lunes, 17 de abril de 2023

La libertad de la Naturaleza


Corren tiempos muy confusos para todos. Lo que parecía de un determinado color, de repente es de otro; lo que nos parecía de confianza, se vuelve desconfiado; lo que nos daba seguridad, ahora es inseguro; aquello que amábamos profundamente, en este instante lo detestamos; lo que creíamos como verdad, hoy es para nosotros una mentira cierta. Si nos fijamos bien, lo que está sucediendo es que, a través de la manipulación mediática, se está produciendo un terrible derrumbamiento de la ética humana con su alegría inherente de seguridad y, dicho sea de paso, no hay mejor situación que esta, para imponer una nueva, a imagen y semejanza de ciertas voluntades. 


En general, podemos decir que el victimismo social es la fase que vivimos hoy. Una fase que es carne de cañón para fomentar el sentimiento de culpa personal y social ante el inminente desastre que se nos viene encima, otra circunstancia añadida a la confusión. En relación a los que nos toca ahora, es innegable que el clima está cambiando, que hace más calor y llueve menos, e incluso, casi nada en algunos lugares. La naturaleza se resiente por ello, agoniza de sed, los bosques mueren por las sequías extremas y por los fuegos. Sin embargo, debemos reflexionar sobre cosas muy importantes si queremos salir de este desolador embrollo antes de que nos sintamos más culpables. 


El humano siempre siente una doble necesidad contradictoria. Por un lado, necesita sobrevivir y recoger los frutos de su trabajo, ya sean estos en forma de comida, o en forma de otros muchos recursos, sean más o menos necesarios todos ellos. Por otro lado, necesita que todos esos recursos sean ilimitados en el tiempo, y que no destruyan su fuente, de ahí nace el concepto de sostenibilidad. Bien, esta es la situación, la preocupación y el móvil para los nuevos tiempos que pretenden crear una nueva manera de vida humana para ser sostenibles en este planeta tierra. Esto tiene diferentes vertientes.


Para algunos, desgraciadamente, la solución radica en las tecnologías salvadoras y, con ello, el control global de las voluntades humanas y la voluntad de la naturaleza, para otros, sin embargo, la solución no radica en esas tecnologías, pues éstas no son consideradas como fuentes de salvación, sino como fuentes y causas directas de toda destrucción. Las soluciones de la segunda vertiente pasan, precisamente y entre otras cosas, por el abandono del control directo de los acontecimientos en la naturaleza y en las voluntades humanas


Como defensor de esta segunda vertiente desde la Agricultura natural de Vida Natural Consciente, que contiene, plenamente, las libertades humanas y de la naturaleza, quisiera decir, que abandonar este control directo y estar pro-libertad, no significa ni el caos, ni la confusión, ni la falta de ética, más bien, es todo lo contrario. Para que la humanidad pueda vivir de manera sostenible, en paz y armonía consigo mismo y con la naturaleza, debe, necesariamente, acoger unos principios éticos fundamentales que aseguren tales bondades libertarias, tanto de un lado como de otro. Y parte de esta ética consiste en permitir la libertad de la Naturaleza. 


En tiempos muy recientes, durante aquella supuesta pandemia declarada oficialmente, me expresé sobre estos temas de las libertades humanas, continúo siendo fiel a tales manifestaciones, es más, creo profundamente que deben continuar siendo la base de toda dirección a tomar. En la misma línea de entonces, advertir que dichas libertades humanas, deben expresarse con el respeto que debemos a la libertad de la Naturaleza, que es el tema que nos toca ahora. En otras palabras, del mismo modo que defendí en su día la libertad individual para con la libertad social, ahora defiendo la libertad de la naturaleza para con la libertad de la humanidad. Si la Naturaleza no se puede expresar libremente tal como es, con sus idiosincrasias, sean estas no siempre a gusto de determinados intereses humanos, no es posible que haya armonía entre el humano y la naturaleza, y, por tanto, no es posible que exista sostenibilidad, pues nada armonioso puede nacer desde el dominio, la imposición y el control.


Todos estos temas que expongo hoy en la mesa de reflexión, contienen muchísimos detalles, imposibles de tratar de una sola vez. Se trata de formarnos para mantener una actitud que sea verdaderamente crítica y positiva con la intención de que, entre todos y con la humildad y alegría necesarias, podamos colaborar a abrir los ensayos pertinentes y las soluciones, tanto desde nuestra parcela individual, como desde nuestra parcela colectiva. Yo pienso que debemos ser muy claros y comenzar a despertar los instintos naturales que nos avisan sobre lo que es correcto y no lo es, independientemente de cómo reaccionen los poderes mediáticos con sus intenciones programadas. Si existe manera de salir este caos y albergar la felicidad y alegría implícitas que hay en nuestro ser natural, no será de otra manera que expresando libremente lo que ven nuestros ojos, sienten nuestros oídos, nuestro tacto, muestro olfato, o nuestra mente más simple. 


Para los que vivimos dentro de la naturaleza y esforzándonos diariamente en la reforestación de las tierras, es profundamente triste ver el panorama que muestro en la imagen de hoy con detalle de la gran cantidad de árboles muertos frente a mi vista diaria y la de otros muchos, en estas condiciones, el trabajo de reforestación se hace insostenible. Por ello, desde la parcela muy humilde que nos corresponde, me gustaría expresarme, sé que en nombre también de muchas personas, haciendo la petición pacífica a los que sean responsables, de que el control y la manipulación del clima y la naturaleza en general deberían ser abandonadas, sean con las intenciones que sean para el primer caso y con el NE QUID NIMIS necesario y según que cosa para el segundo caso: las consecuencias de las acciones artificialistas ya son demasiado graves como para saltarlas por alto.


Hace poco me fueron expresadas, coincidentemente, palabras sabias desde algunas parcelas de mi confianza, quisiera albergarlas también en mi corazón y compartirlo en este momento, que no se nos olvide nunca. En palabras de un buen amigo: “somos libres para albergar la alegría en nuestro corazón por estar vivos y no ser partícipes de este desaguisado y no sentirnos culpables de los que está sucediendo”. Gracias y QUE ASÍ SEA.