viernes, 2 de junio de 2023

Oro cultivo


Fue el cultivo del cereal el que, desde hace muchos miles de años, cambió el rumbo de la historia. Desde entonces, se convirtió en uno de los principales alimentos humanos y millones de hectáreas en todo el planeta, donde antes había bosque, quedaron reducidas a campos dorados sin vida. Oro cultivo fue la panacea del alimento y generó mucha riqueza y poder. 

En la búsqueda de la productividad y la riqueza de unos pocos, la domesticación de los cereales terminó siendo un viaje de crecimiento sin fin hasta tal punto, que nos dejó casi sin retorno según sus estipulaciones, sobre todo en el último siglo, con la intervención de los laboratorios químicos y las manipulaciones genéticas artificiales. 


Los cereales que la mayor parte de la gente del mundo consumen hoy día, provienen de semillas peligrosamente modificadas y provenientes de cultivos destructivos completamente dependientes de los productos químicos fertilizantes y anti-plagas, además con un contenido supra-elevado de gluten que causa estragos en nuestros organismos. Siendo el cereal el alimento básico humano, estos hechos expresados se deben tomar con suma atención y consciencia, las graves consecuencias para la salud de la tierra y la de los seres vivos que la consumen, es lo suficientemente trascendental como para poner los medios con la intención de frenarlos lo antes posible.


La destrucción generalizada de los ecosistemas, junto a la utilización de semillas modificadas, las malas prácticas de cultivo y el uso de químicos, unida a la insalubridad de este mal llamado alimento, no solo está destruyendo la capacidad natural del planeta con su clima y sus otras idiosincrasias maravillosas, sino que también está enfermando a millones de personas en todo el mundo. El artificialismo y la alta tecnología, con total ignorancia y ante esta situación de enfermedad generalizada provocada directamente por ella misma, alberga sus soluciones demoledoras aún más graves, fabricando más y más químicos y otras manipulaciones para aplicar a la tierra y a las personas, constituyendo un círculo cerrado de autodestrucción que puede ponernos en una situación de muy difícil retorno en un corto y medio plazo si no lo frenamos.


Lo que podríamos esperar desde las “macroeconomías” es que pongan los remedios inmediatamente para abandonar las altas tecnologías, dejando de usar los químicos, en casi todas sus vertientes, así como esas semillas artificiales y retornen a aquellas originales de antaño, fomentando la restauración de los ecosistemas y promoviendo el retorno a las condiciones naturales, los cultivos respetuosos y el consumo consciente por parte de la gente. Desde las “microeconomías”, que somos todos y cada uno de nosotros, lo que podríamos esperar es que, desde nuestras voluntades libres, retornemos a esas prácticas naturales y conscientes de cultivo y de consumo, dejando de apoyar a esas “macro” destructivas.


En esta casa comemos pan solo una vez al día en el desayuno con una masa madre naturalmente preparada que mantenemos desde hace años. Haciendo chapatis en vez del pan clásico, gastamos muy poca energía en la elaboración y con una pequeña bola de masa, que cabe sobrada en una mano, tenemos para todos. Siempre nos aseguramos que la harina que consumimos sea integral, provenga de semillas de cereales ancestrales, sin químicos y de cultivos respetuosos y apenas gastamos los 10 kilos para tres o cuatro meses. De vez en cuando nos pegamos un lujo y hacemos una barra de pan en el horno con su bellísimo dorado, como se puede apreciar en la imagen de hoy, pero es excepcional. 


Entre todos, sólo con el consumo, ya podemos hacer mucho si queremos.  


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