viernes, 11 de diciembre de 2020

Los cuatro tiempos de la Vida Natural Consciente


Para poder observar lo que sucede en la Naturaleza y poder actuar en el camino integrado, necesitamos espacio, tiempo y silencio. Si nos encontramos accionando y pensando cada instante de nuestras vidas, sin permitir ese espacio y ese silencio, no permitimos que la Naturaleza actúe en su libre disposición y no podemos, por ello, tomar la correcta acción armoniosa con Ella. Nos encontramos en el ámbito del “no hacer”, quinto principio de la Agricultura Natural.

Los cuatro tiempos de la Vida Natural Consciente, se expresan a través de las cuatro estaciones; caminan lentas, espaciosas y múltiples, pero se reducen y perciben como si fueran sólo cuatro días al año para un agrohabitante, al contrario que para los habitantes artificialistas, que viven 365 días demasiado rápidos. Para un agrohabitante, el invierno es la estación del año, ese día unificado, que implica mayor preponderancia en el descanso físico, el recogimiento, la lectura, las meditaciones analíticas y de contemplación, la preparación de las conservas, las tinturas y otros preparados naturales de importante uso, las reuniones íntimas alrededor de la chimenea, etc. Pero también, sobre todo, para lo que es el ámbito del cultivo natural, es el tiempo de organización de las semillas y otras reproducciones, como podrían ser las estacas de ciertos árboles.

En la segunda imagen que hoy muestro, podemos ver la zona ya organizada, donde se conservan las semillas de este año y la de otros que aún son útiles y que se han ido acumulando a través de muchas estaciones. En una primera imagen, tenemos el escenario que podemos percibir desde la ventana de este estudio, en un día precioso de lluvia y frío de finales del otoño montañés del sur peninsular.

Deseo aprovechar este escrito para también recordar, un tema de suma relevancia relativo al sexto principio de la A.N. del bosque Natural de alimentos (b.N.a.), sobre las formas de accionar y pensar que hemos llamado el “desde adentro hacia afuera”, basadas en la filosofía de la indeterminabilidad de V.N.C. Cuando lo que percibimos de la naturaleza externa, sucede en una forma llamada "de fuera hacia adentro" y reaccionamos en consecuencia a ello, en completa subyugación de esa realidad externa, nos encontramos frente a un sistema cerrado, determinado y coaccionado que marca una realidad invariable, sufriente, condicionada y completamente subyugada por la ignorancia. Sin embargo, cuando hemos podido aceptar y entender que no podemos cambiar nada, en este mismo momento, de lo que sucede externamente ahora, y hemos podido también encontrar ese espacio y silencio interior que permite contemplar lo que sucede allá afuera, sin intervenir en ello -“no hacer”-, entonces, solo entonces, es cuando podemos actuar dentro de una acción correcta y positiva -para la naturaleza y para el humano-. Esa acción nace desde “adentro hacia afuera”, en un entorno de absoluta pureza e integración con el mundo auténtico de vida. La gran magia es un espacio de vida que, una vez realizada en experiencia, permite transformar toda la realidad eterna acontecida, desde este presente; y  da cuenta de que todo, absolutamente todo, lo que sucede fuera de uno mismo, es la maravillosa creación de nuestra mente. 

La alquimia Natural Consciente trabaja, desde la Agricultura Natural, ese ámbito de realización que desarrolla el alimento de vida, y lo hace sabiendo sobre un presente y futuro creciente y evolutivo para la humanidad y la Naturaleza. Así, y como ya nos advertiría el maestro, la A.N. no es solo el cultivo de las plantas, sino también el cultivo espiritual de los humanos.

¡Abracemos -y abracémonos- con el gran conocimiento, alquimistas naturales y conscientes! Comencemos el viaje hacia afuera para que la Agrohabitura recorra cada rincón rural del mundo. 

Nota: El concepto de Agrohabitura,, se encuentra ampliamente concebido en el Tratado de Agricultura Natural de próxima y pronta publicación. Esperemos que podamos hablar de ello profundamente en tiempos cercanos. Que así sea.

jueves, 3 de diciembre de 2020

La autosuficiencia en la Agricultura Natural


Rescatamos algunos extractos del libro segundo de Vida Natural Consciente, para recordarnos temas muy importantes sobre la autosuficiencia dentro de nuestro ámbito de la Agricultura Natural.

“La autosuficiencia absoluta no existe, esto debemos repetirlo y tenerlo muy claro. No vivimos solos en este mundo, estamos en permanente interconexión con el resto de los Humanos y de nuestro medio, por eso hablar de Autosuficiencia, en sentido estricto, no tiene sentido alguno.” Pág. 264

autosuficiencia colectiva, relativa o polisuficiente significa vivir en el camino de la Autosuficiencia pero contando con la ayuda de los demás y con la ayuda que nosotros podamos prestar a los demás.” Pág. 265

 

La esencia de un bosque Natural de alimentos (b.N.a.) es la interrelación, la comunidad, el intercambio. Todo depende de todo, nada permanece saludable, y, por tanto, vivo, en una urna solitaria. Una hortaliza sobrevive porque vive en permanente comunicación con las otras plantas y con el medio, el agua, el aire, la tierra, el fuego, los otros seres vivos. Eso es lo que permite que la vida siga creciendo y evolucionando. La autosuficiencia, cuando tiende a ser absoluta, es el camino a la muerte.  

Por todo ello, decimos también que los humanos, como las plantas, si vamos hacia la vida, no somos entidades solitarias, sino comunales, y, por tanto, la autosuficiencia es relativa en tanto que dependemos, en una dependencia relativa, claro está, de todo el medio y otros seres cercanos de nuestra misma especie, y es por eso, que también es colectiva. Cuando decimos autosuficiencia, estamos diciendo que no somos absolutamente dependientes, sino que nos conformamos también en una dirección propia que nos marca la soledad necesaria, la interacción justa que no se encuentra invadida por una dependencia de un sistema de ciudad global, atroz y destructivo.

La autosuficiencia es polisuficiente porque tal convivencia depende de un grupo de humanos, siendo estos autosuficientes en el entorno del grupo que es cercano. Si fuese lejano, ya no estaríamos hablando de autosuficiencia sino de una polisuficiencia global, que implica una dependencia absoluta, con lo que estaríamos en el otro extremo. La ciudad -poli-, en su sentido -macro o -global, es totalmente contraria a la aspiración de la Vida Natural Consciente y la Agricultura natural, que es vida en el campo, desde el campo, en un sentido -micro o -pequeño. Lo pequeño interaccionado, es lo que permite la autosuficiencia polisuficiente, relativa o colectiva.

En jardín Natural Jamchen, somos autosuficientes en verduras, con lo que no necesitamos proveernos, si no queremos, de este tipo de alimento, en ninguna época del año; sin embargo, hay otros alimentos y enseres, que debemos mantener en interacción externa. Si esa interacción fuese local, una aspiración aún no realizada en nuestro contexto, podríamos ser completamente realizados en la autosuficiencia colectiva, sin duda alguna, en todos los aspectos posibles, no sólo alimentarios.  Ojalá que, en un futuro cercano, seamos más y más agrohabitantes, dentro de esa autosuficiencia relativa, que así sea.  

En las fotos que hoy se muestran y en los albores del mes de diciembre, observamos los últimos tomates y pimientos de la huerta, están acompañados de remolachas, que sobrevivirán y nos alimentarán todo el invierno, así como lo harán también los kales, las coles chinas, las lombardas, las lechugas achicorias y los repollos, entre otras hortalizas.  

Feliz final del otoño.  

Por una Vida más Natural y Consciente.
 

jueves, 26 de noviembre de 2020

Tarima de Clara Luz

Hace un mes que terminamos de construir esta tarima de cuatro metros de diámetro. Hicimos un trabajo minucioso y lento, para poder engarzar los pilares de madera en la roca dura y crear una estructura correcta que pudiese sostener los listones de madera en la forma circular.

Jardín Jamchen es un bosque Natural de alimentos (bNa) maduro en muy buena parte de toda la superficie de la finca. Sin embargo, aún quedan zonas que están madurándose o que no fueron intervenidas, salvo poco más de siega anual. El lugar elegido para ubicar la tarima es una de esas zonas semi-abandonadas, donde, hasta hace menos de un mes, prácticamente solo existía una encina, que fue el primer árbol que planté hace unos diecisiete años, durillos, un Pistacia terebintus y poco más. 

Cada espacio de este bNa, contiene preponderancias vegetales diversas, en función de lo que el mismo lugar fue notificándome, y la inspiración creadora propia. El trabajo conjunto con la Naturaleza, ha dado lugar espacios imprevisibles, que ahora, gracias al “no hacer” que hace -5 principio de la Agricultura Natural-, pueden ser vistos con mucha claridad. Por ejemplo, este lugar de la tarima, donde, sin quererlo, empezaron a dominar los blancos, con especies con flores de ese color como fueron los durillos, las lavandas blanquecinas y los amelanchier ovalis.

Con la fuerza de la gran causalidad, la que hemos llamado, “Tarima de clara luz”, se convierte en un lugar perfecto para la meditación, la contemplación y la reunión. Un espacio muy entrañable para ver la luna y las estrellas en la noche, para disfrutar de los atardeceres o los amaneceres hermosísimos que caen o suben entre las montañas. Rodearemos el círculo de tarima con romeros, simbolizando una flor de loto que se alza para conectar la tierra con el cielo, siendo este acontecimiento, uno de los principales y encomiables trabajos de la propia Agricultura Natural, y que hablaremos mucho de ello, Naturaleza mediante.

Ya hemos plantado algunos arbolillos nuevos, como almeces, un arce japonés, Prunus jóvenes de varias clases, uno de ellos es un ciruelo de casta antigua de frutos pequeños y deliciosos. También se prevén otras especies de frutales y otras silvestres que redondearán el ambiente natural que es dominado por jaras blancas y collejas.

Un gran abrazo y feliz día de lluvia otoñal  

 


 

lunes, 23 de noviembre de 2020

Agricultura Natural de sólo recolección


En estos preciosos días otoñales, continuamos con la recolección. Los recodos de nuestro bosque Natural de alimentos, contienen variados tesoros naturales que nos proveerán de alimento y, también, de medicina para este invierno.

A la luz de los crisantemos, que nos deleitan los sentidos en su contemplación y los sabores de nuestros platos exquisitos, recogen el abrigo de esas semiluces del abedul, los arces japoneses y otras arboledas, los diferentes frutos que nos dan las hierbas aromáticas. Sublimes recolecciones de esos mirtos olorosos para las tinturas, próximas flores de iris y tulipanes que renacerán en unas cuantas semanas.

Y, peregrinando por esos rincones, mientras vamos comiendo las deliciosas flores de romero, recolectamos las melisas, las saturejas alpinas -poleo montesino-, las hierbas luisas, las mentas y hierbas buenas, las mejoranas y oréganos, los últimos marrubios,...Un sinfín de hermosuras al paladar y al olfato, que nos acompañarán, durante las largas veladas de los tiempos fríos y el recogimiento, frente al apacible fuego de la chimenea. Por una Vida más Natural y Consciente!

jueves, 19 de noviembre de 2020

La tierra negra, el verde y el agua


Esta mañana, después de desayunar, pregunté: ¿Me podéis decir una frase para escribir un artículo? Y dijo ella: Tierra negra, el verde y el agua. Y después, dijo mi hijo pequeño de cuatro años: Las plantas que crecen en el campo, entre la tierra crecen con las hojas de los árboles y hay una luz.

Con tan preciada inspiración, me fui a rescatar un pequeño extracto del Tratado de Agricultura Natural, de pronta publicación, relacionada con nuestra nueva alquimia natural y consciente, que es el conocimiento supremo de toda Agricultura Natural. Este es:

“DEL antiguo Egipto nos llega la palabra Alquimia. Su origen viene de Khem, que significaba la tierra negra fértil del Nilo, como la más sublime materialización de la vida, en contraposición a la tierra roja del desierto. La tierra fértil es alimento para la vida vegetal, y por ello, para la vida humana también. La alquimia Natural Consciente bebe de su más magnánimo origen.”

El negro de la tierra contiene el fuego, el aire, el agua en la perfecta conjunción que permite el nacimiento de la vida vegetal, del verde. Es así como se manifiesta el “Ayu” en la naturaleza vegetal, que es la vida en esta Tierra. Y, de la misma manera, también para todos los demás seres que existen en ella, el Ayu es manifestado.

La Tabla Natural Consciente revela el alimento en la tierra, como la llave para la vida. Y es, en verdad que, siendo la nutrición magnánima -alimento natural consciente-, la unificación perfecta de todos los elementos, los agricultores naturales, los nuevos alquimistas, nos instruimos en su manifestación, para que la vida se revele por sí misma. El principio 5 de la AN permite que la Naturaleza disponga, dejándola hacer -no hacer-, y esto no significa un “no hacer” absoluto, significa un hacer humano también, pero correcto hacer, aun siendo imperfecto, aun con todos los obstáculos.

En la imagen de hoy, muestro el verde de una tierra negra, aquí conjugada, que cumple con todos los principios de la AN. Los pequeños rábanos rojos, conviven entre otras plantas silvestres. Varios ejemplares adultos de brócolis quedaron de la primavera pasada, ahora reviven con mucha fuerza y vida, junto a los nuevos ejemplares de rábanos, plantadas sus semillas hace dos lunas.

Dejo aquí el enlace del capítulo de la Tabla Natural consciente, para los que quieran aventurarse a leerla: Tierra Filosofal

jueves, 12 de noviembre de 2020

Paisajes otoñales

 




Hace unos veinte años, cuando llegué a esta finca, de 7.000 metros cuadrados, había un desierto con sólo unas cuatro especies de árboles y arbustos de porte salpicados, estos eran: almendros, olivos, retamas y algún acebuche pequeño. En estos días, estamos haciendo inventario de las especies que hoy habitan en este lugar, y son como unas 125 especies diferentes, sin contar la gran inmensidad de plantas de pequeño porte, entre aromáticas, hortalizas y silvestres nuevas.

Las imágenes que hoy muestro, pertenecen a un sector del Jardín Natural Jamchen, que hemos llamado “El rincón oriental”. Se expresan árboles donde aparecen preponderantes, los rojos otoñales con especies no autóctonas venidas de Oriente. Sólo en este espacio, nos encontramos con unos 32 tipos de árboles.

Estas especies no autóctonas se encuentran completamente naturalizadas. Igual que un pájaro traslada las semillas a los diferentes lugares, los humanos también colaboramos en esta labor de integración y expansión. Según mi observación, muchos árboles de ecosistemas variados, consiguen adaptarse perfectamente al medio, independientemente de donde nos encontremos, si gozan de la diversidad suficiente. Y, lo más importante, una vez naturalizados, árboles que necesitan de lluvias abundantes, conservan, por sí mismos, en el seno de la tierra, la humedad de la tierra necesaria para su propia supervivencia, lo que permite que apenas tengamos que regar, manteniendo, incluso, muchos de los frutales compañeros también.

Por lógica supina, para realizarnos en la Agricultura Natural, no necesitamos de tan alta diversidad si no queremos; los acontecimientos de este lugar, han dependido de motivaciones personales, sin embargo, podemos estar seguros que, cuanta mayor sea esta biodiversidad, cuanta más protección daremos a nuestro bosque Natural de alimentos.

En el otoño hay una despedida del sol, que va templando su fuerza dirigiéndose hacia el invierno frío. Del mismo modo que es tan hermoso contemplar los rojos atardeceres, que es cuando el sol se despide del día, podemos sentir ese “hasta pronto” estacional del astro rey, en el inmenso universo de rojos, naranjas, amarillos y morados, todos ellos, colores calientes.

Que el rojo otoño sea pues, la alegoría que nos recuerda la vida expresada en toda su inmensidad, a través del ciclo que lleva a esa vida a la misma muerte, que no es más que el descanso y la regeneración necesarias para un nuevo amanecer, para una renovada vida nueva que se repite constantemente, una y otra vez. Comprendemos que el preludio a la muerte, expresado en el otoño con toda su intensidad de colores calientes, es el anuncio de la nueva vida que está por venir. 

Nos despedimos con estas hermosas imágenes de un bosque Natural de alimentos ya completado, ensalzando aquellos viejos ensueños que se muestran ahora en una realidad viva y realizada. Directamente ante nuestros ojos, con todos los sentidos puestos en ello, los preciosos naranjas de los kakis fundiéndose entre los verdes intensos de los laureles, los amarillos soleados del rey abedul, los universos calientes del liquidámbar expresando sus bellísimas tonalidades frente al verde limpio de los bambúes. Mirtos, enebros chinos, árbol de Júpiter, poincianas, perales, cerezos, granados, el lindísimo aligustre de China agazapado entre los pinos limoneros, la dulzura de la tuya esmeralda, …

Celebremos esta gran expresión que la naturaleza nos brinda. ¡Por una vida más Natural y consciente!

     




sábado, 7 de noviembre de 2020

Cultivo natural con alfalfas


Una vez que hemos obtenido un grado alto de tierra, a través de la incorporación de arboleda y las incorporaciones de plantas adecuadas, ya podemos ir plantando hortalizas de tal grado, como son las coles, por ejemplo.

La alfalfa es una leguminosa altamente interesante para cultivar de forma natural, posee una raíz profunda pivotante que permite la oxigenación y la incorporación de nitrógeno a la tierra. Por las características particulares que tiene esta planta, también permite desplazar otras posibles hierbas que pudiesen molestar a nuestras hortalizas, y, además, sus tallos son un perfecto y abundante acolchado. Una práctica, esta última, insoslayable para la protección, la salud y la nutrición de nuestros cultivos. Recordamos que el acolchado en verde provee más nitrógeno que carbono, y en seco, al revés. Otra de las grandes ventajas de la alfalfa para cultivo natural de hortalizas es que, durante el tiempo calurosos estivales, sus altas ramas protegen a nuestras plantitas que pusimos en la primavera y que durante el otoño, tomarán su partida mayor de crecimiento. El único trabajo que existe es segarlas y colcharlas  cuidadosamente.

Durante el primer año que esparcimos semillas de alfalfas en un lugar, las plantas se aprietan mucho entre ellas y da la sensación de que no podemos poner ninguna hortaliza. Más lejos de la realidad, al segundo año, podemos ya observar, cómo las alfalfas han dejado espacios intermedios perfectos para poner nuestras delicadas plantitas.

En la imagen tenemos unas plantas de brécoles recién plantadas de la temporada del otoño, el ejemplar que vemos mayor, corresponde al año anterior, que aún nos dará fruto este año también. En esta zona ha sobrevivido como unos cuatro ejemplares. Nos servirán también para después ir realizándonos en la natural domesticación. 


En estos preciosos días otoñales, continuamos con la recolección. Los recodos de nuestro bosque Natural de alimentos, contienen variados tesoros naturales que nos proveerán de alimento y, también, de medicina para este invierno.

A la luz de los crisantemos, que nos deleitan los sentidos en su contemplación y los sabores de nuestros platos exquisitos, recogen el abrigo de esas semiluces del abedul, los arces japoneses y otras arboledas los diferentes frutos que nos dan las hierbas aromáticas. Sublimes recolecciones de esos mirtos olorosos para las tinturas, próximas flores de iris y tulipanes que renacerán en unas cuantas semanas.

Y peregrinando por esos rincones, mientras vamos comiendo las deliciosas flores de romero, recolectamos las melisas, las saturejas alpinas -poleo montesino-, las hierbas luisas, las mentas y hierbas buenas, las mejoranas y oréganos, los últimos marrubios,...Un sinfín de hermosuras al paladar y al olfato, que nos acompañarán, durante las largas veladas de los tiempos fríos y el recogimiento, frente al apacible fuego de la chimenea.

Por una Vida más Natural y Consciente!

martes, 15 de septiembre de 2020

La hermandad en Agricultura Natural

 

Existe un mito muy extendido, desde tiempos inmemoriales, sobre el desherbado en la agricultura, que debemos entender y profundizar dentro de nuestro ámbito de Agricultura Natural. Las plantas fueron domesticadas, desde hace miles de años, gracias a la selección, su aislamiento con otras especies de plantas y su conjunción dentro de las mismas especies. Esto provocó el cambio genético necesario para que fuese más favorable y comestible para el humano.

En libros ya publicados y el próximo por venir, hemos tratado y trataremos sobre la domesticación natural, como aquel espacio vital donde el humano interviene relativamente, conservando la especie a la vez que permitimos que la naturaleza también intervenga, manteniendo lo que llamamos la hermandad entre especies. La unión que provoca que nazca la vida. Se trata de un camino medio que no tiene nada que ver con la absoluta intervención ni con el absoluto silvestre. Algo que, en la práctica, ya se ha comprobado su gran amplitud.

Desherbar para plantar nosotros (al igual que hablar de desarbolar, que es lo mismo), es destruir lo que la naturaleza ha creado, no permitiendo que la hermandad necesaria saludable se produzca entre las plantas, manteniendo, además, distancias de seguridad entre las plantas de cultivo, para que cada una se mantenga como un soldado, en un aislamiento casi total. Estas plantas están tristes, enferman muy fácilmente, crecen artificialmente más de lo que es normal, necesitan de químicos para sobrevivir, etc. Esta actitud lo debilita todo, un camino que acaba en la destrucción, el desierto artificial absoluto.

En la foto podemos apreciar un conjunto de remolachas, pepinos, tomates, pimientos, entre otros, que conviven con malvas, una silvestre comestible y muy nutritiva, que vino sola y que se hermana al conjunto, permitiendo la interacción necesaria de convivencia del camino medio.

Hagamos analogía de la falta de hermandad en cada uno de los seres vivos de esta tierra y entenderemos la profundidad de una parte de la esencia de la Agricultura Natural, de la alquimia natural consciente.


domingo, 21 de junio de 2020

Por la Tierra Filosofal







En innumerables ocasiones, he tenido que dar muchas explicaciones para defenderme ante las convenciones agricultoras de mi zona, que no confiaban demasiado en mi proyecto. Pasaron muchos años, casi veinte, y, por fin, hoy, lo que fue un desierto sin vida, salvo matorral seco con algunos almendros y olivos, es un hermoso bosque fresco lleno de vida vegetal, humana y animal, que contiene más de cien especies de árboles y muchos cientos de especies arbustivas y de coberturas, tanto de alimento como silvestre.

El esfuerzo y el convencimiento de lo que hacía, mereció la pena. Mi finca se encuentra en lo alto del pueblo, como a un par de kilómetros de él, y desde muchas perspectivas, se puede apreciar la masa verde que delimita con el desierto actual que existe a su alrededor.

Los principios actuales de la Agricultura Natural, expresan, explícitamente, las formas de actuar, y no actuar, frente a esa actividad agricultora que aspira a configurar un completo intercambio sostenible para la Naturaleza y para el ser humano. Desde su nacimiento, el padre Fukuoka, albergó las bases con cuatro principios, y dispuso una filosofía clara y convincente sobre estos mecanismos. Con la filosofía de Vida Natural Consciente, hemos dado fuerza a esas primeras intenciones del maestro, amplificándolas y ubicándolas en un entorno humano y natural, acorde a nuestros días, para que conserven la fortaleza necesaria para su practicidad y su habilitamiento mental, que trasciende el simple método agricultor y que le dota de una necesaria universalidad. Algo que se hace vital, ante los acontecimientos actuales con los que nos enfrentamos.

Con la reciente publicación de la TABLA NATURAL CONSCIENTE de la TIERRA FILOSOFAL, que corresponde a un capítulo del próximo TRATADO DE AGRICULTURA NATURAL, y que será publicado en breve, naturaleza mediante, obtenemos la posibilidad de albergar esas aspiraciones.

Mi vergel contiene todo un universo de vida, sin embargo, cuando llegué aquí era una tierra enferma, moribunda, con una terrible falta de vida. La Tierra Filosofal son versos profundos, pero podemos entenderla muy fácilmente, si estamos abiertos a entender qué es lo que revela la alquimia de los agricultores naturales que activan la vida, que transmutan la tierra enferma en tierra saludable. Y esa transmutación, gracias al principio número 7 de VNC, actúa en todo el universo de vida que alberga, que son todos los cuerpos naturales que viven en ella, incluidos nosotros mismos.

Todo cuerpo que muestra enfermedad, muestra una tendencia a la falta de vida, este hecho tan sencillo de comprender, nos eleva la suprema comprensión sobre la necesidad imperiosa de aplicar esa vida que le falta, bajo los fundamentos naturales y conscientes, que son los únicos capacitados para ello, según ha quedado mostrado en la Tabla Natural Consciente.  

En manifestación relativa en este mundo, una tierra es un cuerpo, de la misma manera que un ser humano, es un cuerpo también. Ante cualquier situación que se encuentren los cuerpos, frente agentes externos que amenazan la pérdida de vida, siempre podemos alimentar esa vida. Pero necesitamos también defender el entorno, pues él es influencia vital de la interrelación con el resto del mundo. Si alguien se dispusiera a poner dentro de mi vergel, sin mi permiso, algún químico de fertilización, o de deserbado, o desarbolado, o de fumigación antiplagas, ¿qué se supone que yo debería hacer? Nuestros centros corporales son intocables y debemos actuar para defenderlo.

Por intereses artificilistas, los cuerpos de la naturaleza están enfermos y siguen enfermándolos, es, por esa razón, que los agricultores naturales actuamos como alquimistas naturales conscientes, defendiendo la salud de los cuerpos, intentando curar lo que está enfermo. Y lo hacemos: dando vida, e intentando expandirla, cuando sea posible.

En las fotos que anexo, se pueden apreciar algunas imágenes que muestran la línea que diferencia el DESIERTO SIN VIDA -TIERRA ENFERMA-, y EL BOSQUE NATURAL DE ALIMENTOS LLENO DE VIDA -TIERRA SALUDABLE-.

Reflexionemos sobre todo ello.

Por la Tierra Filosofal de los habitantes naturales del mundo.

miércoles, 10 de junio de 2020

Las plantas son el reflejo de lo que somos


Fukuoka nos dijo, en uno de sus principios, no echéis químicos a vuestros cultivos, ni para fertilizar, ni para sanar vuestras plantas, porque, si lo hacéis, romperéis el ciclo natural de defensa de la Naturaleza y todo acabará por ser destruido. Aquella sentencia ha recorrido el planeta.

Desde entonces, surgieron multitud de modelos para evitar usar esos químicos tóxicos, y todo fue muy bien, pero ¿entendimos entonces, en toda su extensión, el mensaje auténtico de la filosofía de Fukuoka? Desgraciadamente no, además de que había otros principios que no fueron tenidos en cuenta y que dependían también de esa primera sentencia.

La razón por la que me decidí a escribir sobre estos temas, fue porque, a través de mi propia experiencia con el campo y con el ejercicio filosófico y espiritual, me di cuenta que el mensaje del maestro había sido degenerado y malinterpretado, con lo que sentí que debía ser de nuevo promovida. Por entonces, no sabía con lo que me iba a topar. La cuestión es que ahí nació la renovada Agricultura Natural de Vida Natural Consciente. Muchas veces, debemos retocar y sanear los pilares de un valioso edificio antiguo, que fue parcheado y sobrecargado con peso indebido.

Y ahora vamos al tema: El ser humano es parte de la naturaleza y, siendo así, que no creo que haya duda sobre ello, entonces debemos medir bien ese principio de los químicos que introducimos en nuestro cuerpo también, que es tan natural como el de las plantas.

Los agricultores naturales que lo hemos experimentado, sabemos que las plantas responden maravillosamente bien ante las plagas, cuando tienen un ecosistema adecuado. Esto hace que las únicas enfermedades devenidas sean las naturales y tal correspondencia dota de salud general a todo el ecosistema.

Con el cuerpo y la mente humana pasa exactamente igual. Si les dotamos de un ecosistema alrededor adecuado, las únicas enfermedades sobrevenidas son las naturales. Teniendo en cuenta cómo vivimos hoy, debido a las infinitas interferencias tóxicas del artificialismo, no queda más remedio, entonces, que dar un doble tratamiento para hacernos a imagen y semejanza de lo que somos en verdad, pura naturaleza: el primero es, dotar ese ecosistema adecuado, y el segundo, ir desintoxicándonos de los químicos y otros artificialismos, también derivados de la separación, a través de lo que he llamado “Natural artificilidad”, que no es más que un proceso de transición.

Con la tierra filosofal -Tabla natural consciente-, recientemente publicada, estos términos tan sencillos de comprender que aquí expreso ahora, han quedado expuestas de tal manera, que las esencias fundamentales de la A.N. han acogido sentido universal y profundo sobre todas las manifestaciones de la naturaleza. No debemos perder nunca el hecho de que, cuando hablamos de Agricultura Natural, estamos cultivando no sólo las plantas, también estamos cultivando nuestro cuerpo y nuestra mente -espíritu-, como una parte más de la naturaleza.

No nos quepa duda, que las plantas son el puro reflejo de lo que somos también nosotros. Observando cómo son ellas, y cómo las tratamos a ellas, nos estamos observando y tratando también a nosotros mismos.

martes, 9 de junio de 2020

Una llamada a la reflexión


Existen varios temas muy relevantes sobre la mesa de discusión actual de todos nosotros, habitantes con derecho a pensar libremente, mientras los poderes trabajan para encontrar las mejores soluciones para los humanos. Una de estos temas, es sobre si es conveniente o no, en la situación actual, imponer una ley sobre el uso obligatorio de la mascarilla y sobre una vacunación obligatoria. Pienso que debemos reflexionar mucho sobre estos dos temas, que están creando tantas divisiones ideológicas y de convivencia.

Lo primero que debemos atender, lo que ya fue dicho, que es lo que la Constitución y los derechos humanos resguardan en cuanto a la libertad de las personas. Creo que este tema tiene hilos complicados, en tanto que, en situaciones como las dadas hoy, se cuestiona tal libertad, en tanto que se le da la presunción, si no se cumple con lo que se establece y que roba la libertad, de perjudicar a los demás. En una situación de emergencia real, esto podría tener sentido, y yo creo que casi todos los humanos, hemos sido responsables y asumido tal situación de manera eventual. El problema es el medio y largo plazo del asunto, que implica una posible presunción de tal “perjuicio”, que crea, a su vez, un “prejuicio” infundado, basado en supuestos que aún no han sucedido.

Determinar a priori, un condicionante de posibilidad, que atenta la libertad de las personas a medio y largo plazo, es altamente peligroso, y ATENTA DIRECTAMENTE contra el último artículo de la declaración de los derechos humanos. Más aún, si tales determinaciones, sólo están sostenidas por supuestos que no existen en el momento presente.

El mítico y antiguo Nostradamus, fue un visionario y atentó sobre toda ciencia. Se atrevió a determinar un futuro para los humanos, delimitando toda posibilidad de libre albedrío, eliminando, por completo, la capacidad humana para poder cambiar las cosas desde el momento presente, por la creencia totalitarista de un designio superior que estipula el futuro catastrófico, por encima de un humano inferior, sin capacidad alguna para cambiar tales ilusorios designios. Ante tal amenaza, solo cabe esperar el desastre, y con ello, los humanos vivimos tal desastre, sencillamente, porque lo hacemos realidad creyéndonoslo y actuando en consecuencia.

La ciencia médica de hoy, en muchas de sus vertientes, que son, presumiblemente, las que gobiernan a los gobiernos, están ya vaticinando nuevas catástrofes irremediables. Y ante tal amenaza, intentan proponer medidas que atentan, en un medio y largo plazo, a las libertades básicas previstas en las Constituciones de los países y en la Declaración Universal de Derechos Humanos ¿Qué hacemos? ¿Nos las creemos, o mejor reflexionamos un poco para salvar nuestras libertades? YO PROPONGO REFLEXIONAR, QUE ES LO MÁS SENSATO, ANTES DE CONFIGURAR UN MUNDO MEDIAVALISTA, BASADO EN “MITOLOGÍAS CIENTÍFICAS” QUE VATICINAN LA CATÁSTROFE.

Hagamos un ejercicio simple de reflexión y propongamos una manera inversa de pensar “a priori”: Supongamos que, en un ambiente naturalizado y consciente, el ser humano tiene la capacidad natural de pensar en positivo y puede dejar de creer, si quiere, en catástrofes futuras naturales, sobrevenidas de enfermedades infecciosas muy graves, capaces de destruir una gran parte de la humanidad. Supongamos, también, que el ser humano tiene la capacidad natural corporal de defenderse ante toda adversidad, si cuenta con las condiciones naturales y conscientes, sin tener que depender de la elaboración de preparados químicos, altamente contaminantes, para todos los cuerpos de la naturaleza.

Bien, tan posible es esta forma positiva de pensar “a priori”, como la primera opción negativa, que es justamente la contraria. Si las dos son posibles, ¿quién puede determinar la obligación a pensar una u otra? Sólo mentes totalitaristas, que no creen en la libertad de la naturaleza ni en la consciencia, o que persiguen un fin determinado, aún a sabiendas de estas creencias, pueden obligar a pensar en una de las opciones.

Si el futuro no puede predecirse, salvo que nosotros lo hagamos real con nuestras acciones, tampoco podemos dar como válido una “determinación” impuesta a priori, sea la que sea, si hay presunción de inocencia en las acciones previas. Lo que significa esto, es que tenemos el derecho inalienable y pleno de pensar, proyectar y enfocar nuestro futuro, tal como queramos, relativo a estos términos de pensamientos y acciones que afectan directamente a nuestra integridad y libertad personal, sin estar obligados ni condenados a pensar, que estamos afectando a nadie, pues tal afectación no es previsible, salvo por “mitología científica”.

Yo, personalmente, decido y abogo, por pensar, proyectar y enfocar nuestro futuro de forma positiva, con la confianza implícita en la capacidad positiva humana de crear su propio destino futuro. Con ello, pienso mi “a priori” de la siguiente manera: Si no hay pandemia ahora, no necesito proyectarla, ni en el presente ni en el futuro, por ello, apoyo la no obligación de usar la mascarilla de forma tan generalizada y pública, así como la de no lavarme las manos en lugares públicos con desinfectante químico, así como la de no prever una distancia supuesta de seguridad, salvo naturales evidencias, pues yo creo en la seguridad del contacto humano, así como la no obligatoriedad del uso de una vacuna u otra medicación química, como panacea de salvación ante una supuesta pandemia posible que no existe hoy, pues es mi integridad física y a nadie le corresponde, bajo ninguna circunstancia, a decidir sobre lo que introduzco en mi cuerpo. Aún menos, a juzgar a mi persona por ejercer tal manera de pensar.

NO CREO QUE NINGÚN SER HUMANO SALUDABLE, POR SU CONDICIÓN NATURAL, SEA RESPONSABLE DE LA ENFERMEDAD DE OTROS; sí creo, sin embargo, en la responsabilidad sobre el daño en la salud general, que están produciendo las substancias químicas artificiales en todos los cuerpos de la naturaleza.

Para los que elijan la opción contraria, yo les pregunto: si tanta fe, tienen ustedes por los químicos salvadores, protéjanse ustedes, introduzcan en su cuerpo toda clase de substancias contaminantes, es su derecho libre, pónganse una mascarilla de protección doble, que las hay, respiren su propio Co2 y vivan sin oxígeno, si ustedes lo quieren; de esta manera, estarán ustedes altamente protegidos, según sus designios, pero dejen respirar y vivir en paz a las personas saludables que no quieran hacerlo. SI TAN ALTA ES SU CREENCIA EN ESTAS PROTECCIONES, ENTONCES, NO TENDRÁN NADA QUE TEMER SI LAS USAN. SI TEMEN, ENTONCES SUS PROTECCIONES TAMPOCO SON SEGURAS, Y SI NO SON SEGURAS, ¿POR QUÉ QUIEREN QUE LOS DEMÁS PENSEMOS QUE LO SON? Discúlpenme, pero es absolutamente contradictorio.

Ante una contradicción así, de tan alta evidencia analítica y sensible, y ante todos los hechos de pensamiento mostrados, las opciones de todo habitante del mundo, que elija pensar en los términos positivos expuestos, son fomentar la reflexión y el diálogo pacífico entre las personas y ante las autoridades pertinentes y, en caso de dificultades, acogerse al derecho de rebelión, recogido en el último artículo la Declaración Universal de derechos humanos, que salvaguarda y defiende todas las libertades individuales y colectivas allí prescritas.     

jueves, 28 de mayo de 2020

El futuro en la Agricultura Natural


La tierra que nos fue dada por naturaleza, era fértil, pero el humano, en su insistente resistencia, fue explotando, exponencialmente, aquellos recursos. La forma de explotación, a nivel agricultural, fue el aislamiento, la base de toda domesticación.
El aislamiento excesivo de nuestras plantas de alimento, para conseguir producciones, más allá de lo que la naturaleza podía y puede dar, ha terminado provocando una destrucción masiva de nuestras tierras. Y este modelo ha sobrepasado todas las líneas de nuestra convivencia también.
La Agricultura Natural, con su filosofía de Vida Natural Consciente, plantea una alternativa que puede realizar una convivencia realmente evolutiva, así como también puede reparar lo que fue estropeado, tal como la medicina hace con los cuerpos enfermos. Sin embargo, esta posibilidad, ya abierta y en práctica, toca los pilares de la misma humanidad, una especie viva pensante, que no siempre está dispuesta a reconocer. Esta falta de reconocimento, es el resultado de la ignorancia, del miedo a desprenderse de aquello que cree que es.
En una tierra evolutiva, donde viven habitantes naturales y conscientes, no existe el aislamiento total, aunque sí un control y una intervención, implicando una apuesta directa al abandono de la domesticación brutal y todo lo que conlleva en la agricultura y en todos los niveles de vida también. Lo que en su momento llamé artificialismo, está basado en esa "domesticación absoluta", es algo que, si no nos ponemos en marcha para frenarlo, acabará con la posibilidad de que la humanidad pueda seguir subsistiendo.
Es muy sencillo, si creemos en la humanidad, y debemos hacerlo, creemos en su evolución en Naturaleza y Consciencia, que son sus dos naturales condiciones, como una especie más de este planeta, entonces podemos poner los medios sin dilación, y comenzar a cambiarlo desde su centro más poderoso, que somos nosotros mismos, aquí y ahora.
La ciencia objetiva actual, aún se está preguntando qué es consciencia; dice que no sabe qué es, porque no puede medirla con sus aparatos artificiales. Yo le digo a esa clase de ciencia involucionada y obtusa, que se ilustre un poco más y que aparte, mida el mundo que ha construido y que luego vaya a visitar los campos de los agricultores naturales, o mi mismo humilde espacio, donde antaño fue un desierto y hoy conviven más de 100 especies diferentes de árboles y mucho más del doble en especies arbustivas y plantas de coberturas, silvestres y de alimento. Un espacio donde cohabitan multitud de pájaros, donde pasean los zorros, los ratones, las culebras, los sapos, donde vuelan las abejas, donde existen toda clase de fauna diversa, junto a nosotros humanos. Un espacio donde todo está en perfecto y permanente equilibrio de vida, aun con sus avatares propios.
En nuestras manos está elegir si queremos seguir viviendo en el artificialismo atroz, con todo lo que conlleva, o poner la esperanza en un futuro feliz, integrador, múltiple y pacífico para la humanidad y la Naturaleza, que es lo que la Agricultura Natural incorpora en sus propuestas. Millones de personas en este mundo están esperando el milagro, pero el milagro está en ellos, solo necesitan ver que ese mundo en el que sueñan es perfectamente posible.
Un gran abrazo. Por una humanidad natural y consciente

jueves, 21 de mayo de 2020

El gran secreto de la consciencia y la naturaleza


En la naturaleza, muchas veces, por instinto de supervivencia, algunas plantas se imponen e impiden el crecimiento de otras de manera dramática. Y estas segundas mueren por esa causa. Esta es la visión estrecha. La visión amplia es que, el resultado final, con sus vidas y sus muertes naturales, es un estado equilibrado y armónico de vida general donde cada planta cogió su lugar y aquellas muertes individuales, no significaron otra cosa que una transmutación que permitió la continuidad de toda la generalidad. La vida general, entonces, sucede en un devenir continuado que no distingue la particularidad de vida, sino la totalidad y completud de ella. La hermandad natural colabora siempre en la vida de todos y no en las necesidades particulares de unos pocos.

En un estado de climax natural, sea cual sea esta, la visión amplia es fácil de percibir, hasta tal punto, que se manifiesta clara la completud. En ese estado sublime alcanzado, que no sucede tan evidente en los estados intermedios, la tendencia es siempre a la conservación y la amplificación del tiempo y la cualidad de vida particular.

La HERMANDAD HUMANA, SIENDO PURAMENTE NATURAL, actuaría de la misma manera dramática, y algunos individuos se impondrían sobre otros, por su propio instinto de supervivencia, y esto provocaría muertes por esa causa. Si permitiésemos actuar al humano de este modo, desde el instinto básico, como sucedió a lo largo de los millones de años, aseguraríamos la supervivencia general, pero, desde hoy, sería demasiado dramático, crearía mucho sufrimiento innecesario y no tendría correspondencia alguna con la razón, que es la otra parte que nos completa en consciencia.

Por este motivo, el Ser humano determina sus leyes, y así pone límites a la imposición. Y así nace la justicia humana. Aparentemente, esto nos aleja de lo natural y el ansiado climax, sin embargo, nada más lejos de la realidad. La consciencia, que es natural en nosotros tenerla, es, precisamente, la que nos permite ser naturales también. Pero hay trabas para ello, y están reveladas por un exceso de ley que, tratando de imponer límites a la imposición, se impone ella, acercándose a la amenaza dramática, aún peor que la propia muerte natural.

-1 En su rechazo a la naturaleza, si la ley actúa impositiva y fija, no permite la natural correspondencia, pero entonces se revela contraria a la naturaleza y se aleja del estado de climax. El artificialismo es su extremo y da un uso de analítica excesiva sin apenas correspondencia sensible, por ello tampoco natural, que termina siendo autodestructiva.

-2 Si la ley actúa flexible y abierta, permite la natural correspondencia, su autocrítica desde lo subjetivo que crea otras objetividades conyunturales, entonces esa ley es coyuntural también y se revela a favor de la naturaleza. Y este hecho, es lo que permite la justicia y la tendencia al estado de climax que configura la HERMANDAD CONSCIENTE HUMANA. Mas, sólo puede ser concebida, si es articulada desde los estadios de consciencia. Estos estadios de consciencia, tal como fue probado en la teoría estética de la indeterminabilidad y en los tratados de Vida Natural Consciente consecuentes, solo puede suceder en la templanza entre la sensibilidad y la razón humanas, es decir, entre las templanzas de lo puramente natural y lo puramente analítico -artificial-. Las templanzas se ponderan creando el balance de consciencia unificado al devenir externo de la naturaleza, que crece desde su propia base, dando consecuencia a un estado evolutivo real -perfectamente realizable-, de consciencia y naturaleza.

El resultado final de esta tendencia del balance, que está en permanente movimiento, es un estado de pura consciencia -climax consciente-, que tiene la visión amplia de la naturaleza también. Y como se dijo del climax natural, “es fácil de percibir, hasta tal punto, que se manifiesta clara la completud. En ese estado sublime alcanzado, que no sucede tan evidente en los estados intermedios, la tendencia es siempre a la conservación y la amplificación del tiempo y la cualidad de vida particular”.  

He aquí, expresado brevemente, sobre el gran secreto de la consciencia y la naturaleza.

viernes, 15 de mayo de 2020

El gran peligro de los transgénicos –vida artificial-




Según las grandes líneas científicas imperantes, saltarse la selección natural al intercambiar genes entre especies, e incluso reinos, que, de forma natural, son imposibles de mezclar, como son virus, bacterias, genes animales o humanos, etc., lo que conseguimos es controlar la producción de alimentos, primero para lograr ganancias y productos mayores, o incluso “mejores”, según sus visiones, y segundo, para controlar los daños producidos por otros factores no naturales. Nos encontramos ante la lucha por mantener la vida artificial. Una lucha que sólo puede llegar a un sitio, la destrucción total de la vida natural, y aquí está incluida la destrucción del humano.

Es un lugar muy peligroso, porque cada día se hace más difícil disponer de semillas no modificadas genéticamente. Hasta tal punto que, hoy día, casi todas las compañías que controlan la distribución de las plantas para la agricultura, tienen el mercado copado con plantas modificadas que están preparadas para hacernos dependientes. De tal modo que, o bien no producen ya semillas fértiles, o, las que producen nuevas plantas, están carente de frutos, es decir, sirven para una sola generación, o de dos, como mucho. En ambos casos, se intenta evitar cualquier caso de hibridación, con la intención de no perder la especie principal, por un lado -que sí están preparadas para resistir condiciones artificiales con los usos de químicos-, y, por otro lado, poder controlar los mercados, para ser ellos mismos los proveedores de las plantas. El humano se queda entonces en una posición de dependencia total de los agentes multinacionales, sin existir posibilidad alguna de libertad, ni de naturalidad. 

Para el segundo de los casos, donde usan la genética artificialmente para controlar los daños producidos por otros factores no naturales, justifican esta manipulación artificial diciendo que: Debido a que los químicos usados para la agricultura han provocado que las silvestres capturen esas contaminaciones, y, para evitar que las plantas de alimento se hibriden con esas silvestres, han modificado el gen para que sean infértiles y carentes de fruto futuro. De esta manera, no pueden “contaminarse”, y se pueden salvar las plantas de alimento.

Con toda claridad, podemos observar como la biotecnología genética, evitando toda hibridación, va absolutamente en contra de la propia domesticación, puesto que está matando toda posibilidad de que la Naturaleza pueda intervenir. Los humanos artificialistas piensan que pueden controlarlo todo. Es un peligro inminente este pensamiento ya que, si el humano se aísla de la Naturaleza, sencillamente, Ella muere; y si esto sucede, morimos nosotros también.

Los genetistas dicen que, ese carácter de pérdida de homogeneidad, es lógico, argumentando que, al cruzar dos especies de tan diferente carácter, es imposible mantener la homogeneidad de manera natural, por lo que se hace estrictamente necesario seguir manteniendo los cruces genéticos y las plantas madres artificiales. Es el miedo ancestral, la pescadilla que se muerde la cola.

No hay otra salida que volver a la verdadera domesticación. Y ella sólo es posible con lo silvestre incluido, por eso, la tendencia evolutiva para la humanidad, debe ser inversa a como se entiende; esto es: el abandono de la tecnología genética que impide la participación de lo silvestre y crea especies infértiles y naturalmente discapacitadas. Este abandono puede significar también un cierto grado de domesticación artificial aún, por los condicionantes que tenemos hoy día, pero ya con un camino claro trazado. Desde ahí, se abre la posibilidad de practicar libremente la domesticación natural, que debería ser objetivo de la agricultura general, y que sí que es nuestro objetivo directo dentro de la Agricultura Natural, y dentro de este tratado.


Anexo libro de Agricultura Natural de próxima publicación.

lunes, 11 de mayo de 2020

La libertad ganada



La esclavitud y la servidumbre ha perseguido a los humanos desde tiempos inmemoriales; con la declaración de derechos de 1789, por primera vez, se proclamaba, universalmente, el recurso supremo de las personas de la rebelión contra la tiranía y la opresión.  Pero, no sería hasta el año 1948 que la ONU acordara, por fin, la declaración universal de los derechos humanos, que determinaba para todos, la dignidad y el valor de la persona, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, basándose en la responsabilidad de comportarnos fraternalmente los unos con los otros, por estar dotados de razón y conciencia, tal como se resalta el artículo 1 de dicha declaración.

En los albores del siglo XXI, se han desatado sucesos mundiales que nos han hecho replantearnos muchas cosas, incluso hasta la libertad, donde, hasta ahora, no había duda alguna. Ciertamente, todo está en continuo movimiento, y esto provoca, insoslayablemente, la necesidad de nuevas maneras de pensar con sus nuevos paradigmas. Nuevos retos, nuevas soluciones.

Ante la difícil situación actual, hace unas semanas, la Agricultura Natural (AN) de Vida Natural Consciente (VNC), en su derecho colectivo de libertad de expresión y basándose en la filosofía expresa de VNC, declaraba públicamente la necesidad humana de implantar un nuevo derecho, por la salud natural, esto es: disfrutar de un aire, una tierra, un agua y un calor puros, tal como nos fue dado por natural nacimiento, con todo lo que ello implica. Del mismo modo, recordó el derecho natural de movimiento, según se desprende del artículo 13 de la Declaración Universal.

En un estado de alarma y de excepción, la libertad puede ser “supuestamente” limitada y siempre coyunturalmente, para salvaguardar la seguridad de todos, y “con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás”, o por motivos de salvaguarda del derecho a la salud, en este caso, pública. Nos encontramos ante un hilo de difícil medida, pero, aun en esta situación y expresada la colaboración de todos, nuestros derechos siguen vigentes, y debemos expresarnos libremente para poder ubicar los cambios que se pudiesen avecinar sin que corran riesgo estos derechos inalienables. En el artículo 30 de la Declaración Universal, se expresa que “no podrá interpretarse los derechos, para emprender o desarrollar actividades tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos” de tal declaración. Esto nos protege y nos da competencia a las personas para reclamar que, ningún tipo de ley, sea científica o política, o de cualquier otra forma, puede ir contraria, de manera continuada, o tendente a ser más permanente, a los derechos que tenemos todos lo humanos; y mucho menos, puede la ley, basada en alguna clase de ciencia, etc., obligar o alentar, servidumbre o algún tipo de diferencia entre las personas, sean como sean, o tengan la condición que tengan.

Puesto que la ley, ni las autoridades competentes, tienen autoridad para clasificar a las personas por ninguna clase de rango, tengan la condición que tengan, un virus o lo que sea, toda persona es libre de relacionarse con su condición natural, si lo desea, y nunca puede suponer una amenaza social por su natural condición, tal como se desprende en el artículo 2 de la Declaración Universal: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamadas en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.  

Las personas llamadas, equivocadamente, vulnerables, adorarían vivir una vida con los suyos, y ellas tienen la libertad total de protegerse o encerrarse, si es su deseo, sin embargo, las personas sanas, con o sin virus, tengan la condición que tengan, tienen el derecho de seguir viviendo, nuestros hijos deben enamorarse, besar, abrazar, contactar libremente con sus semejantes, no se les puede robar ese derecho, debemos abrirnos a la vida, crear vida, no se puede vivir con miedo a morir o enfermar, y mucho menos que suponga una amenaza impuesta bajo el resguardo de la ley, esa enseñanza a nuestros hijos es de total irresponsabilidad e ignorancia y falta a nuestros derechos fundamentales.

El pensamiento y la realización material de VNC, están basadados en la templanza expresada según los términos de la teoría filosófica de la indeterminabilidad. Esta manera de pensar, sentir y materializarse en este mundo, defiende unos términos de respeto y confianza en la humanidad y al entorno de dicha humanidad, que es la Naturaleza. Estas posturas defienden la necesidad de naturalización humana y de evolución de la consciencia, albergando los espacios intermedios de “natural artificialidad” con la esperanza de que las dos tendencias, aparentemente opuestas (artificial- natural), puedan articularse en un libre intercambio que no extreme ninguna de las propensiones. De esta forma, rechaza cualquier clase de totalitarismo, tanto desde el conocimiento científico, o tecnológico, como de otros conocimientos, y sin excusa alguna para que estos extremos puedan imponerse totalitariamente, o suponer una amenaza, a nuestros derechos universales de libertad.

Los humanos nos hemos ganado el derecho a opinar libremente, continuemos haciéndolo, pero recordemos que sólo opiniones respetuosas y dignas, que no alienten la violencia, la intolerancia, la mal-intención o la mal-interpretación, etc, es lo único que puede asegurarnos ese derecho a la libertad de expresión, con toda la diversidad de opiniones incluidas. Aun siendo estas no coincidentes, conforman el maravilloso mundo universal del respeto y la convivencia armónica, rasgo evolutivo humano que, en razón y consciencia, es máxima de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Debemos expresar la necesidad de alzar nuestros derechos, con la defensa también explícita del medio ambiente, debemos fomentar el diálogo sensato, así como buscar el término medio que no esté abocado a la imposición o el totalitarismo del conocimiento, sea esta la científica objetivista, la tecnológica, o de cualquier índole. Para ello, se hace urgente habilitar las transiciones necesarias entre las tendencias, con la intención de que todas las personas puedan conservar y ejercer el derecho que tenemos ganado y que nos sacó de la esclavitud.

Por una vida más Natural y Consiente.     


miércoles, 22 de abril de 2020

El aire puro es un derecho inalienable y la responsabilidad de todos


https://agriculturanatural.net/?p=3762

La autosuficiencia relativa o colectiva


En los tiempos que corren, muchos de nosotros estamos poniendo una mirada en la autosuficiencia, como si el mundo fuera a dejar de apoyarnos. Como si nos fuésemos a quedar completamente solos. Nada más lejos de la realidad. Sin embargo, no por ello, deja de ser importante la autosuficiencia, de hecho, de alguna manera, es una parte del camino que nos va a tocar vivir. Este proceso, que nos conecta directamente con la naturaleza, nos conecta también con otras personas que se suman.

En el concepto avanzado, hablamos, o/y hablaremos, de una autosuficiencia relativa o colectiva; a sabiendas de que, cuando ella fue realizada, las cosas cambiaron también. Así fue dicho:

(...) Como hemos visto, la Autosuficiencia absoluta no existe porque, hagamos lo que hagamos, siempre vamos a depender del exterior, por mucha introspección que hagamos y aunque creamos valernos por nosotros mismos. Cuando nos damos cuenta de esto, es cuando el viaje interior real y expansivo comienza. Es necesario este tiempo Natural de Consciencia introspectiva; el silencio y la Naturaleza saber informar bien; entonces, un día comprendemos que allá en el interior no hay nada que ver, que está vacío de contenido. Curiosamente, en este momento, cuando hemos descubierto que podríamos ser capaces de valernos por nosotros mismos, sin apenas contacto con el exterior, es cuando nos damos cuenta de la necesidad de lo externo. Es entonces también, cuando comenzamos el viaje realizado hacia la Autosuficiencia relativa o colectiva. (...) Ref. pag.273 Vida Natural Consciente. Parte 2.

Desde aquí, este viaje se transforma, por sí mismo, en lo que llamamos Polisuficiencia autosuficiente. No perdemos de vista, a pesar de esta linealidad del planteamiento expresado, que también se conforman expresiones intermedias de transiciones diversas y de acciones colectivas desde el principio del proceso natural y consciente.

Por un mundo que se siente y se piensa en la colectividad directa y realizada.

lunes, 13 de abril de 2020

El comienzo de la vida y un pequeño castaño

Mientras aquí estamos concentrados en este retiro, en mitad de esta crisis mundial, enfrentándonos -en unidad- a nuestros interiores, entrando en nuestro presente más difícil, al que hemos vuelto la espalda, tantas y tantas veces, e intentando vencer todos los miedos a los que estamos expuestos, sigue lloviendo.
La Naturaleza no para de contarnos muchas cosas, sigue adelante mostrándonos su infinita sabiduría llena de vida. Muchos de nosotros no podemos verlo, ni siquiera sabemos que existe algo así, y eso es un inconveniente muy grande; sin embargo, todo esto que está sucediendo ahora, a pesar de lo difícil que es, también supone una oportunidad enorme para reflexionar y sentir lo que realmente es importante para nosotros mismos y, sobre todo, desde ese “desde adentro hacia afuera”, del que tanto hablamos en Vida Natural Consciente, de cómo influye, de manera global y unitaria, este nosotros mismos.
En numerosas ocasiones, he hablado de la trascendencia que tiene acercarse a lo más pequeño, simple y diminuto acontecimiento en la naturaleza, como la más magnánima muestra de toda la grandeza del universo. Y es que allí, en ese espacio tan reducido, es donde se produce todo; y, tal comprensión simple, nos ofrece la sabiduría necesaria para completarnos en todos los acontecimientos posibles e ilimitados.  
En mis tierras hay un castaño autóctono, pero se está perdiendo, hasta tal punto, que quedan muy pocos ejemplares. Justamente, como hace unos quince años, planté uno; sus frutos hoy día, son dulces y exquisitos, de una calidad incomparable con los de otras clases. Este año sembré algunas semillas con la intención de poder repartir los arbolillos entre los paisanos, intentando que esta especie originaria no se pierda. Ya brotaron algunos y he regalado un ejemplar. Espero que pronto pueda entregar los demás.
El comienzo de la vida, comienza con una semilla. Muchas veces no germina, otras veces sí, pero el esfuerzo que hacemos por mantener la vida, en su potencial más germinal, es lo que nos asegura el crecimiento natural consciente humano y la supervivencia y la continuidad en esta tierra, de todo aquello que es manifiesto para nosotros ahora. Aprendamos de un simple y pequeño castaño, para darnos la fuerza para seguir plantando esas semillas, dentro de nosotros, y hacia afuera de nosotros también.
Intentemos que sea el retiro más feliz posible, lleno de esperanza, amor y compasión.