viernes, 9 de diciembre de 2022

El camino correcto

 

El otro día me topé con un sobrecilo de azúcar que decía: “Cien pasos equivocados en el camino correcto es mejor que mil pasos correctos en el camino equivocado”. Esta frase anónima merece de una linda reflexión.


En principio, el camino correcto no debería ser aquel que dicen otros que lo es, el camino correcto debería ser aquel que uno, con capacidad critica, es decir, con pensamiento creativo propio, ha logrado engarzar con sus sentir. O dicho de otra manera, debería ser aquel camino que uno siente y piensa que es el correcto. Esto nos llevaría a la disyuntiva de pensar que cualquier cosa pensada y sentida por un sujeto podría ser correcta, pero es un pensamiento incorrecto, porque, dicho solo así, no contendría el engarce armónico con el sentir para que podamos considerarlo correcto. Veámoslo. 


Tanto el sentir como el pensar, en sus participaciones conjuntas, contienen múltiples formas que pueden ser positivas o negativas, para nosotros mismos como para lo demás, sin embargo, cuando ambas coinciden armónicamente en un sujeto, en un plano de acoplamiento de corazón y mente decidida, resulta que es positivo, aunque este suceso contenga pasos ‘equivocados’ que podrían aparentar que son ‘malos o negativos’. Lo increíble de este acoplamiento excepcional, es que lo que es positivo, desde tal acoplamiento, para el sujeto, lo es también para su entorno, es decir, para el objeto y, con ello, para lo colectivo. 


Pero, ¿cómo podemos identificar y estar seguros de que ha sucedido ese acoplamiento armónico y que, por tanto, designamos como correcto?. La única manera es descubriendo que aquello que pensamos y sentimos, nos retorna a la raíz de todas las cosas, es decir, nos da paz y visión amplia sobre aquello que siempre permanece; nos conecta, de manera certera, con lo que es imperturbable e imperecedero. 


Uno puede tener un pensamiento negativo que coincida con un sentimiento negativo, o un pensamiento positivo que coincida con un sentimiento negativo, o un pensamiento negativo que coincida con un sentimiento positivo, pero, aunque nos parezca eso correcto en un momento determinado, porque así lo pensamos y sentimos, esta coincidencia jamás es armónica por sí misma, porque la Naturaleza, que es imperecedera, te hará ver que todo aquello -que designamos como negativo-, aun con coincidencia con lo positivo, era equivocado, no era completamente positivo y no contiene, con ello, el acoplamiento armónico. La Naturaleza está por encima de cualquier experiencia de sujeto, pues Ella es ‘eterna’ y el sujeto no. Sin embargo, este hecho, no hace que el sujeto no pueda conectar con Ella, de hecho, sucede que, con nuestra capacidad de pensar y sentir correcto, todos aquellos pasos equivocados que tomemos no armónicos, debido a nuestra naturaleza perecedera, nos dirigen al pilar fundamental de lo eterno, siempre y cuando mantengamos el camino correcto, es decir, siempre que sepamos mantener la visión general sobre el acoplamiento armónico. Esto quiere decir que todo sujeto tiene la capacidad para conectar con el camino correcto, aunque se equivoque cien veces y esto nos lleva, directamente, al camino de la sabiduría, que es imperecedera, y que nos conecta con la auténtica esencia de la Naturaleza.  


“Mil pasos correctos en el camino equivocado”, significa apariencia de correcto porque puede contener algo positivo, pero no contiene, por sí mismo y como objetivo del sujeto, el acoplamiento armónico, por lo que el camino general es equivocado


En la imagen que muestro hoy, podemos apreciar un bosque donde destacan un arce japonés, con sus rojos preciosos, engarzado a un madroño que forman hermoso túnel que nos dirige a casa. Este es un camino correcto, así me lo dijeron, y me lo dicen aun, mi pensar y mi sentir en acoplamiento armónico, aunque, en el proceso de construcción, surgieran cien equivocaciones, que las hubo, sin ninguna duda. Atendamos a una cosa muy importante, esta hermosa expresión de la Naturaleza, no es ni única, sino una expresión determinada, dentro de un universo múltiple de expresiones posibles, que fue desarrollado desde un sujeto ‘equivocado’ que entendió, en su pensamiento crítico creativo y su sentir, no perder su propio camino correcto, y que, con ello, provocó, gracias a la propia energía de la Naturaleza libre, una armonía en el entorno y en otros sujetos dentro del bosque, con lo que todo se conectó, en este sentido, con la bellísima expresión de lo imperecedero. Este suceso está en la mano y puede ser enfocado dentro de cada uno de los sujetos humanos de esta tierra. Es esa la gran maravilla de la humanidad y la esperanza que nos lleva.


miércoles, 23 de noviembre de 2022

Un triste vaso de agua

 

Frentes y más frentes que arrasan la península con fuertes lluvias y fríos polares, que si lenguas de frío y no sé qué de suertes rarezas providenciales. Vale, esas son las noticias oficiales de las últimas tres semanas, sin embargo, la realidad es otra. Aquí, en el sur de España, en las montañas de la provincia de Málaga, a pesar de la abundante lluvia que venía, incluso con sus ya acostumbradas falsas previsiones, no han caído apenas un litro y pico por metro cuadrado, es decir, un triste vaso de agua dentro de un cubo con una boca de 25 cms. Las preguntas son: ¿Dónde están esos frentes que nos los vemos? ¿Cuál es la razón de tal engaño en relación a ese clima lluvioso imaginario que no existe y que debería existir según la idiosincrasia natural del lugar? 


Es bastante curioso que en el verano pasado, un “infierno inventado” nos atacara tan fuerte, con mapas vestidos de negro ceniza y rojos intensos inhumanos y, en realidad, quitando los fuegos, a buen seguro, casi todos provocados, fue un verano, más o menos, como siempre, solo que, eso sí, extremadamente largo; y ahora, cuando al fin entra el otoño, nos pinten iguales imágenes, pero tan optimistas e irreales, en su lado contrario. Lo que observo es que nos están escenificando una realidad inexistente, es decir, nos quieren pintar unos veranos extremadamente calurosos y unos inviernos extremadamente fríos y lluviosos. Y, la realidad, es que no es ni una cosa ni la otra, es mucho más grave que todo eso, se trata de un escenario no natural que está absolutamente planificado y que lleva un objetivo muy concreto. 



Nos encontramos a finales de noviembre del año de 2022, para esta época ya deberían haber caído, más o menos, la mayor parte de todas las lluvias otoñales. La media anual de lluvia en el lugar donde vivo es de 670 litros por m2. Si, hasta hoy, desde la primavera, no supera 1 litro por m2, y, aunque no tengo los datos, en primavera, no creo que llegara ni a los 30 litros por m2, no es muy difícil ver el parangón sobre la media. Terminando el año de 2022, estamos enfrentando unos 30 litros anuales, que es aún menos que la media del Sahara occidental, que es clima totalmente desértico donde ronda los 45 litros anuales, frente a los 670 litros, que sería lo normal, y que es lo que permite que este lugar siga siendo clima mediterráneo. No estamos hablando de una sequía, que es coyuntural, estamos hablando de un cambio absoluto de clima, como un fenómeno climático extremo sucedido, repentinamente, en lugares concretos, en un breve espacio de tiempo, que no es lo mismo que decir “cambio climático” relativo y evidente del planeta Tierra, provocados por las emisiones de carbono y otras contaminaciones humanas , que genera gran cantidad de fenómenos climáticos relativos en lugares concretos y que dan lugar, en un medio o largo plazo, a cambios substanciales climáticos que jamas son absolutos, salvo que termine por generarse debido a algún tipo de catástrofe natural, como grandes terremotos, o grandes deshielos, caídas de meteoritos, etc.


En definitiva, del punto de vista científico, es absolutamente imposible que existan cambios absolutos de clima como fenómenos climáticos extremos sucedidos en lugares concretos, debido a nuestra acción inconsciente general de contaminaciones para la obtención de nuestros recursos. Sin haber catástrofe natural como los mencionados, que no la hay, para que algo así suceda, es decir, para que un clima mediterráneo sea considerado peor que desértico, es decir de menos de 45 litros anual por metro cuadrado, en un plazo tan cortísimo de tiempo, es necesario que haya sido manipulado, consciente y directamente, por el humano, que es, en realidad, lo que está sucediendo. 


Hoy, cielo azul despejado, apenas han cruzado unos pocos aviones en el cielo, con cero posibilidad de lluvias y ninguno con estelas raras. Esto sucede siempre que no hay posibilidad de lluvias. Hablemos claro: Nos dicen oficialmente que todas las estelas son producidas por el vapor de agua de los aviones comerciales, entonces, ¿porqué se empeñan en cruzar nuestros cielos de cientos de aviones con sus estelas terroríficas, justo los días previos a cuando existe alguna probabilidad de lluvia? ¿Por qué, después de cruzarnos los cielos con estas estelas, desaparecen, como por arte de magia, las lluvias probables, a veces, tan evidentes? 


Sepamos que es perfectamente legal manipular las lluvias, sepamos que lo llevan haciendo desde hace años, sepamos que, en el último año, tras la fuerte propaganda de “cambio climático” y la dichosa agenda, han intensificado estas manipulaciones, pero sobre todo, sepamos que tales acciones están provocando cambios muy importantes y graves en la naturaleza y en nuestras vidas cotidianas. Es difícil entender por qué tanta propaganda sobre el cambio climático por nuestras emisiones de CO2, por qué tanta devoción a lo ecológico, cuando están, bajo cuerda, provocando situaciones más radicales debido a sus artificialismos descarados.  Hay una explicación para ello, pero esto merece otro artículo. En este nos quedamos diciendo que es imposible vivir natural y conscientemente, reforestar y trabajar en la naturaleza, en el mediterráneo malagueño con sólo un triste vaso de agua, sin embargo, cada día veo hermosos coches descapotables conducidos por sonrientes noreuropeos con gafas de sol, cruzando las pequeñas carreteras de estas montañas. Es hermoso que sea tan fácil en Europa tomar unas vacaciones en el desierto. Ellos necesitan más de un triste vaso de agua, pero ese agua no viene de aquí.


Atentos a las noticias, vendrán terribles frentes lluviosos, así que: Felices virtuales lluvias de diciembre. 


jueves, 27 de octubre de 2022

El imperio artificialista y la muerte del bosque

 


Hace unos días estuvimos en la parte norte de esta sierra. Allí se encuentra una gran extensión de de encinas, robes y alcornoques, distribuido naturalmente en diferentes masas arbóreas. Se trata de un hermoso bosque Natural entre primigenio y silvestre. Según la clasificación que hice en el Tratado de Agricultura Natural, el b. N. primigenio, es un bosque que ha sido constituido exclusivamente por la naturaleza, sin intervención humana, y el segundo, el silvestre, es aquel que ha tenido intervención humana en alguna ocasión, aún habiendo sido constituido fundamentalmente por la Naturaleza. 


El bosque del que hablamos, aunque tuvo cierta intervención en determinadas épocas de la historia, ha conservado, desde sus inicios, y estamos hablando de muchos miles de años, su esencia primigenia. Este lugar ha pasado por periodos fuertes de sequía, tormentas y toda clase de acontecimientos y, hasta ahora, ha sobrevivido sin ningún tipo de problema. Hoy, este bosque está muriendo lentamente. 


Cuando vimos unas grandes manchas marrones extrañas, dentro del verdor de las encinas y alcornoques y el amarilleo y rojizo otoñal de los arces, pensamos que eran los robles que se habían adelantado a su tiempo debido a la falta de agua, pero, cuando nos acercamos, comprobamos tristemente que no, que eran todos los Quercus que había secado sus hojas. Algunas de las encinas, aún con sus hojas secas, no habían muerto, estaban como esperando el milagro, sin embargo, una gran mayoría estaban apenas sin sabia, o ya habían muerto; lo mismo sucedía con los robles. El espectáculo era muy terrible y amargo. 


Llevo mas de treinta años observando con detenimiento y consciencia estas tierras y estos cielos, con sus ciclos naturales de cada estación y las intervenciones no naturales, y también he ido preguntando, desde entonces, a los más viejos, sobre los sucesos naturales conocidos. Es muy posible que tenga información esencial de un siglo para atrás acerca de la situación de estas naturalezas. Nunca, en un antes conocido, se habían secado extensiones tan grandes de Quercus; nunca antes, hubo tiempos de sequía tan largos y tan persistentes; nunca antes, había dejado de nevar un año en estas altas montañas; nunca antes, se secaron fuentes y arroyos nunca antes, venían tan intensas y extrañas calimas fuera de tiempo que arrasaban todo a su paso, dejando un rastro de muerte e improductividad; nunca antes, sucedían las desgracias a las que estamos sometidos hoy. 


Hay señales suficientes para asegurar de que de que algo no va bien, las informaciones oficiales nos hablan de un cambio climático generalizado que está afectando a nivel general nuestros ecosistemas, debido, fundamentalmente, a las emisiones de CO2 y a las contaminaciones persistentes de esto terribles sistemas artificialistas para la obtención de nuestros recursos. Es muy seguro que haya de eso, que duda cabe, pero llevamos muchísimos años interviniendo atrozmente en la naturaleza para encontrar esos recursos in-naturales, y no es probable que sólo, en los pocos tres últimos años, es cuando se puede ver con claridad cambios reales y substanciales. No es, en absoluto, nada natural que esto suceda así, de forma tan evidentemente y rápida, aun con nuestro artificialismo habitual de uso de químicos para la agricultura y largo etc., hay, sin ninguna duda, otros factores más, también artificialistas, a tener en cuenta y que son, pienso, que más condicionantes y que le hacen ser causas más principales, tanto de la sequía extrema que estamos viviendo, como de las otras desgracias ecosistemáticas.


Estas causas directas y principales son dos: El control artificialista climático organizado, a través del uso de productos químicos muy peligrosos y dañinos, realizados con fumigaciones a gran escala y los incendios, también organizados, con intenciones de deforestación. Ambas llevan un plan implícito de destrucción que es desconocido para la mayoría de nosotros, pequeños ‘humanos-hormigas’. No tenemos ni idea de lo que este plan organizado pretende hacer y cuales son los objetivos desertificando algunas zonas en concreto, y dejando otras con la sensación de cambio climático y una normalidad relativa; lo que estoy, absolutamente seguro, es que está sucediendo y se está haciendo conscientemente, lo cual es una desgracia para todos.


Ayer tocó ir a la playa, con este calor, mejor refrescarse un poco. Estamos a finales de octubre, es decir, un periodo otoñal donde lo normal es tener lluvias y llevar ya algún abrigo, es algo realmente inaudito. De repente, observando felizmente el volar de la gaviotas, un altavoz sonó en toda la playa, como si fuera un aeropuerto, advirtiéndonos a todos, en español e inglés, que cuidáramos de nuestras pertenencias y que disfrutáramos de nuestras vacaciones. Sonó rápidamente la alarma en mi mente, escenificando de nuevo lo que había pensado muchas veces, pero esta vez de manera muy clara: ‘“-Conozco esta playa desde hace más de medio siglo, jamás en esta época hemos estado en traje de baño, ni ha habido seguridad de buen tiempo, parece que el imperio artificialista tiene bien ordenado este producto, fabricar artificialmente un lugar para unas vacaciones baratas y fáciles para los extranjeros. Estas palabras sonando en el altavoz, me lleva a entender que estamos viviendo como en una especie de ‘Show de Truman’, donde están vendiendo sol y calor otoñal surespañol para el resto de la Europa fría, y es por eso que nos quitan la lluvia y el frío. Las compañías aéreas y demás industrias del turismo, harán lo imposible porque este lugar sea más caluroso, no llueva demasiado y tengamos un anticiclón permanente cercano que asegure ese sol, …” 


Hoy, un día después de nuestra inhóspita experiencia playera, como casi todos los días desde que comenzó el otoño, los aviones no paran de surcar los cielos desprendiendo esas nebulosas cargadas de químicos. Mientras ellos no decidan parar, no habrá ninguna borrasca que pueda penetrar a estas zonas mediterráneas de España y los anticiclones del Sáhara y de la Azores, se mantendrán en el Mediterráneo en épocas insólitas. El pantano de la Axarquía, llamado de la Viñuela, antes un paraíso natural, está prácticamente vacío. Es con esa agua, con la que se supone que se duchan los turistas de estas zonas costeras orientales, y con la que se riegan las miles de hectáreas de aguacates y otros frutos tropicales, sin embargo, no es difícil dilucidar que ya hay también un plan para eso. Un buen trasvase de agua de otros lugares donde sí llueve y comprando aguacates de otros lugares, a quién le importa los que les pase a los agricultores, sean estos pequeños o grandes, y, lo que es aun peor, a quien le importa que mueran unos cuantos millones de árboles, cuando hay bosques extensísimos y preciosísimos en toda Europa. La gente del norte no quiere bosque, sino sol y playa. 


Paseen ustedes por los paseos marítimos de toda la costa del sol, observarán, en directo, una sociedad de personas absolutamente despreocupada por la sequía y los bosques, verán también, un poco más allá, pegados a las autovías infectadas de coches, mares de chalets adosados con piscinas, extensos prados de hierba de golf en su mayor verdor y las fuentes de asfalto bien regadas, igual que los ridículos jardines de palmeras con isletas de césped a sus pies. Como en cualquier ciudad, verán ustedes lindos parques comerciales repletos de frutos y verduras frescas, entre otros miles de productos, llamados alimentarios, enlatados y prefabricados. Todos ellos con altos contenidos tóxicos, venidos de industrias variadas, entre los que se encuentran los infernales invernaderos almeriense-granadinos, que son ya zonas desérticas y donde ya han comprado una gran parte de las aguas de Sierra Nevada, también al borde de la desertificación. Bienvenidos al ‘Show de Truman’ real, sigan ustedes disfrutando del mundo virtual, pronto intentaremos ponerles un sello digital bajo su piel, para que ustedes puedan “disfrutar”, aun más, de su telefonía móvil incorporada. El Show solo acaba de comenzar, el imperio artificalista sabe perfectamente lo que hace. ¡Qué triste espectáculo decadente!


A pesar de todo, somos muchas personas que seguimos luchando por una vida más natural y consciente, no perdemos la esperanza, no dejamos de mirar y creer en un mundo equilibrado con una Naturaleza y una humanidad saludable y espiritualmente avanzada. No dejamos de trabajar en ello. 



jueves, 6 de octubre de 2022

Camino a casa


En estos tiempos que corren, todos los esfuerzos que hagamos para mantener nuestro bosque Natural de alimentos en estas tierras emblanquecidas y desérticas, es poco.

El otro día, me contaba un hortelano sabio del pueblo que, en tiempo antaño, de sus padres y sus abuelos hacia atrás, había mucha vida en estas montañas. Él se crió entre huertas al borde de los arroyos de agua permanente, viñas bien cuidadas, trigo en los pechos y rebaños de cabras y vacas. Contaba que tenían tan buenas patatas, que la gente de los pueblos subían con sus mulas a comprarlas, a beber del exquisito vino, porque entonces no había bares, sino la casa de los amigos, que eran casi todos porque en cada casa había una bodeguita, … Después de relatar las bondades de su infancia, dignas realmente de ser evocadas, quizás en otra ocasión, continuaba el hombre cabizbajo diciendo que: "entonces no pasábamos ninguna necesidad, el campo tenía un sentido, pájaros e insectos volaban nuestras fincas, no había prisa para nada, las cosas funcionaban bien; era duro, sí, pero todo estaba siempre verde, incluso las aguas brotaban en verano y no se perdían fuentes ni arroyos, cada año había nieve, llovía durante semanas y meses, las gentes eran felices. Hoy aunque lloviera mucho, no volverían a ser las cosas como antes, no crecería ni una sola planta de trigo o de maíz, porque el mal no está en la falta de lluvia, sino en estas tierras blancas improductivas y sin vida alguna. Antes de que empezaran la fumigaciones -se lamentaba-, estas tierras eran ricas por sí mismas, tenían un color pardo, daba gusto verlas."

Todo su discurso me dejó me dejó impactado, pero su última frase en especial. Para aquellos que aún creen que la tecnología y el conocimiento competitivo de la ciencia moderna lo resuelve todo y que el mal viene de una supuesta providencia imaginaria y fantástica, mejor comiencen a indagar en la historia de sus propios orígenes, que son los pueblos. No tardarán en darse cuenta de que la cosa no va de cambio climático, sino de una tierra muerta debido directamente a las acciones terribles de una sociedad humana absolutamente perdida en la competitividad intelectual, gobernada por una tecnocracia artificialista, llamada Dios-ciencia, que cree saberlo todo con su, en realidad, ciencia-fantasía y que no hace más que destruir las tierras y las gentes, más y más. Un legado que nos fue dado desde hace millones de años y que estamos tirando por la borda con un total desagradecimiento. 


Cojamos el buen camino a casa de una vez, rescatemos los grandes valores del campo y abandonemos ese que nos destruye. No existe conocimiento intelectual derivado alguno que pueda darnos la felicidad por sí mismo; si hemos de alcanzar la sabiduría y un hábitat armónico con tierras fértiles, y que ojalá así sea, será de la mano de un conocimiento natural y consciente, profundo y certero, simple y que fluye del propio devenir de la vida. 

jueves, 18 de agosto de 2022

La naturalización de nuestra mente para agriculturar

 


En diversas ocasiones me preguntan sobre la contradicción que existe cuando hablo de simplificar nuestro pensar para agriculturar y a su vez hablo también de la necesidad del pensamiento filosófico, que es, contrariamente, complejo y extenso. Voy a intentar dar una respuesta a ello lo mas brevemente posible.

Por un lado, hay que entender que, por mucho que queramos, no podemos liberarnos de nuestro pensar para cualquier cosa que hagamos en esta vida. La huída del pensamiento como tal, entonces, es un absurdo y esa carencia es precisamente la que ha provocado el hundimiento de nuestra capacidad de reflexión. Por eso, simplificar nuestro pensamiento para agriculturar, significa llegar con nuestra mente a lo esencial que, siendo simple en su manifestación, lo contiene todo también ya que está realizándose a través de una mente desarrollándose, capaz de percibir el universo de pensamiento múltiple y complejo de posibilidades -pasadas, presentes y futuras-, aún con la incertidumbre del misterio. Esta mente puede mantener esa gran complejidad si quiere, pero sólo es usada cuando es necesario, pues su estar habitual es lo esencial, con cualidad sosegada y simplificada. Y como tal, actúa. No hay otra forma de llegar a esa mente que a través de la filosofía, pero no cualquier filosofía, sino aquella que quiere llegar a lo esencial que lo contiene todo. De este modo, nos encontramos ante un camino que nos lleva a la naturalización del pensamiento filosófico, pues el fin no es otro que evolucionar nuestra mente para llegar a lo esencial con una evolución de naturaleza también, de ahí que hablemos de Consciencia dentro del ámbito de la Agricultura Natural. 

El conocimiento técnico en agricultura -del mismo modo en otras áreas-, llamado también ciencia técnica de la agricultura, se ha inmiscuido, a través de los milenios, en unas redes hipercomplejas de pensamiento y acción con el fin inicial de facilitarnos nuestras labores. Aunque este fin era loable, la extrema artificialización consecuente, ha provocado una gran carencia del pensamiento filosófico y un exceso de pensamiento técnico, con lo que nuestras acciones campestres, ahora son muy complicadas y enrevesadas para nuestra mente confusa. Nos ha robado el sentido más esencial y sencillo de la vida. Es por esa razón que en el Tratado de Agricultura Natural, sabiendo de lo complicado de nuestra ciencia, hayamos compensado recuperando los conocimientos técnicos más sencillos y ancestrales para nuestra vida de hoy. La naturalización del conocimiento técnico -que implica volver al origen más elemental adaptado a nuestros tiempos-, con ello, se convierte del mismo modo, en gran parte de nuestro trabajo como agricultores naturales. Y este hecho provoca, insoslayablemente, un cambio profundo dentro de nuestra forma de concebir la ciencia.

Con todo lo expuesto, la simplificación - que es naturalización consciente- de nuestro pensamiento para el agriculturar, contiene entonces dos vertientes muy claras, la que se expresa a través de una mente filosófica básica esencial y la que se expresa a través de una mente técnica básica esencial. Ambas mentes, que son en verdad solo una, son expertas y están capacitadas para romper cualquier idea errónea de la red complejísima de pensamiento que fue construida desde las malas costumbres, tanto filosófica como científicamente. Eso no significa que sea, en sí misma, compleja, significa que, capacitada para ser compleja si quiere para comprender dicha red absorbente y destructiva, puede traspasarla y actuar para y desde la sencillez, la simplificación o lo esencial. 

Al final, de lo que se trata, en el proceso de recolección de los altramuces, por ejemplo, es de separar el grano del envoltorio, pues el envoltorio es incomestible. Del mismo modo, se trata también del lavado del grano para quitar la amargura. Observamos que lo esencial implica, simplemente, quitar aquello que molesta y es dañino si se come. Sería muy mala costumbre comer el envoltorio o los granos de los altramuces sin haber quitado el amargor. 


 

La autenticidad de la Agricultura Natural


Para los que hayan leído el Tratado de Agricultura Natural, se habrán dado cuenta de que, para cualquier tipo de hortaliza, desde la más alta antigüedad, el proceso técnico de cultivar era de lo más simple, no había grandes secretos, ni complicadas tecnologías quebracabezas, bastaba con un sencillo conocimiento y un alto grado de sensatez, intuición y respeto por la Naturaleza.

Ciertamente, se necesita ese conocimiento básico, tal como se ha expuesto extensamente en el Tratado, y que nos ha servido para comparar, cotejar y experimentar con lo que podemos llegar a hacer hoy en Agricultura Natural. Sin embargo, siendo tan básico y simple, parece que nos cuesta admitir que lo es. Nuestra mente se ha vuelto demasiado compleja y, como un espejo, queda reflejada en nuestras acciones campestres.


El proceso de simplificar nuestro pensar y actuar para agriculturar, con el máximo respeto posible a la Naturaleza, son parte de las bases de una AN digna.


Son por estas razones que la Agricultura Natural, a pesar de los intentos, no puede nunca ser encasillada, ni manipulada, ni vendida al mejor postor. Mantener su autenticidad y originalidad, ha sido gran parte de mi trabajo y el trabajo de la asociación ANE, durante todos estos años. Tal dignidad nos representa a todos los agricultores naturales. Que sea por muchos años más!


En la imagen de hoy, nuestras primeras calabazas de este año.


miércoles, 17 de agosto de 2022

Agricultura y productividad

 
Tal como fue expresado en el Tratado de Agricultura Natural en pág.35, AGRI-CULT-URA, en su ámbito etimológico, que es origen de lo que fue y es, y, por ello, su verdad implícita, es "aquella actividad (URA) de campo (AGRI) en el sentido de cultivar y habitar a su vez (CULT)" -cult viene de círculo en griego, habitar, de donde aparece después también cultivar-.

Con ello, tenemos dos tipos de agricultura: aquella que, no habitando en el campo, se encuentra bajo la autoridad del círculo de la ciudad y aquella que, aún con cierto círculo, es, sobre todo, abierta e integradora con el campo.

Que no os engañen, la verdad cierta es que agricultura ni está obligada a alimentar, ni a dar riqueza ni poder a los de ciudad, ni tampoco está obligada a vivir con su círculo de habitar fuera de campo. Por tanto, no contiene, necesariamente, ni su orden técnicas (llámese arado, llámese regenerativo, llámese compost, etc.), ni su orden económico de lo que la ciudad llama productividad.

Con ello, si la agricultura no está condicionada -ni dirigida- necesariamente al círculo ciudad, y puede, con toda su propia identidad, mantener una relación relativa con el "círculo", más acorde y cercana a la Naturaleza, podemos pensar en una Agricultura libre, que comparte y no compite, con habitantes libres de la misma condición.

Pensémoslo bien, cuando se habla de productividad en el campo, para quien es productivo? Sinceramente, solo lo es para latifundistas, intermediarios y habitantes de la ciudad. Los dos primeros obtienen grandes fortunas, de las que ejercer gran poder, y los terceros, obtienen comida de sobra al antojo y capricho todo el tiempo y cuando quieren, cuando no es nada natural que así sea.

Las consecuencias de ello es que, q la vez que destrozamos tierras, aguas, bosques, etc, el 46% de la producción de fruta y verdura acaba en la basura, mientras los pequeños y medianos agricultores siguen sin poder "vivir" tal como manda el canon ciudad.

No sabemos cuál es la solución exacta al problema, pero sí sabemos que en ninguna agenda basada en la tecnología y creada por grandes latifundistas o poderosos sabelotodos y profetas de baja alcurnia, está la solución. Cualquier sistema milagroso de productividad -abundancia, según el canon de ciudad-, es un auténtico engaño. Ni la tecnología ni la ciencia derivada, podrá jamás sustituir el maravilloso devenir de la Naturaleza.

El camino, si no la solución matemática, se encuentra en que la agricultura debería comenzar a elegir su propio "círculo" lejos de la ciudad y su sistema feroz de productividad que manejan cuatro gatos, cultivando en su propia Naturaleza, recuperando los valores auténticos que Ella contiene y que está con nosotros desde el compartir, el dejar en paz la manipulación de Ella, con el decrecimiento tecnológico y económico que eso conlleva. Hablamos de habitantes naturales y conscientes del mundo, despegados de lo tecnológico, recuperando ecosistemas y su propio interior, siendo libres y felices.

Una parra cultivada en Agricultura Natural da uvas naturales, sin más complicaciones y un pimiento es un pimiento, simplemente, desde su propia semilla natural.

Plantar árboles silvestres

 


El padre de la Agricultura Natural moderna al ver nuestros mares de olivos se refirió al árbol como el ideal para el desierto. " Esto es el desierto"- aseveró.

Recientemente he cruzado, como tantas veces, esos mares de olivos, pero esta vez me fijé en unos pequeños detalles. Hay un orgullo en nuestra tierra por este dibujo puntillista del paisaje, con las tierras absolutamente labradas y sin rastro de otras plantas, pero es un orgullo económico y visual que muestra bastante inconsciencia.

Escondidos entre esos mares observé que había, muy pocos, algunos pinos carrascos, encinas nobles centenarias, moreras y poco más.

Estos árboles silvestres muestran que estas tierras un día no fueron desierto, que el desierto fue creado por nosotros.

La Agricultura Natural de Vida Natural Consciente propone restablecer el ecosistema, no solo con dejar de labrar extensivamente y permitir actividad de vida en el suelo, sino también plantar árboles silvestres en, al menos un 40%, dentro de nuestras zonas de cultivo.
En la imagen, un roble de mi bNa.

Pura vida

 


En muchas ocasiones echamos de menos algunos valientes que, sin sentimiento de venganza o ira, sean capaces de parar lo sanguinario del fuego y las máquinas destructoras de las Naturalezas. Sin embargo, los hijos e hijas de la tierra no deberíamos conocer los sentimientos y otros aconteceres que promueven las insanas tecnologías con sus destructivos fuegos.


Si algo ha de acontecer en nosotros no será otra cosa que la bondad acaecida gracias a nuestra capacidad para dar vida a toda naturaleza. Con esta premisa, según la inconmensurable ley de causa y resultado, no habrá destrucción alguna sino la más pura vida.

Quiero celebrar nuestra devoción y alegría con este hermosísimo liquidámbar, ya adulto, amparado por un bosquete de bambúes en su trasera norte, rodeado de laureles, kakis, cipreses, alcornoques, arces, etc., y resguardando, en sus entresombras, matas de phisalis un pequeño acebo, damas de noche, grosellas silvestres, entre otras especies...

Feliz día!

A las hijas e hijos de la tierra

 


Hijas e hijos de la tierra, no escuchéis lo que nos dicen, no miréis lo que nos hacen, no les creáis.

La vida natural no es peligrosa. Os dirán: no intentéis vivir en los bosques porque serán pasto del fuego, no intentéis comer vuestro propio alimento, porque no habrá agua y no crecerán, os venderé alimentos "preciosos", viviendas de asfalto y máquinas de entretenimiento elaborados en fábricas. No uséis medicina natural, porque no os curarán de las terribles y asoladoras enfermedades, os venderé maravillosas medicinas, elaboradas por nosotros, en fábricas divinizadas

No creáis a los enemigos de la vida natural, la tierra desolada, antes fértiles, es hoy cubierta de cardos, bichos y pinchos. Las gentes tienen miedo a los pinchos y a los bichos, la vida natural ya no existe para ellos. Y es, en verdad, que la tierra, las aguas, los bosques y aires limpios, intentan ser destruidas para llenar las ciudades de oro, de máquinas y de ídolos creados por mentes impuras.
No creáis a los dioses de la tecnología.
Los dioses de la tecnología son la causa directa de nuestra involución y destrucción de la tierra.

Hijas e hijos de la tierra, volved a a Ella, plantad árboles, reconstruid la Naturaleza a su imagen y semejanza, que es la nuestra, hasta que en las cañadas vuelvan las aguas, hasta que los manantiales se llenen de agua pura y hasta que el fuego sea vida y energía y no destrucción de ellas. Hasta que el aire vuelva a ser limpio...
Volved a la tierra, hijas e hijos de la Naturaleza.

Que no se laven las manos

En el séptimo principio de AN, hablé del "desde adentro hacia afuera", como actitud y acción virtuosas en la recreación del bosque Natural de alimentos.

La virtud es lo que naturalmente nace y se establece, y, desde ahí, parte y se expande con la misma condición, con las necesidades del humano y con las del resto de naturaleza conjuntas.

Cuenta Marcos (7,1-23) que en celebración junto a fariseos y otros judíos, algunos discípulos de Jesús comían con las manos sucias. Los primeros preguntaron porqué no respetaban la tradición de lavarse las manos, a lo que Jesús respondió: "no hay nada exterior al hombre que entre en lo que pueda contaminar; pero lo que sale de él sí que contamina el hombre". Luego, dijo a sus discípulos: " no comprendeiis que todo lo que entra en el hombre desde fuera no puede contaminarlo, porque no entra en su corazón, sino en el vientre y luego es expulsado en la letrina?... Del corazón humano salen los malos pensamientos, los homicidios, los hurtos....

Reflexionemos esta sabiduría...

....

Y mientras se queman nuestros bosques, los artificialistas planean vendernos frío artificial y otras medidas artificiales...

A continuación, os paso las mediciones comparativas de temperatura en diferentes puntos de mi jardín natural:

- A pleno sol.... 36 grados (11 horas); 49,5 grados (14 horas); 37 grados (20 horas).

- Sombra almendro solitario.... 31 grados (11 horas); 36 grados (14 horas); 30 grados (20 horas).

- Bosque de coníferas.... 27 grados (11 horas); 31,5 grados (14 horas); 29 grados (20 horas).

- Bosque Quercus y caducifolios.... 26 grados (11 horas); 30,5 grados (14 horas); 28 grados (20 horas).

Como se puede apreciar, es el bosque autóctono y caducifolio el que refresca más. No existe mejor aire fresco que el de los bosques.
En la imagen muestro el lugar donde hice la medición del bosque autóctono, con alcornoques, robles, madroños, fresnos y Olmos, entre otras muchas especies

Que no os vendan aire impuro, que no destruyan los bosques y que no se laven las manos.

Ética sobre las soberanías individuales básicas inalienables 'parte 2

 https://euskalnews.com/2022/05/etica-sobre-las-soberanias-individuales-basicas-inalienables-parte-2/

sábado, 2 de abril de 2022

Naturaleza consciente frente a la falsa ecología

 


Cuando un agricultor natural se identifica con lo que hace y su papel en el mundo, no le cabe la menor duda de lo que significa para él, o, también, para su entorno. Esta seguridad transita dentro, y se realiza directamente en el trabajo directo, con sus maravillosos resultados hacia fuera, en la Naturaleza externa, que son devueltos extensamente en un recibir que lo colma todo, disipando la posibilidad que se reproduzca cualquier duda. Se trata de una seguridad que permite una retroalimentación que parte desde adentro del individuo hacia afuera de él, y que luego es correspondida desde un afuera hacia adentro; alimentándose ambos, mutuamente, en un devenir precioso de armonía, aún con sus procesos difíciles.

Cuando un agricultor natural se descentra de sí y sacrifica parte de su provecho para alimentar a la Naturaleza, está enriqueciéndose doblemente. Por un lado, obtiene, en abundancia más que suficiente, su fruto merecido, y, por otro lado, está obteniendo la gran satisfacción interior de estar ayudando a que la Naturaleza sea ella misma. Si la Naturaleza deja de ser, en esencia, ella misma, es decir, nosotros, con nuestra acción, impedimos que eso suceda, los humanos, como parte de ella que somos, nos apartamos de ser naturaleza. Siendo naturaleza, como somos, aunque se resistan algunos a aceptarlo, estaríamos entonces hablando de autodestrucción. La no destrucción, por ello, es el acercamiento a la Naturaleza, y eso, invariablemente, implica un pequeño sacrificio de provecho propio.  

Sin embargo, hablar de naturaleza, o de ecología, sin haberla realizado desde su experiencia directa, sino controlado desde la ciudad, por los intereses de ella, en el tiempo que se está produciendo tal supremacía tecnológica como solución ecológica para la naturaleza y para el humano, contiene graves absurdos y discrepancias, hablamos de una falsa ecología. Es absolutamente carente de toda razón lógica y de toda practicidad, así como de congruencia, aspirar a un cambio global ecológico mundial a la vez que se es tecnológicamente “supra-incrementado”, matemáticamente reglado, artificializado, hasta límites insospechados que provocan una clara deshumanización, es decir, una no naturaleza, con las desastrosas pérdidas y sufrimientos consecuentes que provocan la mencionada autodestrucción. Siento decirlo, pero son dos partes absolutamente incompatibles, imposibles de reconciliar, en sus extremos. Sin un humano natural, es imposible, e incluso insultante, hablar de una defensa de la naturaleza.  

Si la humanidad ha de esperar una reconciliación, no queda otro remedio que templar las dos partes incompatibles, tal como nos enseña la ya expresada estética de la Indeterminabilidad; entonces, es posible que exista armonía, sin olvidar que templar significa naturaleza consciente con sus necesarias transiciones. Hasta ahora, a causa de nuestras máquinas y tecnologías, hemos destruido la naturaleza, ha sido y es una inconsciencia total. ¿Cómo se puede aspirar entonces a un nuevo ecologismo devenido desde nuestras máquinas y tecnologías? ¿controlando el clima, o a los mismos humanos, desde la transgenia de plantas o personas, etc.? Y, lo que es más: Imaginando, que es mucho imaginar, que se asumieran acciones benditas y conscientes de salvaguarda de la Naturaleza ¿Cómo se puede, en esas condiciones, pretender un ecologismo -teóricamente pronaturaleza- a ultranza, en base a un humano supra-tecnologizado, siendo el humano la misma cosa que naturaleza? No es la naturaleza quien debe hacerse a imagen del humano, sino el humano es quien debe hacerse a imagen y semejanza de la Naturaleza, pues esta segunda es más extensa.

Es de sabiduría universal y de experiencia, que nada es realizable sino con el ejemplo de nuestra propia vida; no se puede decir soy natural, si mi vida está implacablemente dependiente-sometida- de -a- un artificialismo feroz. Para llevar a cabo una verdadera “ecología”, o un verdadero cambio hacia la naturaleza, hace falta un acto de consciencia natural, que implica un ejercicio libre, real y ético de ello con nuestra propia vida. Es por todas estas incuestionables razones, entre otras muchas más, que la Agricultura Natural expuso su séptimo principio de Vida Natural Consciente. Un agricultor natural que se precie de serlo, invariablemente, debe llevar una vida humana acorde a lo que aspira para la naturaleza. Del mismo modo que aspirar a ser natural para la naturaleza, implica un acto de consciencia para la naturaleza. Aspirar a ser natural para la naturaleza, implica un acto de consciencia para sí mismo también. Van de la misma mano.


sábado, 12 de febrero de 2022

Hacia una nueva definición de agricultura

 

De las tradiciones babilónicas, pasando por los romanos y demás culturas bárbaras del pasado hasta hoy, nos llega un concepto de agricultura erróneo, en tanto que la deja sometida a la actividad económica y a la producción de alimentos. Y digo erróneo, en el sentido de incompleto, pues, toda actividad humana de campo, no tiene necesariamente que conllevar, como objetivo esencial, economía y producción de alimentos, aunque sí lo pueda implicar indirectamente, por necesidad y practicismo natural, o por la natural interacción entre actividades diversas.

Lo que quiero decir es que, genéricamente, cualquier actividad humana, por ejemplo, la lectura de libros, no tiene porqué estar condicionada, primordialmente y en su ser mismo, a un objetivo económico o a una producción, por lo tanto, no puede venir definida y fundamentada exclusivamente con tales principios, pues, de ser así, no abarcaría suficientemente la totalidad de su concepto; en este ejemplo, la lectura de libros es lo que es. Carecería de todo sentido definir la lectura de libros, como aquella actividad económica humana de leer, y eso no significa, sin embargo, que no pueda contener economía el acto de leer libros cuando interactúa con otras actividades. Una buena definición se distingue de otra incompleta o errónea, por la capacidad que tiene, teniendo en cuenta sus ámbitos etimológicos heredados, de abarcar todo su ámbito sin perder la esencia de su ser, y no por sometimiento, causa de entorpecimiento, de otra actividad exclusiva que implica interés de esa exclusividad.  Lo económico o lo productivo son ámbitos particulares, actividades concretas que no pueden abarcar -o someter-, a toda actividad humana que atente sobre el principio fundamental de su ser. Del mismo modo, ninguna actividad en concreto, puede abarcar a otro tipo de actividad en su principio esencial.

Estas cualidades nacen gracias al correcto desarrollo de las identidades propias necesarias de cada cosa, ya que, siendo así y por su propia dinámica, estas clases de autonomías, que están en el ejercicio de abarcar esencialmente toda su totalidad propia, conllevan, implícitamente, la interacción y el respeto de cada actividad a las demás actividades, por la sencilla razón de que, si es esencia, están conectadas unas con otras. La teoría estética de la indeterminabilidad, que di vida hace como unos trece años, muestra que, aunque nada se hace determinado para siempre -y con ello absoluto-, ya que todo está en continuo movimiento, toda manifestación individual que se determina coyunturalmente, contiene su propia y suficiente autonomía esencial. La esencia de cada cosa se adquiere por la experiencia, siempre en evolución, y es lo que le da el movimiento -la indeterminabilidad-, en función de cada circunstancia devenida debido a su interacción con las demás manifestaciones individuales. Adquirir en comprehensión, las diferentes esencias -particulares-, es la aspiración de la indeterminabilidad y se conectan entonces en una sola esencia -global, universal-; de esta manera, se asegura la convivencia entre cualquier manifestación. Debido a la imperfección de la mente, toda manifestación humana es interpretable, por ello está necesariamente abocada a ser revisada continuamente con la intención de estar más cercana a la perfección de la esencia universal que está conectada con todas las esencias particulares.

Todo ello nos da facultad para que, en base a los significados etimológicos y sin contradicción con las definiciones -determinaciones-de la RAE y otros ámbitos con potestad de conocimiento del concepto, podamos puntualizar, extender y completar las definiciones. El conocimiento no puede estar medido por el antojo de determinados razonamientos, por muy lógicos que estos sean a priori, por ello, debemos ser muy rigurosos con lo que exponemos y con lo que está establecido desde miles de años, comprendiendo profundamente que podemos intervenir en todo conocimiento siempre que lo hagamos cuidadosamente, sin faltar a la esencia ya adquirida de su concepto, y esto es lo que asegura que sean capaces de acercarse aún más a la esencia auténtica y universal de la que están compuestos. Esta habilidad necesita de cierto lenguaje adiestrado, no se puede hacer sin una base argumental digna y bien cotejada que no atente jamás contra el sentido común y los saberes esenciales adquiridos desde milenios, que no se pueden perder si queremos seguir evolucionando como humanos.   

Con lo expresado, volvamos al tema que nos incumbe, que es la agricultura, y la natural, por la vocación realizada. La Rae nos dice que agricultura es el cultivo y la labranza de la tierra o el conjunto de técnicas relativos al cultivo de la tierra. Por un lado, debemos advertir, tal como he desarrollado en el Tratado de Agricultura Natural, dos cosas: primero, agricultura no es sinónimo absoluto de cultivo y segundo, aunque en algunos aspectos generales, la agricultura pueda contener labranza, no todo cultivo de la tierra conlleva labranza. Por otro lado, la agricultura, aun conllevando un conjunto de técnicas relativos al cultivo de la tierra, globalizarlo como técnica de cultivo no alcanza la esencia de su ser, digamos que no contempla la totalidad de su significado. Técnica de cultivo no lo es todo en agricultura, puesto que existen muchos otros conocimientos prácticos, y no prácticos, relativos a la agricultura, que no requieren cuestiones de cultivo o incluso de técnica. La agricultura de sólo recolección, por ejemplo, podría requerir cierta técnica, sin embargo, no implica cultivo. Del mismo modo, existen múltiples acciones de campo que no corresponden necesariamente a un conocimiento técnico determinado, sino a un conocimiento sensible o intuitivo que no puede ser encapsulado. Yendo más lejos, existe también, dentro de nuestro ámbito de cultura natural y vida dentro del campo -agro-, por tanto, dentro de la agricultura, una observación y contemplación y una no acción que implica dejar hacer a la propia Naturaleza.  

Como vemos, la definición dada por la Rae, expresa un escenario acotado que no corresponde con la esencia y la virtud de la agricultura, por lo que es incompleta. Dijimos que no debíamos contradecir las definiciones de los que se suponen que tienen potestad de conocimiento, sin embargo, pensemos que no estamos contradiciéndola, sino completándola, intentando dotarle de todas las características esenciales posibles. Eso sí, si es incompleto, es erróneo en cuanto a definición y aquí puede conllevar un rasgo de contradicción, pero si somos capaces también de incluir esas definiciones también, entonces no las contradecimos.

Por tanto, de la misma manera que lo económico no es característica esencial exclusiva de lo agricultural, tampoco lo son el cultivo, ni lo técnico, ni la labranza. Comprendiendo esto, podemos entonces abrirnos a esta nueva propuesta de definición de agricultura expuesta en el Tratado de A.N.:

“Agri-cult-ura, como aquella actividad (ura), de campo (agri), en el sentido de cultivar y de habitar a su vez (cult). Agricultura, por tanto, implica, no sólo la acción de cultivo, sino la acción de vida del habitar”

“Agricultura, desde el punto de vista amplio, es la base de toda vida consciente de campo. Y contiene e implica, no sólo el simple manejo, el cuidado y el cultivo de las plantas de forma consciente para obtener fruto de ellas (sea este de alimento, medicamento, vestimenta, etc.) y sus actividades derivadas, sino también, todo aquel conjunto de actividades sobrevenidas para el sostenimiento de la propia vida consciente de campo -habitando en él o no-.”

Por su parte, la Agricultura Natural entonces, se quedaría definida igualmente con las mismas cualidades, pero sumando la premisa Natural en cada una de ellas.


domingo, 23 de enero de 2022

No existe edad en la vida


Lo que damos a la Naturaleza es lo que recibimos. Mejor aún, Si Ella recibe vida de nosotros, obtenemos vida, pero mucho más de lo que dimos nosotros, pues la vida se multiplica por muchas veces, siendo ese su talante cuando se la alimenta respetando su estado natural.

Una tierra colindante a la finca principal, la hemos hecho nuestra responsabilidad y anexado a nuestro bosque Natural de alimentos. La encontramos desértica, ahora ya contiene más de una centena de plantas en sus primeros albores, preparadas para expandirse. Nuevos comienzos se aúnan con aquellos que ya fueron y se vivifican ahora con la misma intensidad de entonces. No existe edad en la vida, porque ella es eterna.

Ayer me levanté de noche y me fui directo a plantar un lindo alcornoque recién adquirido. Hacía frío, mis manos estaban tan congeladas y doloridas, que apenas podía tocar las piedras ni la tierra para hacer el hoyo. Con paciencia, poco a poco, pude acabar con éxito la labor. Levanté entonces la vista, y, de repente, un leve rayo de sol, que aparecía en el horizonte de las montañas del este, se incrustó en mis ojos y me hizo despertar, me quedé en contemplación. Había amanecido, tres amaneceres unidos, el sol con el árbol y conmigo. -buen augurio, pensé. En pocos minutos mi cuerpo se calentó gracias al amado sol.  


jueves, 20 de enero de 2022

Sobre la autosuficiencia natural relativa

 



Tal fue expresado en el libro 2 de Vida Natural Consciente: “la autosuficiencia absoluta no existe”, “no vivimos solos en este mundo, estamos en permanente interconexión con el resto de los humanos y nuestro medio”, “por eso, hablar de autosuficiencia, en sentido estricto, no tiene sentido alguno”.   


Sin embargo, con la mirada puesta en la Agricultura Natural y otras alternativas pro-naturaleza, podemos mantener una autosuficiencia relativa a un nivel muy satisfactorio y óptimo, pero contando con la ayuda y la necesaria interacción que podamos recibir de los demás y que podamos también prestar a los demás. Es ese un auténtico vivir dentro del intercambio y la cooperación de los agrohabitantes.   


Necesitamos pacificar los extremos, sean de la clase que sean, y aplicar la suficiente serenidad e introspección, para que nuestra devoción por la autosuficiencia, no devengue en frustración posterior y nos causemos más dificultades que beneficio. Es por ello que podemos afirmar que la autosuficiencia relativa es el descanso que nos permitimos ante toda devoción, de la misma manera que el retorno a uno mismo, significa también el descanso en lo colectivo. Ciertamente, aunque parezca contradictorio, en el ámbito de la vida natural -no artificialista-, la aspiración personal a la autosuficiencia, como tendencia de movimiento humano, implica, de alguna manera, una aspiración social también, una autosuficiencia social.  


Cuando la aspiración a ser autosuficiente intenta ser puramente individual y absoluta sobre sí misma, se convierte en algo extremo que da lugar a un individualismo en estado de supervivencia y rencor hacia el resto de la humanidad y no permite el descanso en la aceptación de que necesitamos también de los demás Si una ideología de autosuficiencia se vuelve absoluta, convierte a muchos seres en individuos ensimismados, incapaces de reconocer y ver que necesitan también de los demás; este es un hecho que nos llama, inevitablemente, a lo social, de ahí la aspiración a su relatividad, pero contiene también su flanco débil, ya que, por su insoslayable necesidad social, son características aprovechadas por el mismo artificialismo social, que lo sabe desarrollar muy bien y que debemos evitar a toda costa, pues es la cara oculta de la autosuficiencia engañosa.   

 

La autosuficiencia social es asunto muy delicado y hay que andar alertas ya que, abiertos necesariamente a lo social, podría ser muy fácil perder la propia visión de la autosuficiencia y, del mismo modo y en su extremo, podría conllevar la marca de ese radical dañino que perjudica sobremanera a los individuos que se quedan obligados, ante determinado totalitarismo, a aceptar un extraño individualismo con cara social que domina; en este caso, a aspirar a una embaucadora autosuficiencia, con un engaño soterrado de que es posible gracias a ese totalitarismo social.  


El artificialismo conoce perfectamente que necesitamos de los demás, por eso, los que lo promueven nos dicen: ¡Sed autosuficientes e individuales, el artificialismo os ayudará con poderosas máquinas, poderosos inventos, alimentos y medicinas creados artificiosamente para todos!... En la cara encubierta está el supra-enriquecimiento de sus magnates, el control totalitario a costa de una engañosa autosuficiencia colectiva que no es real autosuficiencia, sino la más pura dependencia y la destrucción de todo ser natural y de toda vida natural.   


La autosuficiencia real y relativa, como movimiento social, podría ser algo muy positivo, sin embargo, necesitamos también descansar del propio descanso que nos da lo social, necesitamos recordar que lo individual -que no individualismo-, es la base de toda autosuficiencia, aunque necesite de su social, no perdiendo la visión, dándonos cuenta también de cuáles son las cualidades de ese individual dentro de ese social. 

 

La verdadera revolución de la autosuficiencia natural y consciente, la que te hace realmente libre, es la no dependencia del consumo artificial, la aspiración a autosostenerse, alimentaria y medicinalmente, personal y socialmente, con productos naturales obtenidos por uno mismo, o intercambiados, el no estar amenazados por la “aparente” necesidad de lo sintético y artificioso, ni personal ni socialmente. La relatividad de la autosuficiencia real, es que no siempre podemos acceder a ella, necesitamos renuncias y aprender mucho y, además, tenemos que contar con la mínima artificialidad para poder llevarla a cabo en todos los procesos de transición. De ahí el octavo principio de la Agricultura Natural  

   

El comienzo a ello es el camino, y el camino deja estelas y experiencia. Ahí se unifican después seres humanos que viajaron también, entonces se socializan e intercambian, desde ese ámbito común. Con esta fuerza se puede llegar más allá, incluso, de lo alimentario y lo medicinal, para realizarse en la construcción natural, en sus enseres necesarios, en su mental, etc. Para ser un humano social que sea natural, justo y consciente, antes hay que saber ser uno mismo natural, justo y consciente, y esto requiere tolerancia con nuestro uno mismo, requiere un proceso de asimilación, requiere tiempo sin perder el objetivo. Ese es el verdadero sentido de la autosuficiencia relativa.