lunes, 1 de febrero de 2021

Épocas de almácigas

El comienzo del cultivo natural, puede venir dado por esparcimiento directo en tierra de las semillas o mediante el cuidadoso germinar que nos dan las almácigas. Las almácigas son pequeños espacios de tierra dedicados a los semilleros, y es la costumbre popular desde tiempos inmemoriales. Diversas técnicas de germinación se han desarrollado a lo largo del último centenio, sin embargo, no hay mejor forma natural de hacerlo que a través de las almácigas tradicionales.

Para este año, he decidido hacer unos macetones de piedra, ladrillo cocido compacto, cal y arena, cercanos a la vivienda y cubiertos de los fríos y los vientos, para que esta labor sea más cómoda; pero se puede hacer, perfectamente, en cuadrantes de la huerta, como he hecho tantas veces, y sigo haciendo, para determinadas hortalizas. Esas almácigas naturales de la huerta, tienen la ventaja de que producen plantas durante mucho tiempo, y, cuando maduran, se quedan como huerto propio, con vegetaciones muy adaptadas al medio, que nos permite, incluso, coger semillas de ellas.

Pese a lo dicho, algunas hortalizas necesitan de cuidados más esmerados, la razón es porque genéticamente, a través de los años, se han ido condicionando a un ciclo anual, no siendo anuales en su origen. Por ello, debemos atender, muy cautelosamente, su germinar. Estamos hablando de las solanáceas y algunos tipos de coles. Así tenemos, pimientos y tomates, por ejemplo, que necesitan estar en tierras, más o menos calientes, ya desde el mes de febrero hasta principios de marzo, lo más tardar.

Lo propio de los antiguos era usar estiércol abundante y esteras encima de las almácigas, para calentar las semillas. ¡Ya veremos cómo apañamos los nuevos viveritos de febrero!, ¿quizás con unos soportes fabricados con cañitas flexibles de bambú del terreno?…

Abrazos naturales y conscientes


 

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