sábado, 8 de mayo de 2021

Por una Naturaleza libre en hermandad humana

 


Con un elevado grado de análisis separado de la Naturaleza, es decir, con una expresión “sólo mente”, el artificialismo cuenta con poderosas razones para determinar sus leyes. Unas leyes ajustadas a la conservación de una vida que rechaza el devenir natural y que intenta controlarlo, de tal forma, que éste no se manifieste.

Una mente humana artificialista, se encuentra muy carente de sensibilidad natural -no tiene contacto, ni tiene desarrollado, sus sentidos-, esto hace que pueda llegar a pensar, por ejemplo, que las valiosas plantas silvestres varias, o las dulces y hermosas hojas caídas de un árbol, o los mismos árboles silvestres en sí, que son todos el alimento y la medicina de la Naturaleza, crean suciedad, contienen bichos dañinos de toda clase, con lo que se les suponen que son un peligro para los cultivos y para la vida humana artificialista; y es, por ello, que son perseguidos y exterminados.

El contacto sensible con la Naturaleza es tan rechazado para la mente artificialista, que llega a ser realmente un acontecimiento muy obsesivo. Este hecho hace que sea capaz de intentar controlar, incluso por imposición y totalitarismo, todas las causas sensibles, que son sobrevenidas de los elementos esenciales y naturales de la Naturaleza, como son la energía del sol, del agua, de la tierra y del aire, acotando la manifestación libre que ellas contienen en su relación con los seres libres, impidiendo, con ello, la manifestación libre de toda vida natural.  

El artificialismo cuenta con razones poderosas analíticas sí, pero estas están absolutamente carentes de toda sensibilidad, tanto en mente como en experiencia sensible, con lo que su grado de consciencia es bastante deficiente. Sin Consciencia hay ignorancia -no hay evolución humana-, y la tendencia, en estas condiciones, es la destrucción. En Vida Natural Consciente, libro 2, fue extensamente definida la Consciencia, allí podemos probar, en fuerza analítica sensible -filosófica-, todo lo que aquí ahora estamos expresando.

La Agricultura Natural de hoy, es portadora de esa fuerza analítica sensible, pero también es portadora de fuerza analítica objetiva, tal como se ha mostrado, en grado de conocimiento histórico y de ciencia esencial, en el recién publicado Tratado de Agricultura Natural. La capacidad doble de fuerza analítica, es capacidad consciente, y solo puede ser revelada con la experiencia de vida directa de campo. Es decir, la Naturaleza es una entidad externa a ser observada, es decir, es objetiva y conforma patrón “relativo y flexible” de ley, pero, la Naturaleza lo que es, sobre todo, una entidad interna para ser experimentada -en experiencia directa sensible y en mente sensible-, es decir, es subjetiva y conforma, o no, un patrón individual, sea este también grupal, si así lo quiere.

En definitiva, lo que estamos declarando es que los agricultores naturales ya han dejado de ser, para los ojos artificialistas, unas gentes “palurdas e incultas” fáciles de dominar, entre otras cosas porque nunca lo fueron, en verdad; y, fundamentalmente, porque hoy sí que posee fuerza analítica sobrada y de experiencia sobrada, para defenderse y no estar necesariamente condenados al conocimiento ignorante y a las leyes ignorantes sobrevenidas de ese conocimiento proveniente de la nueva Babilonia; por libertad de natural de expresión, y por libertad natural de vida en experiencia. ¡

Por una Naturaleza libre en hermandad humana

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