domingo, 16 de mayo de 2021

El compost en la Agricultura Natural

 

El maestro Fukuoka fue muy explícito en esto, el compost elaborado no merece la pena. Mucho hemos expresado sobre este tema, y podemos acudir a todo lo que está escrito si queremos profundizar en este principio fundamental, pero lo más relevante, es reforzarnos en este convencimiento y realizar, por nosotros mismos, sobre todo, por qué afirmamos que no usamos compost elaborado.

Todo el conocimiento científico del mundo sobre los microorganismos de la tierra y demás componentes vivos, con el fin de elaborar artificialmente abonos para nuestras plantas de cultivo, jamás nos darán el gran conocimiento de la vida que hay en ellas cuando dotamos de libertad a la misma naturaleza, con una intervención mínima, para que ella haga el mejor compost que pueda existir, sin nuestra obstinada intervención y manipulación de su crecimiento.

Nuestras plantas de alimento cada vez son más y más débiles, menos y menos nutritivas; la causa principal, aparte de la domesticación tan extrema de plantas y ecosistema, que ha provocado una dependencia casi total de la naturaleza, es el aporte continuado, precisamente, de ese extra alimento llamado compost elaborado u otros fertilizantes vivos, etc. Es por esa razón que en AN ponemos preponderancia en lo contrario, y esto no significa que dejemos de nutrir a nuestra huerta, significa que el esfuerzo de elaborar compost, sencillamente, aparte de ser un trabajo excesivo que no merece la pena, tal como afirmó Fukuoka, es una manipulación extrema que atenta directamente sobre la libertad que nuestras plantas necesitan para ser naturales.

Esta actitud de la AN, que intenta no ajustarse a lo excesivamente elaborado, dota al humano de una cualidad que se llama natural y consciente, y es llamada así, porque tiene en cuenta la naturaleza, dejándola ser a ella misma. Con ello, el humano tampoco deja de ser quien es y de ajustarse a sus necesidades de alimento, porque, de alguna manera, también interviene, es una cuestión de grado y cualidad. Dar la espalda a este hecho, es mantener una actitud tendente a ser artificialista en el ámbito del cultivo, es decir, es mantener una actitud contraria a ser natural y consciente, por eso decimos que la AN, que trabaja a la inversa, pertenece al ámbito de la Vida Natural Consciente.

La cuestión ahora es el cómo hacemos entonces, algo que parece que preocupa mucho a los ecológicos científicos y a algunos otros sectores de la permacultura. En este artículo, intentaré mostrar un pequeño ejemplo de lo que estamos afirmando.   

En la imagen primera, se pueden apreciar unas matas de guisantes silvestres, entre ellas, también hay vezas silvestres y otras plantas valiosas del punto de vista nutritivo de nuestra tierra. Todas ellas crecen copiosamente cada primavera en mi finca. Cuando llegué aquí, hace como unos 20 años, crecían muy pocas de ellas. La razón de ello era que no existía bosque Natural de alimentos (bNa), es decir, no había un equilibrio ecosistemático creado. Según la AN, este equilibrio, o climax, de bNa, se consigue gracias a la incorporación consciente de arboleda silvestre; y es en este camino, donde nacen y se establecen estas clases de plantas de forma natural.

El árbol silvestre es el gran valor dentro de la AN, él es el comienzo de la nutrición, el descompactado y la riqueza de nuestra tierra, él hace que en nuestra tierra se incorporen, por sí sola, las plantas que necesitamos. Es la gran magia de la vida que no podemos manipular, por ello, sin árboles silvestres, no podemos concebir AN alguna, y es también, por esta razón, que hemos incorporado el sexto principio de bNa. En cualquier caso, podemos ayudarla un poco esparciendo este tipo de semillas en nuestro campo -existen un universo amplio de clases de ellas-, si queremos avanzar un poco antes para determinados estados de transición -nuestro principio 8-.

Cada año, estas plantas de cobertura me producen casi una cuarta de alto, por metro cuadrado de base, de materia orgánica, con lo que, por cada 1000 metros cuadrado de mi finca, obtengo mil cuartas, es decir, muchísimos kilos de materia valiosísima -biomasa- para el suelo, es decir, de compost natural elaborado por la naturaleza. Eso sin contar con los millones de hojas caídas cada otoño de los árboles.

Y ahora comparemos. En la segunda imagen, se pueden apreciar dos montones de compost natural de mis desechos de cocina producidos en dos años. No he elaborado nada, sencillamente los he acumulado allí y les he echado paja de mi campo encima para cubrirlos un poco. Esto no es compost elaborado, es sencillamente un “podriero”, como decían los antiguos de mi zona. ¿Merece la pena preocuparse entonces en elaborar compost en tales condiciones ecosistemáticas de producción de biomasa? Si comparamos, por ejemplo, los desechos de cocina producidos por una familia en dos años, es decir, dos montoncitos, que son como unas seis cuartas por metro cuadrado, por los miles de cuartas que tengo cada año en la finca, creo que la lógica es aplastante.

Y ahora, preguntémonos ¿Qué necesita saber más la ciencia moderna sobre ello? Esta ciencia diría que no es suficiente para alimentar a nuestras hortalizas, por ejemplo, y que por ello necesitamos conocer todo un sistema complicadísimo de conocimiento, recoger las materias de los ya pobres y esquilmados bosques de afuera, etc., con todas las implicaciones económicas y sociales que ello contiene. Entonces, la AN contestaría que, además de lo dicho, con un poco de estiércol y plantando las plantas adecuadas -véase Tratado de Agricultura Natural y el sistema de grados de la tierra y las plantas-, dejando, en el mundo de coberturas, silvestres alrededor, también con su segado, es más que suficiente para demostrar que nuestras verduras y frutales crecen excelentes y sanas. La AN no espera milagros artificialistas, se encuentra directamente en la tierra, junto a ella, es muy simple, ¿demasiado simple?

Bienvenidos a la Agricultura Natural real.


No hay comentarios:

Publicar un comentario