incapaces de vivir en la Naturaleza y dependientes absolutos de los productos artificiales. En un corto plazo, no podemos discernirlo con claridad; en un medio plazo, no sólo podremos verlo con la claridad suficiente, sino que, además, la esterilidad se expresará, sin lugar a dudas, a través de la debilidad y la negación de la inmunidad natural, con la enfermedad consiguiente. La destrucción final sería el largo plazo.

Si no se templa en su acción el artificialismo, la humanidad y el resto de seres vivos de esta tierra, acabarán por enfermarnos de muerte, por su propia preponderancia demasiado extrema.

Por otro lado, no podemos llegar, tampoco, como solución a este problema inminente, al otro extremo de pensar en un abandono total y salvaje de nuestra intervención, y dejarlo todo en manos de la madre Naturaleza, ya que, a pesar de que el misterioso Ayu de la Tierra filosofal (1) se recompone solo -es decir, la conjunción perfecta que expresa la vida y su salud, no depende esencialmente de la intervención del humano, sino de su propia gran fuerza generadora de vida-, la Naturaleza no humana puede llegar a ser también demasiado preponderante si se la deja a ella sola.  El procedimiento es la vía media que fomenta la vida, dejando que se manifieste la Naturaleza también, incluyendo los estados de voluntades libres que tienen la capacidad de elegir su propio designio; en un baile maravilloso que sostiene, de manera Natural y Consciente (2), intervenciones humanas, no dominantes y sí suaves y armónicas, que lo incluye todo, y no renuncia a ser lo que es.                    

En un estado de indeterminabilidad -disculpen la palabreja, pero es necesaria-, ajustamos esa intervención a través de la simple templanza, para que lo preponderante no se haga nunca extremo, y podamos, en un ejercicio pleno y consciente de libertad de voluntades, converger armónicamente con la gran manifestación de la Naturaleza, beneficiando la salud y la vida con ello.

No perdamos la esperanza en la vida -ni en la humanidad ni en la Naturaleza-, y seamos consecuentes y contundentes ante cualquier expresión que vaya contra ella.

Que la naturaleza nos acompañe siempre. Feliz primavera.

 

Imagen marzo 2021 -zanahorias, coles, lechugas, cebollas…-

(1) - Ref.  libro Tratado de Agricultura Natural - Ahó, Cauac editorial nativa-

(2)  -Ref. libros de Vida Natural Consciente -Ahó, Cauac editorial Nativa-

sábado, 17 de abril de 2021

Devenir en presente, pasado y futuro

Jardín Natural Jamchen, es un centro representativo de prácticas e investigación de la Agricultura Natural. Nuestras plantas de alimento crecen en plena integración con el medio ambiente, conservando el ecosistema tal cual fue manifestado en su propio origen. De esta manera, podemos obtener hortalizas dentro del bosque con el máximo respeto, sin tener que labrar, ni desherbar, ni añadir ningún tipo de fertilizante, ni antiplaga elaborados, bastando un poco de estiércol superficial y el acolchado del propio bosque.

La razón de este maravilloso climax de bNa expresado, es debida a la acción en tierra, fuego, agua y aire de los árboles y de todos los vegetales de cobertura conjuntados. El alimento humano proviene del bosque, allí fue donde nacieron las primeras plantas que posteriormente fueron domesticadas para nuestro consumo; es por ello que, devolver a la Naturaleza lo que le es correspondido, es devolvernos a nosotros mismos la máxima cualidad de nuestra existencia.

Casi la totalidad de las hortalizas que cultivamos, las germinamos nosotros cuidadosamente en almácigas naturales o directamente en tierra, dependiendo de la especie. En relación a la imagen que muestro hoy, podemos ver una especie de lechuga que estamos introduciendo que se ha adaptado perfectamente. Este año, estamos cultivando unos seis diferentes tipos de lechugas, dos de las cuales son autóctonas de estas tierras, y las otras provenientes de otros lugares. Las vamos integrando en diversos ambientes, observando los grados de la tierra y las plantas -véase práctica de grados en Tratado de Agricultura Natural-, hasta localizar su fluir y tendencias. Después de la experiencia, sacamos conclusiones y nos quedaremos con las que mejor se hayan adaptado. 

Continuamos con el gran devenir de la Agricultura Natural, que es la máxima de este presente evocador que nos lleva al mayor logro posible y a la mejor posible humanidad.

Justo acababa de escribir este artículo, y la abundancia de la recolección de cada día entraba en casa, en devenir pasado y futuro, esta vez, dos hermosos repollos, uno de ellos pesaba un kilo. Elaboraremos un rico y saludable chucrut.

Felices devenires primaverales.

jueves, 8 de abril de 2021

El bosque Natural como origen y destino de la fertilidad

 

“LA Agricultura Natural intenta rescatar el derecho de vida de la Naturaleza, del mismo modo que el derecho de vida del propio Humano, por eso, redimimos el origen de la fertilidad natural, que es el bosque, que es el principio también de los tiempos, muchísimo tiempo antes que comenzara el cultivo de la tierra. Allá donde hubo bosques de forma Natural, el humano tiene la obligación de devolver ese estado original —es bien conocido aquello que dicen los botánicos de que la península Ibérica tiene vocación forestal, no debemos perder este punto dentro de nuestro marco de acción en el Mediterráneo—.”

Tratado de Agricultura Natural, pag. 57 volumen I

Por causalidad irrefutable, el principio 6 de la Agricultura Natural, habla del bosque Natural de alimentos (b.N.a.), como una adaptación completa e integrada del humano en la Naturaleza. Esto es así, tal como hemos repetido tantas veces, porque la Naturaleza no humana debe existir en la misma proporción que existe el humano, en una coexistencia equilibrada, por una pura supervivencia de ambas especies de seres.

Las formas manifiestas del bNa son múltiples y diversas, no podemos establecer unas normas matematizadas concretas y exactas, pero sí podemos rescatar algunos de los patrones que se repiten, y que nos dan elevado conocimiento sobre cuáles deben ser nuestras maneras naturales de actuar en nuestro medio, de tal forma que impliquen la gran integración y climax entre el humano y el resto de la Naturaleza. En el Tratado de AN, podemos encontrar buena parte importante de esos patrones que han sido considerados según las grandes experiencias de nuestros ancestros, desde el mismo origen de la humanidad, así como las nuestras propias de hoy, de la A.N. actual y la posible futura.

En la imagen de hoy, podemos apreciar un rincón abancalado con hortalizas dentro de un bosque Natural de alimentos. En este caso, no nos estorban las sombras del alcornoque, del arce japonés o del kaki que le rodea, porque estas lechugas, criadas desde semillas antiguas y naturales, están acostumbradas a estas condiciones maravillosas del bosque, que es donde se encuentra el origen de la fertilidad, para este presente y nuestro futuro. La foto la hice hace un par de semanas, hoy tienen el tamaño de una cuarta hacia arriba. La naturaleza muestra siempre todo su potencial.

Abrazos naturales y conscientes!  

sábado, 27 de marzo de 2021

Sobre nuestra práctica Natural

 

El maestro Fukuoka habló, profusamente, de la “no discriminación”, refiriéndose a la necesidad imperiosa del ser humano, de templar nuestra actitud analítica. La capacidad que tengamos nosotros de llevar esa templanza, será la misma medida de integración con nuestro medio natural.

No debemos dejar de pensar y volver a ser ancestrales salvajes, ¡ni mucho menos!; es este el mismo error que considerar que el “no hacer”, nuestro 5 principio, es la absoluta no acción. Mantengamos claro que los humanos hemos nacido con la capacidad para pensar y de actuar, con lo que es, totalmente, imposible que pudiésemos dejar algo que está implícito en nuestra naturaleza.

Pero no por ser lo que somos y realizarnos en ello, pensando y haciendo, debemos afianzarnos en el instinto de auto-supervivencia que destruye lo que nos toca desde fuera, por temor a perder nuestra integridad. Este miedo, ciertamente sí ancestral, nos lleva a querer estar por encima de cualquier otra manifestación de la naturaleza, con un sentir acomplejado que quiere controlarlo todo con nuestra mente y nuestra acción consecuente. Esto denota claramente un complejo de superioridad, que no es más, en realidad, que un sentimiento de inferioridad, una terrible falta de consciencia y respeto. Y esto nos crea muchos sufrimientos, a la vez que nos destruye.

Nuestra naturaleza verdadera, que es consciente, no puede ir jamás dirigida allí, ya que la consciencia se mide gracias a la conjunción de aquellas cualidades -hacer-pensar- con la cualidad también de la sensibilidad, que son los sentidos naturales propios que nos conectan directamente con todo lo que nos rodea, es decir, los naturales.  

Por todo lo dicho, a sabiendas de que pensar y actuar son las dos vertientes que se alejan de la Sensibilidad natural -5 sentidos­­-, tales son los cánones artificialistas, no nos queda más remedio, si queremos salvarnos a nosotros y al resto de las manifestaciones naturales, que disminuir la fuerza de esa parte pensante y de acción. Y esto significa, y en esto nos basamos en la Agricultura Natural, una fuerza hacia la “no discriminación” y el “no hacer”, para dejar el espacio necesario para aumentar la fuerza hacia la Sensibilidad natural, en un “sí tocar, sí oler, sí ver, sí saborear, sí respirar, tal cual se manifiestan las cosas; sí, en definitiva, conectar físicamente con el medio.

Lo más grande es que, una vez recuperada la sensibilidad natural y realizada ella, el pensante y el hacer consecuentes son altamente sensibles también, con lo que pensamiento (discriminación) y acción, se unifican en una misma cosa. Y es eso lo que exactamente significa la Consciencia. No hay más misterio. Todo ello fue tratado en los 2 libros de Vida Natural Consciente, ahora, en el Tratado de Agricultura Natural, recién publicado, vemos explícitamente las consideraciones prácticas, en toda su extensión, bajo los prismas de nuestra acción consciente -pensante-sensible- (de cultivo, de alimento, de medicina, etc.), con la Naturaleza. Recordamos que la Naturaleza somos nosotros también, por lo que esas prácticas también relatan las acciones hacia nosotros (en cultivo interior, en alimento, en medicina, etc.)

Qué mayor alegoría para el día de hoy, que la mesa de trabajo junto las almácigas de nuestras semillas que fueron plantadas hace un mes y que ya crecen lozanas...

¡Feliz primavera agrohabitantes del mundo, pues la fuerza de la Agricultura Natural ya es una Agrohabitura para todos los habitantes del campo; y ya está en marcha! ¡Celebrémoslo!


lunes, 1 de marzo de 2021

Un pacto con nuestros ancestros

Aunque ya tengo parras adultas dando fruta dentro de mi bosque Natural de alimentos, que usamos para comer y elaborar pasas, este año he decidido incluir una viña de uvas tintas para hacer mi propio vino.

Los sarmientos seleccionados son de dos tipos fundamentalmente. Por un lado, una clase tinta única, llamada Rome, muy peculiar y rica, que es autóctona de esta zona de montaña encrespada, y de la que ya existen muchas avanzadillas para la denominación de origen. Y, por otro lado, una uva tinta, de procedencia riojana, que está ya muy bien adaptada a estos terrenos.  

Las viñas, en Agricultura Natural, no se labran, el trabajo consiste en crearles un ecosistema de bosque combinado, con coberturas variadas y acolchado, para que tengan el sol que les hace falta y las tierras mullidas y nutridas. La vid es una planta muy especial, con una raíz muy profunda, el labrado en zonas secas como esta, se ha practicado, desde hace cientos de años, con la única intención de recoger el agua de la lluvia, para que no caiga toda por los balates hacia las cañadas.

Llevo años practicando y diseñando, en diferentes fincas de agricultores alternativos, formas más naturales de actuar en la viña, muy eficientes, sin necesidad de dañar la tierra. Fundamentalmente, aparte de la siempre arboleda, consisten en recoger el agua a través de pendientes inversas en la misma viña, con muretes de piedra y caminos de acceso que hacen de balsa natural. Estas maneras, que he aprendido de mi propia experiencia, no sólo tiene esa ventaja mencionada, sino que, además, entre otras muchas cosas, el trabajo de preparación y la recolección, en las fuertes pendientes, se hace muy cómodo.

Los muretes de piedra para abancalar, es un conocimiento milenario, que llevo trabajando durante veinte años, observando cómo lo hacían los antiguos, en un pacto con nuestros ancestros, y también innovando nuevos posibles recursos. Funcionan de maravilla, y sirven, no sólo para las viñas, sino para todo tipo de cultivos; duran toda la vida si se saben hacer bien, son técnicas naturales realmente asombrosas.

En la imagen de hoy, podéis apreciar el primer trabajo de esta viña. Junto a la recién acabada tarima circular de meditación, elaborada en madera con 4 metros de diámetro, llamada "Clara luz", he aprovechado las pendientes entre los bancales de cereal y otros cultivos. La viña nunca va sola, en este caso, tenemos arboleda, recién incorporada de granados, un arce japonés, almeces, alguna leguminosa, olivos, un almendro salvaje que voy a injertar en ciruelo del terreno y diversas aromáticas.

Para todos los que queráis profundizar un poco más en este tema, podéis acudir a la página 178 y siguientes del libro, parte I, de Vida Natural Consciente, la AN.

Feliz entrada de marzo!

domingo, 21 de febrero de 2021

El perfecto orden natural


 

Las maravillosas bellezas que diseña la naturaleza, configuran formas aparentemente asimétricas, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Con miradas superficiales, o con aquellas que quieren controlarlo todo por una imagen mental-abstracta matematizada, se ven solo imperfecciones allá donde hay magníficas revelaciones perfectas. Nuestro ojo, con esta actitud, es bastante inacertado, y nos revela numerosos engaños que no tienen, absolutamente, nada que ver con la realidad que se nos presenta.

Tal es la ignorancia humana natural de estos tiempos, que esas miradas, veladas y obtusas, queriendo mantenerlo todo bajo control, solo saben construir más y más desorden en el mundo, creyendo que sus acciones son la perfección, no dándose cuenta que la única voluntad humana que existe, es poder actuar en beneficio de la vida. Una vida que se produce sola, por sí misma, a través de nosotros y con tales acciones sobrevenidas del dejar hacer, pero sin nuestra insolente intervención que intenta destruirla, no permitiendo que ella -la Vida- se manifieste; tal como ya ha sido revelado en la Tierra filosofal de la Tabla Natural Consciente.

La Naturaleza construye todo en una auténtica perfección y orden, nada hay que modificar ahí, no hay nada que tocar. Todos los organismos vivos del planeta tierra, están vivos precisamente por la gran capacidad innata que tienen de vivir en su libertad de ser vivo, con su propio movimiento e interacción constante de los otros seres vivos, también con su propio movimiento. No hay enemigos, no hay nada que temer que haya sido creado por el gran y misterioso orden del Universo. A lo que sí hay que temer, y que debemos afrontar con valentía, es esas miradas ignorantes humanas que construyen mundos de fantasías amenazantes, coaccionantes -contra la voluntad esencial- y destructivas, de esa vida en libertad de movimiento. Es ese el gran peligro de la humanidad.

Es por ello, que la Agricultura Natural, de vida Natural Consciente, que implica la interacción del cultivo completo, espiritual -inmaterial- y de la naturaleza material, pone su mirada en ese dejar hacer, en esa libertad que lleva implícita la vida misma, por sí misma, que queda salvaguardado en el principio n 5 de la A.N.

En la imagen que presento hoy, podemos apreciar, someramente, el increíble orden natural creado en conjunción armónica por los lupinos, las coles, y las habas, entre otras maravillas vegetales comestibles y silvestres, devenidas por su propia naturaleza y la naturaleza de un humano en acción respetuosa.

Feliz luna creciente de febrero.